Las Panteras Negras nos han demostrado que las patrullas de vigilancia policial o los otros programas pueden reformar el comportamiento criminal de la policía.
La asertiva, valiente y militante resistencia del partido de las Panteras Negras contra la violencia policial clasista y contra el confinamiento de raza debería ser imitado. Amnistía Internacional recientemente publicó un reporte titulado “La espera en vano de Jamaica: Homicidios ilegales a manos de la policía; la larga batalla de los familiares en busca de justicia”, en la que se documentan las prácticas violentas que las autoridades llevan a cabo en la isla, específicamente en contra de la comunidad de la clase obrera africana. Desde su llegada como esclavos a la isla y hasta el sol de hoy, esta comunidad africana se ha visto envuelta en una relación conflictiva con los organismos de seguridad, de forma violenta y mortal.
Este comportamiento por parte de la policía lo ha dejado todo muy claro para las masas: las autoridades solo existen para servir y proteger los intereses de las clases privilegiadas. Jamaica tiene una población de unos 3 millones de personas y también posee una de las tasas de homicidio más altas a manos de la policía. Para el año 2000, las autoridades ejecutaron a 149 civiles. Este comportamiento homicida llegó a su tope en 2010 con 307 ciudadanos asesinados a manos de las autoridades, descendiendo a 101 en 2015. Sin embargo, la notable disminución de estos incidentes se le ha atribuido a la creación de la Comisión Independiente de Investigaciones (INDECOM, en inglés) en el año 2010.
Tanto para los estudiantes de la pequeña burguesía como de la clase media les puede tomar años en los campos de criminología crítica, sociología o economía política poder comprender el verdadero papel de la policía en las sociedades clasistas o racistas. No obstante, nosotros, quienes pertenecemos a las filas de Los condenados de la tierra como describió Frantz Fanon en su libro, tenemos doctorados en los campos de raza, clase, género y represión policial de la distinguida Universidad de la Vida.
Es así como el filósofo popular y revolucionario trabajador cultural, Bob Marley, nos recuerda que “quién lo siente, lo sabe”, y efectivamente nuestro conocimiento empírico nos ha enseñado que nuestras confrontaciones con la policía y la clase dominante nos puede dar una temprana residencia en la tierra de los ancestros. Muchos de nosotros comprendemos la frustración de lidiar con la tan extendida violencia policial, y entendemos cómo esta guió la identidad de la canción “Le disparé al Alguacil” de Bob Marley, para ponerle un final a la brutalidad y al acoso del alguacil John Brown.
Los siguientes testimonios de mujeres pertenecientes a la clase trabajadora africana-jamaiquina, pueden hacernos comprender los convincentes motivos por los cuales se libra al mundo del alguacil John Brown a manos de las víctimas de la violencia policial:
“Ellos no son buenos. En lugar de traer paz, traen guerra… Cada vez que escuchan que una comunidad es violenta, vienen con intenciones de matar”. Otra participante manifiesta que “algunos de ellos vienen con su uniforme, pero cuando vienen a matar a tus hijos, se quitan su placa… en su lugar se colocan una máscara. Un policía viene con tres armas, así para cuando mate a tu pequeño, le atribuya una a él. Muchas mujeres han denunciado ya que la policía ha asesinado a sus muchachos”.
La resistencia a la violencia policial
El reporte de Amnistía Internacional sobre la violencia policial me recordó el 50 aniversario de la fundación del partido de las Panteras Negras para la autodefensa en la ciudad de Oakland, California, y en el problema inmediato que dio por resultado su creación; la brutalidad policial en contra de la clase trabajadora africana fue lo que originó el surgimiento del partido.
La asertiva, valiente y militante resistencia del partido Pantera Negra contra la violencia policial clasista y contra el confinamiento de raza ganaron su apoyo en Oakland, a lo largo de Estados Unidos y en otros lugares de la diáspora africana como Canadá, el Caribe y Gran Bretaña.
Las patrullas armadas del partido de las Panteras Negras en las comunidades africanas de clase trabajadora eran completamente legales, pero atemorizaban a los policías que generalmente tienen el coraje de un león cuando se enfrentan a comunidades desamparadas. Además, el Partido disponía del conocimiento en derechos ciudadanos cuando se tenían que enfrentar a la policía, así como también contaban con el derecho de los miembros de la comunidad para observar y documentar toda interacción entre la policía y los detenidos.
El Partido fue en realidad el creador del programa de vigilancia policial, el cual se ha extendido por todo Estados Unidos y Canadá en los últimos 15 años, para monitorear y registrar todo trato entre policías y civiles.
Organizarse contra la violencia policial
Entonces, ¿qué se puede aprender de la histórica resistencia del Partido de las Panteras Negras para estructurar un movimiento masivo en Jamaica y confrontar la desenfrenada violencia policial hacia la clase trabajadora?
En primer lugar, el PPN dejó claro que se necesitaba tomar acciones colectivas como medio para formar organizaciones políticas por y para los oprimidos; el partido se convirtió en la vía de movilización para las patrullas de vigilancia policial y para todos los otros recursos necesarios a fin de combatir el terrorismo policial de forma colectiva.
Las personas de la clase trabajadora ciertamente no podemos combatir esta violencia de forma individual, somos vulnerables a las represalias de las autoridades cuando los desafiamos solos. Amnistía Internacional revela el reino de terror que se desarrolla en contra de los testigos y de los familiares que buscan justicia: “Muchas familias pidieron que se ocultara su identidad por el temor a las represalias”; ellos no compartirían sus experiencias si su identidad se hacía pública. Aun así, tienen poder de forma colectiva, de acuerdo con este proverbio etíope: “Cuando las arañas se juntan, pueden oprimir a un león”.
Los activistas deben darle prioridad al trabajar con las personas, para así crear organizaciones comunitarias de clase trabajadora, capaces de combatir la violencia. El anterior revolucionario trinitario panafricanista, Kwame Ture (anteriormente llamado Stokely Carmichael) constantemente nos recordaba que “la organización es un arma para los oprimidos”.
En segundo lugar, las Panteras Negras nos han demostrado que las patrullas de vigilancia policial o los otros programas pueden reformar el comportamiento criminal de la policía. Las comunidades afectadas por estos deberían instaurar estas patrullas las 24 horas del día durante toda la semana, para así monitorear y documentar las acciones de las autoridades. Con una presencia organizada y colectiva en las calles, estas patrullas serían capaces de intervenir en los casos donde las ejecuciones extrajudiciales o asesinatos ilegales parecen ser inminentes.
En este sentido, esta vigilancia limitaría la tendencia de los policías que alteran la escena del crimen, con la intención de encubrir sus acciones criminales en contra de la clase trabajadora. Los testigos, como se informó en el reportaje de Amnistía Internacional, manifestaron que los policías removían los cartuchos gastados de la escena y sembraban armas en las víctimas, además de herirse a sí mismos para justificar sus ejecuciones extrajudiciales, deliberadamente evitar asegurar la escena del crimen o limpiarla de cualquier infracción policial.
En conjunto con los teléfonos inteligentes y videograbadoras, las patrullas de vigilancia policial están en la capacidad de documentar tanto los casos de violencia como el encubrimiento de sus acciones.
En tercer lugar, las Panteras utilizaban sus conocimientos en leyes para defender su derecho de observar a la policía desde una distancia estipulada que no obstruyera el camino de estos para llevar a cabo su labor. Las patrullas de vigilancia policial deberían organizar un programa educacional para enseñar esto, de manera que las personas conozcan bajo cuáles condiciones la policía puede detenerlos, cuestionarlos y registrarlos.
También se les enseñaría sobre su derecho de observar y documentar las actividades de la policía en la comunidad, además de ser instruidos en la obligación de dar información a los policías sin el beneficio de consultar a sus abogados primero. Se hace mucho más fácil poner en práctica estos derechos cuando las personas tienen la voluntad de presentarse masivamente cuando uno de ellos es detenido, cuestionado o registrado por la policía en las calles.
En cuarto lugar, la autodefensa armada para confrontar las presuntas ejecuciones extrajuduciales y los asesinatos ilícitos no debería ser excluida de las herramientas para la resistencia en contra de la violencia policial. Sería una hipocresía por parte de los jamaiquinos alabar a Nanny of the Maroons, Paul Bogle y a Sam Sharpe, héroes nacionales que contaron con resistencias armadas, mientras le niegan los mismos derechos de autodefensa a los descendientes de estos héroes.
La relativa legislación por el control estricto de porte de armas en Jamaica, desde 1960 hasta hoy, ha desarmado a la clase trabajadora, quienes son las víctimas de la violencia criminal policial. Esta comunidad necesita el acceso a los medios para defenderse de todos los depredadores sociales; los miembros de la burguesía son absolutamente capaces de cumplir los exigentes criterios para poseer una licencia de porte de armas.
En quinto lugar, el PPN experimentó una represión masiva por parte de la policía secreta de Estados Unidos, el FBI y también por los departamentos de policía locales. Este tipo de circunstancias deben ser anticipadas cuando el grupo oprimido se organiza en contra de la violencia policial. Nosotros debemos familiarizarnos con los mecanismos relativos a los programas de la contrainteligencia del estado y con sus agentes, cuando estos reprimen y perjudican nuestro movimiento en aras de justicia.
Y por último, las Panteras Negras nos han señalado que nuestras organizaciones entre pobres y clase trabajadora debería darle una atención estratégica a sus propias necesidades. La supervivencia de las iniciativas sociales del BPP atendían a las necesidades más básicas de las personas: comida, refugio, ropa, atención médica y educación. El FBI estaba más preocupado por el programa infantil de Desayuno gratuito del PPN, dado su potencial para ganar tanto amplía legitimidad entre la comunidad afro y su posterior apoyo a planes radicales de la organización.
Los activistas de la comunidad fomentarán la participación de las masas en Jamaica, en resistencia a la brutalidad policial, cuando noten la totalidad de sus necesidades y desarrollen la capacidad de las personas para auto organizarse en torno a esas necesidades. La autoemancipación fue orquestada por el panafricanista revolucionario e intelectual Walter Rodney, como método para que la gente se internalice en la historia como los actores principales de la revolución.
Para concluir
El psiquiatra, humanista y revolucionario caribeño Frantz Fanon describió en su libro Los condenados de la tierra que la fuerza de seguridad en la sociedad colonial se ajusta a la realidad de la neocolonial y capitalista jamaiquina del siglo 21.
“El mundo colonizado es un lugar dividido en dos partes. La línea divisoria , el borde, es representado por los cuarteles y por comisarías. En las (neo)colonias, el oficial, el agente legítimo, el vocero del colonizador y del régimen de opresión, es el oficial de policía o el soldado”.
Los habitantes de Tivoli Gardens experimentaron la masacre a manos de los policías y de la armada, ellos estarían totalmente de acuerdo con la explicación de Fanon sobre el rol policial; otras comunidades de clase trabajadora en Jamaica expresarían los mismos sentimientos.
Este último reporte de Amnistía Internacional sobre el terrorismo policial en Jamaica debería ser leído por todos los jamaicanos de conciencia limpia. Estos deberían motivarse y comprometerse a organizar proyectos con el propósito de combatir esta violencia. Para el día viernes 2 de diciembre del 2016, el departamento de Sociología, Psicología y Trabajo Social en conjunto con el Instituto de Estudios Caribeños de la Universidad de las Indias Occidentales, en el campus Mona, presentaron la película titulada “Las Panteras Negras: Vanguardia de revolución”. Empezó a las 6:00 pm y se exhibió en el salón multifuncional, cerca de la biblioteca principal del campus Mona, en la ciudad de Kingston, Jamaica.
Este evento público, gratuito y educativo habría podido ser usado como un foro para discutir y planear el desarrollo de un movimiento en contra de la policía por parte de la clase trabajadora, incluso se podría haber estudiado cómo asistir a las personas de Tivoli Gardens y al comité de Tivoli, al independientemente procesar a los líderes políticos, policías y militares por la masacre de más de 70 personas de clase trabajadora.
Incluso el comisionado Terence Williams, actual líder de INDECOM, quien investiga las alegaciones de las infracciones policiales, ha hecho un llamado a los ciudadanos y a las organizaciones de sociedad civil para iniciar casos de enjuiciamiento privados en contra de la policía y funcionarios cuando sus derechos sean violados. Por consiguiente, Lloyd D’Aguilar, coordinador del comité Tivoli, reaccionó a la postura de Williams:
“INDECOM está en lo correcto: el supuesto sistema judicial es contraproducente para las personas pobres; debemos estar preparados para ser nuestros propios jueces cuando no podemos tener justicia”.
“INDECOM está en lo correcto: el supuesto sistema judicial es contraproducente para las personas pobres; debemos estar preparados para ser nuestros propios jueces cuando no podemos tener justicia”.
Seguidamente, D’Aguilar manifiesta que “el comité Tivoli y sus víctimas de la masacre del 2010 intentan utilizar los enjuiciamientos privados para llevar a los comandantes superiores ante la justicia. Esperemos que INDECOM los apoye cuando llegue el momento”. Es hora de que estructuremos un movimiento masivo de clase trabajadora en contra de la violencia policial en Jamaica.
Ajamu Nangwaya
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