El destino de Adolf Hitler una vez que perdió la guerra ha sido, casi desde que esto sucedió, fuente más o menos inagotable de hipótesis que no dan por buena su suicidio y, en contraste, elaboran escenarios en los que el Führer salió con vida de Alemania para emprender después los más desaforados proyectos.
En una nueva adición de esta larga lista de suposiciones, los investigadores Simon Dunstan y Gerrard Williams aseguran en un libro de reciente publicación, Grey Wolf: The Escape of Adolf Hitler, que el líder de los nazis huyó de Berlín a Argentina el día del ataque final de los aliados, muriendo más o menos plácidamente en el país sudamericano en 1962.
Según los autores, el día de su derrota Hitler dijo a uno de los soldados de la SS que custodiaban el Führerbunker de Berlín, que “solo podría confiar en el futuro si todo el mundo pensaba que estaba muerto”.
Pero más allá de esta anécdota, Dunstan y Williams documentan un complejo plan de previsión para el día en que fuera necesario un escape, el cual incluía una base secreta en las Islas Canarias como punto donde se concertaría la huida con contacto de rango medio tanto de Alemania como de Estados Unidos.
Asimismo se cita el testimonio de Peter Baumgart, piloto de la Luftwaffe quien ante una corte declaró que él mismo sacó a Hitler de Alemania para dejarlo en Dinamarca, hecho corroborado por un oficial de la SS que fue testigo del escape.
Igualmente existe una serie de telegramas de la policía local de Villa Gesel, Argentina, ahora desclasificados y remitidos en agosto de 1945 al FBI, en los que varios agentes aseguraban haber visto a Hitler en esta localidad del país conocida por su inmigración alemana.
Finalmente, otro testimonio importante que se recupera es el de marinos pertenecientes a la tripulación del Almirante Graf Spee, quienes también afirmaron haber visto descender de este crucero al propio Hitler en persona, además de incluso haber trabado algún tipo de contacto en aquella ocasión.
Y si esto es cierto, sin duda cabría preguntarse por los cómplices, en ambos “bandos”, supuestamente enemigos, que hicieron posible el escape.
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