“Si me muero, dile a mi familia que me perdone”, dijo Abd al Wahab, el prisionero yemení de 33 años que ya lleva 11 en la cárcel de Guantánamo. El abogado David Remes, que representa a 15 detenidos, 13 de los cuales están en huelga de hambre, se comunicó este viernes vía telefónica con sus clientes encarcelados y habló con ellos aproximadamente una hora y media.
Remes dice que los presos están dispuestos a morir si no cambian las reglas que rigen la oración y el uso del Corán en la cárcel. Wahab confesó a Remes que los huelguistas sienten que “la muerte está con ellos, la muerte se acerca a ellos” después de más de siete semanas en huelga de hambre.
“No quiero que lo insulten (al Corán), incluso lo necesito para vivir”, le dijo a su abogado Wahab.
Wahab es uno de los 130 presos que se declararon en huelga de hambre en protesta por las violaciones de los derechos humanos en el recinto y la confiscación de los ejemplares del Corán y otras pertenencias, como objetos para afeitar, cepillos de dientes, libros, fotos familiares, cartas y correspondencia legal. Además, a través de sus abogados los presos se quejaban de que les privan de agua potable y tienen que enfrentarse a temperaturas extremadamente bajas.
Entre tanto, el portavoz de la institución penitenciaria, el capitán Robert Duran, insiste en que el personal trata con “el máximo respeto” el Corán. Además dice que solo 37 prisioneros se niegan a comer, 11 de los cuales se alimentan a través de un tubo, y dos fueron hospitalizados a causa de una deshidratación severa.
Según el abogado, otro prisionero, Uthman Abd al-Rahim Muhammad Uthman, ha perdido más de 20 kilos desde el inicio de la huelga y está en estado grave. El Centro para los Derechos Constitucionales denunció que muchos presos que están en huelga de hambre tienen tos sanguínea y se desmayan.
Además, en la conversación telefónica Uthman dijo que los prisioneros de Guantánamo tienen poca fe en el nuevo comandante de la cárcel y que no confían en el Comité Internacional de la Cruz Roja, que recientemente les visitó en una misión supervisora. “Nadie habló con ellos”, dijo el preso a Remes
(Tomado de Russia Today)
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