Berna, la capital suiza, fue el sábado escenario de una protesta masiva en rechazo del aprobado referendo que impone restricciones a las cuotas de inmigrantes, incluidos los ciudadanos procedentes de la Unión Europea (UE).
El pasado 9 de febrero, los suizos votaron la propuesta del Partido Popular “contra la inmigración en masa”. Un 50,3 % de los votantes marcó el sí mientras el 49,7 % se decantó por el no.
De acuerdo con esta iniciativa, Suiza limitará la entrada de ciudadanos de países de la UE a su mercado laboral mediante el establecimiento de cuotas anuales de aquí a tres años.
La medida afectaría a los hasta 80,000 trabajadores extranjeros, de los que tres cuartas partes proceden del bloque europeo, que llegan cada año a Suiza desde que este país suscribiera hace 15 años el Acuerdo de Schengen, en virtud del cual, tanto los suizos como los ciudadanos comunitarios tienen derecho a escoger libremente su lugar de trabajo y residencia.
Suiza no es miembro de la UE pero se unió al pacto de libre circulación como parte de una serie de acuerdos bilaterales con los Veintiocho con el fin de proteger el acceso suizo al mercado único europeo.
La reacción de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE no se hizo esperar y, al día siguiente de conocerse los resultados del referendo, se mostraron críticos y adelantaron que analizarán las consecuencias de esta iniciativa para sus relaciones con Suiza en conjunto.
De igual manera, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó su preocupación por el “tono xenófobo”, reflejado en la medida aprobada en Suiza, donde el 23 % de la población es extranjera.
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