Donald Trump se dirigió, por primera vez a la sala de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En su discurso ante los líderes mundiales, se la dedicó a un grupo de "regímenes truhanes" y amenazó con "destruir totalmente" a Corea del Norte, cuyas armas nucleares han reciclado el pánico de la Guerra Fría.
La lista negra de gobiernos de Trump comenzó con el régimen norcoreano de Kim Jong-un -al que tildó de depravado, asesino y temerario y continuó con Irán, Siria, Cuba y Venezuela, (los únicos países de América latina que mencionó en su discurso). Los llamó el "flagelo del planeta", y los vinculó con la guerra, el terrorismo, la pobreza, la corrupción y el comunismo.
"Si los muchos justos no confrontan a los pocos perversos, entonces el mal triunfará", dijo Trump a los líderes del mundo.
El primer mensaje directo fue para el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, a quien llamó por el sobrenombre que le puso hace unos días, "Hombre Cohete".
"Estados Unidos tiene gran fuerza y paciencia, pero si se ve obligado a defenderse o a sus aliados, no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte. El "Hombre Cohete" está en una misión suicida para sí mismo y para su régimen", recalcó Trump.
Un murmullo recorrió la histórica sala de la Asamblea General, atestada de dignatarios. Unos minutos antes, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, había advertido que, ante las ansiedades globales por lo de las armas nucleares, que están en el nivel más alto desde el final de la Guerra Fría, "el lenguaje inflamatorio puede dar lugar a malentendidos fatales".
El régimen de Kim Jong-un fue el primero que Trump mencionó, y al que mayor tiempo le dedicó. Luego vino Irán, de quien dijo, que "enmascara una dictadura corrupta detrás de un falso disfraz de democracia". Criticó el acuerdo nuclear que Teherán firmó con Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, al que calificó de "vergüenza". De Siria, dijo lo mismo que Barack Obama: que quería "una solución política" a la guerra civil.
Cuba y Venezuela, según la visión de Trump, sufren la "angustia, la devastación y el fracaso del comunismo". También pidió la ayuda de todos los miembros de la Asamblea para "resolver la crisis humanitaria y política de Venezuela".
"La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido terrible dolor y sufrimiento a la buena gente de ese país. Este régimen corrupto destruyó una nación próspera al imponer una ideología fallida que ha producido pobreza y miseria en todas partes donde se ha intentado", afirmó.
"El pueblo venezolano se está muriendo de hambre y su país está colapsando. Sus instituciones democráticas están siendo destruidas. Esta situación es completamente inaceptable, y no podemos pararnos y mirar", agregó.
Trump nombró a Venezuela ocho veces, el doble que Siria. Utilizó la palabra "régimen" 20 veces, y sólo mencionó en tres ocasiones la palabra "democracia", siempre para hablar de un régimen, no para elogiarla. No mencionó en ningún momento el cambio de climático o calentamiento global, para algunos, la crisis global más seria del momento.
El discurso, que marcó el debut de Trump en el debate general al inicio de un nuevo período de sesiones de la Asamblea, estuvo teñido con sus instintos nacionalistas. Trump abogó por buscar "naciones fuertes, soberanas", y salpicó con críticas a las Naciones Unidas. No pudo dejar de mencionar su ritornello "Estados Unidos primero". Al final, hizo una apelación al patriotismo: "¿Seguimos siendo patriotas? ¿Amamos nuestras naciones lo suficiente para proteger su soberanía y tomar posesión de su futuro?", se preguntó.
Dijo que él se guiaba "por resultados, no por ideología", que Estados Unidos no quería "imponer" su forma de vida a nadie y que buscaba "armonía y amistad". Pero exigió respeto a la soberanía, y formuló amenazas puntuales.
"Para superar los peligros del presente y para alcanzar la promesa del futuro, debemos comenzar con la sabiduría del pasado. Nuestro éxito depende de una coalición de naciones fuertes e independientes que abracen su soberanía para promover la seguridad, la prosperidad y la paz para sí mismos y para el mundo", afirmó.
"No esperamos que los diversos países compartan las mismas culturas, tradiciones o incluso sistemas de gobierno. Pero esperamos que todas las naciones mantengan estos dos deberes soberanos fundamentales: respetar los intereses de su propio pueblo y los derechos de cualquier otra nación soberana", agregó.
A diferencia de sus antecesores, al referirse al terrorismo, utilizó la frase "terrorismo radical islámico", un término que es miel a los oídos de su electorado, y que ha sido muy criticada por sus detractores porque establece un vínculo entre el terrorismo y el Islam.
El mundo aplaudió muy discretamente el discurso de Trump, sólo cuatro veces. La última, cuando terminó.
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