Desde la semana pasada cientos de inmigrantes ilegales son detenidos en EE.UU. Camino al trabajo, en sus casas o caminando por las calles son abordados por la policía y si no tienen papeles en regla los echan del país. Es la nueva política de Donald Trump. Su antecesor Obama le dejó un récord alto de casi 3 millones de deportados. En promedio, más de mil indocumentados son expulsados diariamente. Poco a poco las redes de apoyo y la resistencia se comienza a armar.
Durante la semana pasada en las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Atlanta, Carolina del Norte y Sur y sus alrededores, agentes de inmigración de EE.UU. detuvieron a cientos de migrantes indocumentados cuando acudían a trámites del ICE o en varias redadas efectuadas por la policía.
Si bien no se han entregado cifras concretas, se sabe que al menos 160 personas fueron arrestadas en Los Ángeles y alrededores, 40 personas en Nueva York y otros 200 inmigrantes fueron detenidos en Atlanta en operaciones policiales efectuadas en viviendas, oficinas y lugares de trabajo.
Los arrestos pueden ser en cualquier parte. El martes pasado dos trabajadores fueron capturados en el estacionamiento de un complejo de apartamentos y otro fue detenido mientras caminaba por una calle en el corredor vial de la Central Avenue, en el corazón de la comunidad hispana de Charlotte, Carolina del Norte. Al otro día siete trabajadores de una empresa de jardinería fueron arrestados en los vehículos en los que iban hacia su trabajo.
UNA MADRE TRABAJADORA
El caso de Guadalupe García de Rayos, arrestada el miércoles reciente cuando debía acudir a la oficina local del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y deportada a México representa lo que acontece cuando los candidatos utilizan la retórica contra los ‘inmigrantes delincuentes’ para ganar votos y lo que en la realidad genera en vida de personas comunes su implementación política.
Hace ocho años que Guadalupe iba religiosamente cada seis meses al ICE luego de que fuera descubierta en diciembre de 2008, utilizando un número de seguridad social que le había permitido obtener empleo en un parque acuático en un suburbio de Phoenix.
La redada era una de las tantas del sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio, obsesionado contra los migrantes y acusado de prácticas policiales discriminatorias.
Tras pasar tres meses presa y otros tres en un centro de detención migratoria su caso comenzó a ser revisado por la justicia norteamericana. Si bien en 2013 un tribunal migratorio determinó su deportación a México, las características de su caso puntual no eran un objetivo prioritario de deportación para las políticas de aquel entonces.
Guadalupe llegó a Estados Unidos a los 14 años junto a su familia en forma ilegal. Se casó con un hombre también en calidad ilegal y tiene dos hijos adolescentes. Sigue en el mismo empleo tras tener permiso del ICE. Veintiún años después de su arribo a Estados Unidos es deportada a México sin certeza de cuando volverá a verlos. “El único delito que cometió mi mamá fue ir a trabajar para darle una mejor vida a sus hijos”- dijo Jacqueline, su hija, a medios norteamericanos.
Varias personas protestaron en las afueras de las oficinas de ICE. Gritaban “Liberación, no deportación”. Siete fueron detenidas. Un hombre se encadenó a las ruedas del coche policial en que deportaban a Guadalupe.
La mujer es la primera inmigrante indocumentada arrestada en una reunión programada de las burocracias migratorias. Hay cientos de citas agendadas en los próximos días. El caso de Guadalupe así fuerza a las personas a violar las leyes.
LAS PROMESAS DE TRUMP
Guadalupe fue detenida el día posterior a un cambio legal introducido por el gobierno de Donald Trump que amplió la definición de un “extranjero criminal” a cualquier tipo de falta. La medida era una más de las 18 órdenes ejecutivas emitidas por el mandatario desde que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero.
“Estamos viviendo en una nueva era, una era de guerra contra los migrantes”, dijo el abogado de Guadalupe.
Deportar inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales fue una de las promesas de campaña de Trump (igual que la propuesta del RN Manuel Ossandón). En su campaña los rotulaba como “miembros de pandillas y narcotraficantes”. Su meta explícita es deportar 3 millones de personas.
Si bien el gobierno de Trump insiste que se trata de pandillas y traficantes de drogas, cualquier tipo de infracción cursada a un indocumentado lo convierte en su presa. Comprar o consumir drogas, una infracción de tránsito, no cumplir las leyes migratorias hacen entrar en el saco. Incluso quienes no han enfrentado cargos, pero se sospecha que han cometido “actos que podrían ser una infracción criminal penable”, también son prioridad para las deportaciones.
El objetivo de fondo son los indocumentados, estimados en 2014 en unos 11 millones de personas, casi la mitad mexicanos.
David Marín, director del ICE, afirmó que un alto porcentaje de los ilegales arrestados tenían antecedentes penales y que fueron deportados de inmediato a sus países de origen, la mayoría latinoamericanos. Si bien, dice que deportan a pandilleros y traficantes de drogas (apelando así al imaginario simbólico de la exclusión social). también han sido arrestadas “individuos que han violado las leyes de inmigración del país”, es decir, personas cuyo delito es buscar mejores oportunidades en otro país.
Pese al rechazo de la medida las cancillerías de América Latina tienen pocas posibilidades de proteger a sus ciudadanos. El subsecretario mexicano para América del Norte, Carlos Sada, advirtió a los mexicanos que “no podemos protegerlos de una deportación, (porque) no podemos ir en contra de las leyes”. También reconoció que Estados Unidos puede llegar a deportar un mayor de número de sus conciudadanos, para lo cual llamó a “estar lo más preparado posible”.
EL RECORD DE OBAMA
Las deportaciones de inmigrantes en EE.UU. no son algo reciente. La diferencia es que ahora los medios contrarios a Trump le dan visibilidad. El gobierno anterior de Barack Obama fue el con mayor cifra de extranjeros deportados durante los primeros años de su gestión en la historia estadounidense, denunciamos en El Ciudadano desde diciembre de 2014.
Según cifras del Anuario de Estadísticas de Inmigración del 2015, desde que Obama tomó posesión de su cargo como presidente en 2009 hasta el 30 de septiembre de 2015, un total de 2 millones 749 mil 854 inmigrantes indocumentados fueron deportados en EE.UU.
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