lunes, 28 de diciembre de 2015

El vecindario kurdo del barrio antiguo de Amer resiste el cerco policial turco

Desde hace casi un mes, las fuerzas de seguridad de Turquía rodean y atacan el núcleo histórico de la ciudad, declarado “zona libre” de control estatal desde el pasado agosto.
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Miles de personas se manifiestan cada día en las calles de Bakur en respuesta a los ataques perpetrados por las fuerzas militares y policiales turcas contra la población de las regiones kurdas. El pasado 14 de diciembre dos jóvenes, Şerdıl Cengiz, de 21 años, y Şiyar Salman, de 18, fueron asesinados Amed (Diyarbakir, en su nombre en turco) durante una manifestación que pedía el fin del cerco policial en el barrio de sûr, el casco antiguo de esta ciudad conocida como la capital del Kurdistán. Unas muertes que han sido la chispa de una nueva ola de enfrentamientos y protestas en las ciudades turcas de mayoría kurda. A pesar del silencio mediático, estos asesinatos no son los únicos que ensucian las manos del gobierno de Erdogan. Desde hace medio año, a raíz del éxito del partido pro-kurdo HDP a las elecciones parlamentarias del pasado junio, las familias de Bakur entierran un activista cada semana.
En agosto pasado, tras un ataque del Estado turco y de la detención de muchos activistas, el movimiento kurdo declaró el autogobierno a Sur, el barrio histórico de Amed. Desde entonces, la milicia de las YPS junto con la guerrilla juvenil local de las YDG-H, vinculadas al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), se han organizado para defender el barrio y, como dicen los vecinos y las vecinas , convertirlo en una “zona libre”, sin control estatal y protegido con barricadas y puntos de control. Ismael, un miliciano que está participando en la autodefensa de Sur, explicaba hace unas semanas -cuando la situación era más tranquil·la- que esta zona representaba para los kurdos un espacio de seguridad y formación, donde el movimiento se podía organizar sin represión Ismael aseguraba que la milicia no tiene más poder de decisión que el vecindario, sino que tiene la responsabilidad de proteger lo que construye la gente.
Mezquita en el barrio de Sur, Amed / Elsina Öteki
A raíz del asesinato del abogado pro kurdo Tahir Elçi, el pasado 28 de noviembre, en uno de los puntos de entrada a la zona libre, la policía turca sitió y bloquear Sur, bajo el pretexto de buscar a los presuntos asesinos de la activista por los Derechos Humanos. Durante nueve días nadie pudo entrar ni salir y las fuerzas policiales atacaron el barrio con armamento pesado. El viernes 11 de diciembre por la tarde se terminó el asedio y cientos de vecinos y vecinas salieron de sus casas buscando un lugar más seguro. Unas horas más tarde, el toque de queda se volvió a imponer y los ataques de la policía, que esta vez llegó acompañada del ejército, se intensificaron duramente hasta el día de hoy.
Tanquetas policiales al funeral del abogado Tahir Elçi Amed / Elsina Öteki
El bloqueo impuesto a sur también se da en muchas otras ciudades de Bakura. A Cizîr (Cizre, en turco) y Silopi ha impuesto el quinto toque de queda desde agosto ya Nisêbîn (Nusaybin en turco), en el distrito de mierda, el sexto. El último acoso a Cizîr, el pasado octubre, duró nueve días y, durante una reciente visita a la ciudad, las vecinas explicaban que las condiciones de vida fueron muy duras: el abastecimiento de alimentos era escaso, el acceso a hospitales muy difícil y la imposibilidad de enterrar a los muertos las obligó a guardarlos en neveras. En dos meses, a esta ciudad fronteriza con Kurdistán sirio, fueron asesinadas 25 personas, entre ellas niños y bebés. Una situación extrema que, según Maher, un miliciano de las YDG-H del barrio de Nur Mahallessi, ha hecho perder el miedo a la gente para que ya no les queda nada. El 80% de la ciudad de Cizîr está bajo el control de la guerrilla y la población se organiza como puede para cubrir sus necesidades. “El apoyo mutuo es muy importante”, aseguraba Maher. “Entre todas nos repartimos la comida y, si cierran la escuela, enseñamos a los niños y niñas en la calle. Siempre encontramos la manera “.El 80% de la ciudad de Cizîr está bajo el control de la guerrilla y la población se organiza como puede para cubrir sus necesidades
En las ciudades y pueblos de Bakura se comparte un mismo ideal que en Kurdistán sirio. En el sureste de Turquía, también se está trabajando para aplicar el ideario de Abdullah Öcalan, basado en la democracia directa, la liberación de la mujer y la ecología social, aunque la estrategia y el contexto son diferentes. Mientras la guerra en Siria ha causado un vacío de poder que ha permitido aplicar la idea del Confederalismo Democrático, en Turquía el movimiento de liberación kurdo se ha presentado a las elecciones con el HDP (Partido Democrático de los Pueblos) y ha conseguido el control de las municipalidades de las ciudades de mayoría kurda. Diferencias en la praxis pero un objetivo y una resistencia comunes.
Una vecina de Cizîr en el balcón de su casa / Elsina Öteki
En Cizîr, las palabras del Maher recordaban la resistencia que se vivió hace un año en Kobane, cuando las YPG (Unidades de Protección Popular) y las YPJ (Unidades de Protección de la Mujer) se enfrentaron al Estado Islámico: ” Aquí no tenemos la tecnología de guerra que tiene el Estado turco.Materialmente quizás es obvio que no tenemos nada que hacer, pero las ideas y la forma de pensar son diferentes. Aunque buscamos una solución profundamente democrática para Oriente Medio, creemos que también se trata de un proyecto para el mundo entero. Sabemos que vamos a ganar. No porque tengamos armas, sino porque creemos en lo que hacemos. Si luchas con humanidad, no la pierdes “.
IMAGEN DE PORTADA: Una barricada al barri de Sûr, a Amed – Elsina Öteki
https://directa.cat/veinat-kurd-del-barri-antic-damed-resisteix-setge-policial-turc

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