viernes, 10 de enero de 2014

¿Por qué el FC St Pauli es el club de futbol más especial de todo el mundo?


Enclavado en pleno barrio chino de Hamburgo se encuentra uno de los clubes más especiales de todo el mundo, el Sankt Pauli. Desconocido por muchos, estamos hablando de un equipo sumamente especial con una directiva y una afición verdaderamente curiosas que representan mejor que nadie los valores de una entidad que nació nació en 1910.
Encuadrado en la Bundesliga 2, su peculiaridad no viene por los méritos deportivos. El club es básicamente ascensor, de esos que bajan y suben continuamente sin estacionarse en una división u otra durante largas temporadas. No posee títulos nacionales  de gran calado y nunca ha jugado en Europa. Su mayor éxito radica en haber ganado al campeón del mundo, el Bayern de Múnich, en la temporada 2001-02, triunfo que le valió para autodenominarse Weltpokalsiegerbesieger (vencedores del Campeón Mundial de Clubes).
Sin embargo, alejados de los resultados deportivos, es su cultura e idiosincrasia la que marca sus notabilidad. El club sale a su estadio del Millerntor-Stadion con la canción Hells Bells de AC/DC, y después de cada gol del St. Pauli, suena la Song 2 (Canción 2) de Blur. Una muestra de que en el recinto se vive al máximo.
El estadio del St Pauli tiene unas afueras bastante modernas.
El estadio del St Pauli tiene unas afueras bastante modernas.
La música amansa a las fieras, pero no es ésta su única seña de identidad. A mediados de los años 80, el St Pauli cambió su ubicación histórica para trasladarse al muelle de la ciudad, también llamado Sankt Pauli conviviendo cerca del famoso Reeperbahn de Hamburgo, centro de la vida nocturna de la ciudad y del barrio chino.
Ello provocó un cambio de filosofía  y la adaptación a los ideales anarquistas, comunistas y socialistas que hicieron al St Pauli convertirse en una especie de club de culto. Para más inri, los hinchas adoptaron el cráneo con huesos cruzados como su propio emblema no oficial, algo llevado al extremo de dibujarlos hasta en los mismos banderines de córner.
El banderín de córner del estadio del St Pauli se las trae.
El banderín de córner del estadio del St Pauli se las trae.
El St. Pauli se convirtió en el primer equipo en Alemania en prohibir oficialmente los símbolos fascistas y las actividades nacionalistas, en una época en que el fascismo inspiraba vandalismo en el fútbol, lo que propició que la masa social del club creciera desde los 1.500 espectadores que tenía en 1981 hasta los 20.000 capaces de tener a principios de los años 90.
Archienemigo del Hansa Rostock (cuya afición tenía unos ideales contrapuestos), es sin embargo, el Hamburgo, su gran rival, por aquello de convivir en la misma ciudad, si bien los aficionados del St Pauli echan en cara al “hermano mayor” que vive fuera de la Hamburgo, ya que su estadio se ubica a las afueras de la gran ciudad del norte germano.
Hemos hablado de ideales comunistas, socialistas o anarquistas, pero dos colectivos gozan del favor del club. El primero, las mujeres. El St Pauli es el club con más seguidoras mujeres. De hecho, en 2002,la publicidad para la revista de hombres “Maxim”, fue retirada del estadio en respuesta a las protestas de hinchas, sobre las imágenes sexistas de mujeres en los anuncios. Incluso, en el bar del estadio, en el “Susi´s Showbar” ya no se permiten los famosos streaptease que marcaron una época y llamaron la atención de miles de personas. Y el segundo, el colectivo gay. El antiguo presidente Corny Littman ya declaró en su día ser homosexual y ello lejos de disgustar a su afición le hizo sentir orgullosa, cosa algo rara en un mundo donde la homosexualidad no está bien vista.
La afición del St Pauli es antifascista y lo demuestra en cada partido.
La afición del St Pauli es antifascista y lo demuestra en cada partido.
Club hermano del Celtic de Glasgow (con que comparte iniciativas de aficionados y multitud de lazos)  a principios del nuevo milenio pasó una feroz crisis económica que lejos de hacerle más débil lo convirtió en un ejemplo de supervivencia. Y es que su fortaleza más vaya allá del dinero y la moral. Son el Sankt Pauli, sobran las palabras.

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