Las imágenes de protestas en las calles de Venezuela durante estos días dan cuenta de un escenario de violencia callejera importante. Los grandes medios de comunicación chilenos (pertenecientes a la clase dominante del país) nos han mostrado con aires alarmistas los hechos ocurridos posterior a una marcha de estudiantes universitarios, de los sectores más privilegiados de la sociedad venezolana, que fue promovida por la oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Se habla de muchos heridos, muertos y un clima de inseguridad social, no sólo por la violencia en las calles sino también por desabastecimiento de algunos productos. Nadie puede negar que en Venezuela se viven días difíciles.
Pero los hechos de violencia ocurridos en la capital venezolana en los últimos días sólo reflejan lo que es capaz de hacer la derecha de ese país, junto a su mejor aliado, el gobierno de los Estados Unidos, para frenar un proceso de transformaciones radicales que han mejorado la vida de la mayoría de los habitantes de ese país, sobre todo de los sectores populares y a los trabajadores y trabajadoras. La burguesía venezolana, al igual como lo hizo la clase dominante chilena contra el gobierno de la Unidad Popular durante los años 70, busca volver al poder de cualquier forma, intentando con ello detener el proceso que le ha quitado sus privilegios en búsqueda de la dignidad popular. Siempre los ricos y poderosos buscan a través de todas las formas posibles detener el avance del pueblo, porque saben que cuando los trabajadores y capas populares construyen su propia fuerza, su propio poder, son invencibles.
Hoy la derecha venezolana intenta debilitar al legítimo gobierno de Maduro para crear un ambiente propicio para llevar adelante sus planes de un golpe de Estado. Esto no es primera vez que pasa, así lo hicieron el año 2002 como también el año recién pasado al no reconocer el triunfo de la izquierda en las últimas elecciones presidenciales. Lo ocurrido en estos días es parte de este intento que hoy se hace desde la movilización callejera, el llamado a la violencia, la manipulación de información y el acaparamiento de bienes para crear la sensación de que existe una crisis que el gobierno es incapaz de resolver. Como no han podido ganar en las urnas, intentan derrocar al gobierno y acabar con el proyecto revolucionario del pueblo acaparando bienes de primera necesidad, llamando a la violencia y generando el ambiente para legitimar un golpe de Estado.
Ante esto nuestro gobierno, así como la futura mandataria electa y la mayor parte de fuerzas de la Nueva Mayoría, mantienen silencio cómplice o simplemente lamentan los hechos de violencia de forma abstracta. No denuncian a quienes intentan detener un proyecto político y social de justicia e igualdad para todos y todas, ya que no lo comparten. Creemos necesaria la máxima unidad de la izquierda chilena y latinoamericana para denunciar y rechazar tajantemente los intentos golpistas en Venezuela. Una vez más como libertarios y libertarias nos oponemos a este tipo de jugadas de la derecha, aliada con el imperialismo, para detener el proyecto socialista del pueblo de Venezuela.
Todo nuestro apoyo y solidaridad al pueblo trabajador venezolano, actor principal de la construcción de socialismo en su país y en el cual confiamos plenamente. En el radica no sólo la fuerza para detener este tipo de maniobras por parte de quienes buscan terminar con el proceso de cambio que allí llevan adelante hace más de 15 años; sino que es ese mismo pueblo el llamado a construir el socialismo hoy en su país y el continente entero. Aún falta mucho, existen contradicciones y cuestiones por debatir como en cualquier proceso, pero el proyecto socialista sigue intacto. A profundizar el proceso bolivariano, a construir el socialismo.
¡Viva el pueblo venezolano y su revolución!
¡Por una América Latina libre, digna y soberana!
¡Por el Socialismo y la Libertad!
¡No pasarán!
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