Cientos de agentes de la Policía de Turquía intervinieron por la fuerza y tomaron control de la histórica plaza Taksim, en el centro de Estambul -al oeste del país- procediendo a desalojar a los manifestantes que desde hace 12 días acampaban en el lugar, como señal de protesta contra ciertas políticas del primer ministro Recep Tayyip Erdogan que consideran autoritarias.
La policía irrumpió la plaza de forma inesperada, utilizando unidades blindadas y equipos antidisturbios, y arremetiendo con gases lacrimógenos y chorros de agua a los manifestantes que se defendían lanzando piedras, botellas, cócteles molotov y bengalas.
La sorpresa de los manifestantes fue que el desalojo forzoso se produce justo un día después de que el Primer Ministro anunció su decisión de reunirse con los sectores involucrados en las protestas para llegar a un presunto acuerdo y negociar las reivindicaciones ecologistas que le son exigidas.
Horas antes del ataque, la Policía había asegurado que no tenía previsto desalojar la acampada de protesta, sino únicamente limpiar la plaza y sus aledaños de pancartas.
Aunque los agentes lograron descolgar las pancartas del monumento central, centenares de personas congregadas en el resto de la plaza levantaron nuevas barricadas y se enfrentaron a la policía, en la mayoría de los casos de manera pacífica.
Incluso, la agencia EFE reseña que un grupo de manifestantes encaró a quienes lanzaban piedras y les conminaron a dejar de utilizar la violencia.
Algunos manifestantes denunciaron que entre los miles de jóvenes que acampan desde hace días en el parque, coincidieron en que sólo tienen dos opciones: permanecer en el parque Gezi o defender la plaza.
Precisamente, Taksim es uno de los principales centros de las fuertes revueltas ciudadanas nacidas de una manifestación de ecologistas que rechaza la remodelación urbanística del parque Gezi de Estambul.
Por su parte, el vicepresidente del opositor Partido Republicano del Pueblo, Gürsel Tekin, aseguró que dispone de información de al menos 20 heridos contabilizados, en su mayoría por la inhalación de gases lacrimógenos.
“Este ataque demuestra que la negociación con el Primer Ministro es sólo una mentira o que un grupo fuera del control del propio Erdogan está perpetrando este ataque”, concluyó el número dos del CHP.
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