El expresidente José Mujica expresó este lunes desde Madrid su "solidaridad" con el líder opositor venezolano Leopoldo López, que acaba de cumplir 1.000 días en prisión.
MUJICA CON MANUELA CARMENA EN MADRID (GERARD JULIEN / AFP)
"No me gustan los presos políticos en ninguna parte del mundo", dijo Mujica en una comparecencia en el ayuntamiento de Madrid junto a la alcaldesa Manuela Carmena, respondiendo a una pregunta de la prensa sobre "el preso político" López.
"Tengo solidaridad de preso con todos los presos políticos del mundo, cualquiera sea la causa", añadió sin nombrar a Leopoldo López el exmandatario izquierdista uruguayo (2010-2015), que pasó más de una década en prisión por su militancia como guerrillero tupamaro.
López cumple este lunes 1.000 días de presidio en la cárcel militar de Ramo Verde.
El dirigente del partido Voluntad Popular purga allí una condena de casi 14 años de cárcel, acusado de incitación a la violencia durante las protestas opositoras de 2014, que dejaron 43 muertos.
Mujica, de 81 años y actualmente senador, alabó el "buen camino" emprendido por la Iglesia católica para facilitar el diálogo en curso entre el gobierno de Nicolás Maduro y la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Igualmente lamentó que haya "una crispación, una incapacidad somática como para poder dialogar de buena fe", pero aseguró que no ve "otra salida" que un entendimiento final entre el gobierno chavista y sus detractores.
Más allá de estas conversaciones, Mujica agregó que "el primer problema que tiene Venezuela, es la dependencia petrolera" (96% de sus divisas provienen de las exportaciones de petróleo) ya que eso "le devastó la cultura productora de alimentos" y llevó a que el país "se acostumbró a importar la comida porque salía más barato".
Por otro lado, Mujica abogó de nuevo por un acuerdo político en Colombia que ponga fin al conflicto entre el Estado y la guerrilla comunista de las FARC.
"Como principio general hay que luchar desesperadamente por acuerdos políticos que puedan sacarnos de la guerra, a pesar de todas las limitaciones que puedan tener", explicó.
"Son más de 50 años de guerra, y no creo que la guerra crónica sea proyecto de ninguna cosa nacional que pueda beneficiar", añadió.
El gobierno colombiano cerró el sábado en La Habana un nuevo acuerdo con las FARC, que incluye parte de los cuestionamientos de los sectores opuestos al pacto original, derrotado en un plebiscito el 2 de octubre.
Sin embargo, no está claro cómo se va a refrendar ni cómo se cumplirá.
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