Lo inteligente, para el sistema, hubiera sido lo contrario, y yo estoy en contra del sistema
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Desde un punto de vista estrictamente pragmático, como partidario que soy de la Spanish Revolution, de la Sentada de Sol y de la Democracia Real Ya -esto es, de la revolución una y trina-, no me parece nada mal que la Junta Electoral nos prohíba continuar en la Puerta del Sol ejercitando nuestra soberana actividad política el sábado y domingo. Lo inteligente, para el sistema, hubiera sido lo contrario, y yo estoy en contra del sistema.
Ya la noche del jueves noté que nuestra actividad se estaba deslizando, peligrosamente, por los derroteros de la cosa lúdica de una noche en blanco, más propia de Gallardon que de alguien que quiere acabar con la dictadura de los mercados. La tolerancia del sistema es lo que le ha permitido sobrevivir a las revueltas populares. Incluso, el propio sistema supo hallar en el inconformismo juvenil el más pingüe negocio que jamás se haya conocido; los mercaderes de la música, la moda y el ocio saben muy bien de qué estoy hablando.
Pocas imágenes han dado tanto dinero a las multinacionales como la del Che Guevara; por cierto, ¿los herederos del famoso guerrillero cobran algún tipo de derecho o royalty? Lo que puede facilitar el hundimiento del sistema no es la permisividad del sistema sino la intolerancia. Lo que verdaderamente puso en un brete a China fue la matanza de la plaza de Tiananmen, no la libertad de escuchar a Pink Floyd.
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