por Marcelo Colussi
Declaró vez pasada Sergei Gornostayev, soldado israelí que se negó a tomar parte en uno de los conflictos del régimen de Israel contra El Líbano: “Comencé lentamente a comprender el sentido de las políticas israelíes y de la ocupación. También decidí negarme a prestar el servicio de reserva. Creo que lo obvio y más irritante de esta guerra es su falta de sentido”. Es decir: hay más de un judío que no avala la agresión que realiza el régimen de Israel contra los palestinos, ni contra ningún punto del Medio Oriente, aunque la imagen mediática dominante es que todos los judíos están en una guerra -justa y necesaria, por otro lado- contra sus vecinos.
¿Por qué el régimen de Israel se ha transformado en una potencia agresora, militarista, invasora? ¿Por qué esa guerra perpetua que mantiene con sus vecinos árabes? ¿Por qué está armado hasta los dientes, y siempre dispuesto a utilizar ese armamento? Dicho sea de paso: con un potencial nuclear -oficialmente negado y siempre imprecisamente conocido- que lo coloca como la cuarta o quinta potencia atómica del mundo, con alrededor de 400 cabezas atómicas.
“Los árabes”, expresó en alguna ocasión el ultraderechista mandatario israelí Ariel Sharon, “sólo entienden la fuerza, y ahora que tenemos poder los trataremos como se merecen”. “Y como solíamos ser tratados”, agregó con mucha perspicacia el politólogo palestino-estadounidense Edward Said. Hay un axioma psicológico que dice que “se repite activamente lo que se padeció pasivamente”. ¿Habrá algo de eso en esta historia? Pareciera que no hay mayores diferencias reales entre Auschwitz y el ejército de ocupación israelí en cada zona que “recupera”.
¿Qué ha pasado ahí que un colectivo judío, que dice repetidamente que es víctima de las atrocidades durante el período nazi en la Alemania de los años 30 del siglo pasado, pasó a ser ahora un azote para sus vecinos árabes del Medio Oriente? ¿Cómo y por qué ha pasado de víctima a victimario? Su posición de potencia militar regional, su alta belicosidad, el martirio a que somete al pueblo palestino, ¿tiene que ver con un real derecho a defenderse, o hay algo más? ¿Es legítima defensa contra el “monstruoso terrorismo” al que se ve sometido? Dicho sea de paso, más allá de la insidiosa campaña mediática que ha transformado al siempre mal definido terrorismo en una nueva plaga bíblica, los datos duros indican que debido a acciones que podrían llamarse “terroristas” muere un promedio de 12 personas diarias en el mundo, el 0,1% de los que mueren de hambre.
La explosiva situación de Medio Oriente, seguramente la región más convulsionada de todo el planeta, lejos está de explicarse por motivos religiosos. Se juegan ahí otros intereses. Económicos básicamente: ahí están las principales reservas de petróleo del mundo. El régimen de Israel no las tiene, ni en su geoestrategia aparece como la principal potencia ávida de esa materia. Si presenta esa belicosidad, siempre mostrando los dientes y lista para entrar en combate, ¿será que el pueblo judío, históricamente discriminado ha cambiado tanto, ha pasado a ser tan perverso, tan maléfico? ¿A quién favorece esta guerra perpetua que parece no tener fin? ¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos está tan involucrado en esto, proveyendo armamento al régimen de Tel Aviv por valor de 3000 millones de dólares anuales? (la mayor ayuda militar que otorga Washington en todo el mundo). ¿Con qué necesidad el régimen de Israel es una potencia nuclear?
La prensa occidental de las grandes corporaciones mediáticas nos tiene acostumbrados a presentar la convulsa situación del Medio Oriente como producto del terrorismo del que es víctima el régimen de Israel. Pero como dijo Adrián Salbuchi: “Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel han declarado a HAMAS y Hezbolá como “organizaciones terroristas”. Conviene recordar, sin embargo, que el origen de las fuerzas de defensa israelíes (el ejército del régimen de Israel) surge de la fusión en 1948 de tres grandes organizaciones terroristas: los grupos Stern, Irgun y Zvai Leumi que previo al surgimiento del régimen de Israel, perpetraron crímenes terroristas como el asesinato del mediador de la ONU en Palestina, Conde Bernadotte (organizado por la guerrilla a cargo de Ytzakh Shamir, luego primer ministro israelí), y el ataque terrorista con bombas en 1947 contra el Hotel Rey David de Jerusalén, sede de la comandancia militar británica (perpetrado por la guerrilla de Menahem Beghin, luego también primer ministro israelí)”.
Y conviene recordar también que las voces más racionales surgidas de entre judíos, como la de Ytzakh Rabin, ex primer ministro que buscaba un entendimiento con sus vecinos árabes, fueron silenciadas por los fundamentalistas guerreristas que tienen secuestrado el estado israelí. Rabin -como dijo Salbuchi- “fue acribillado a balazos en Israel NO por un terrorista musulmán; NO por un neonazi; sino por Ygal Amir, un joven militante sionista israelí estrechamente vinculado al movimiento ultra-derechista de los colonos, y próximo al Shin-Beth, el servicio de seguridad interna israelí”. Si alguien no quiere la paz en esta zona, parece el régimen israelí precisamente.
No todos los judíos avalan esta política agresiva y pro-estadounidense. Hay voces, como la de Ytzakh Rabin, como la del soldado Serguei Gornostayev que citábamos más arriba, y la de tantos otros, que no comparten el sionismo ultra derechista que busca ser el gendarme nuclear de la región, haciéndole el juego a los intereses petroleros estadounidenses y británicos. “Toda la humanidad se encuentra horrorizada ante el terrible sufrimiento en el Medio Oriente. Inocentes de ambos lados están siendo barridos en un espiral de al parecer interminable derramamiento de sangre. El mundo busca una solución. El reclamo de Israel de representar a los judíos del mundo vincula a todo nuestro pueblo a los actos de violencia del estado en contra del pueblo Palestino. Esta es una frustrante y vergonzosa mentira. Nada puede estar más alejado de la realidad. No hay necesidad para los judíos de ser vistos como los enemigos del mundo islámico”, dice, por ejemplo, la organización judía no gubernamental “Judíos contra el sionismo”. De todos modos, esas voces quedan silenciadas dentro del mismo régimen de Israel, y opacadas en el concierto internacional. El discurso “oficial” dominante es que el régimen de Israel es víctima del ataque indiscriminado del fundamentalismo musulmán, siempre sanguinario y visceralmente anti-judío.
Pero el régimen de “Israel está haciendo perder el capital de compasión, de admiración y de respeto que el pueblo judío merecía por los sufrimientos por los que pasó. Ya no son dignos de ese capital”, manifestó el portugués Premio Nobel José Saramago. Afirmación fuerte, demasiado fuerte quizá. Lo importante es no perder de vista que judíos no es equivalente al régimen de Israel. El enemigo, que quede claro, no es el pueblo judío.
¿Qué es el terrorismo finalmente? ¿Poner una bomba en un lugar público? ¿Atacar un país en nombre de la libertad para robarle sus recursos? ¿Hacer de la fabricación de las armas el principal negocio del mundo? Si el régimen de Israel está enclavado en esta problemática zona como “baluarte del antiterrorismo”, evidentemente su función no se cumple muy bien que digamos, porque los grupos integristas, en vez de disminuir, crecen a diario. La violencia, otra verdad que nos entregan las ciencias sociales, se alimenta de violencia. “El ojo por ojo”, como dijo Mahatma Gandhi, “nos dejará ciegos a todos”.
Valga agregar que con la estructura económico-social que presenta nuestra aldea global -no muy justa, por cierto- actualmente se dan a nivel planetario 6000 muertes diarias por diarrea, 11.000 muertes diarias por hambre, 3800 personas mueren a diario por la infección de VIH/SIDA, mientras que cada día personas 150 fallecen por consumo de drogas y otros 720 seres humanos mueren por accidentes automovilísticos, en tanto que el siempre mal definido “terrorismo” produce en promedio, tal como se decía más arriba, 11 muertes diarias.
Los judíos se merecen algo más que un régimen como el que manejan los genocidas sionistas hoy en el poder, tanto en Tel Aviv como en Washington.
por Marcelo Colussi / Hispan Tv
0 comentarios:
Publicar un comentario