En el congreso, de tres días de duración, la UP discutirá y aprobará sus líneas de acción política y organizativa, actualizará su plataforma política, reformará sus estatutos y elegirá a su junta de dirigentes, de cara a las elecciones de 2014.
El “renacimiento de la esperanza”, como llaman sus dirigentes el regreso a la vida política, comenzará este sábado con una marcha que partirá de la plaza de toros, en la zona central de la ciudad, y culminará en el Parque Santander, donde se celebrará el acto público de apertura del congreso.
Las deliberaciones del sábado y el domingo serán a puerta cerrada, según los organizadores de la reunión.
La Unión Patriótica fue creada en 1985 a raíz de una negociación de paz celebrada un año antes entre el Gobierno del entonces presidente colombiano Belisario Betancur (1982-1986) y las Farc.
En las elecciones de 1986, la UP obtuvo más de 320.000 votos que le permitieron llegar al Congreso y a numerosas administraciones municipales.
Sin embargo, el exterminio sistemático de sus líderes y seguidores por parte de grupos paramilitares dejó cerca de 4.000 muertos, según la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, mermó su caudal electoral y en los comicios de 2002 consiguió menos de 50.000 votos.
En el “genocidio político” contra la UP fueron asesinados dos candidatos presidenciales, Jaime Pardo Leal (1987) y Bernardo Jaramillo Ossa (1990), ocho congresistas, 13 diputados regionales, 70 concejales y 11 alcaldes, mientras que muchos otros tuvieron que exiliarse en el exterior.
La baja votación obtenida en 2002 llevó al Consejo Nacional Electoral (CNE) a retirarle el registro jurídico a la UP por no haber alcanzado el umbral de 50.000 votos para mantenerse como partido, pero el 9 de julio de este año el Consejo de Estado, máximo tribunal administrativo del país, se lo restituyó.
Según el presidente del Consejo de Estado, Alfonso Vargas Rincón, si la UP perdió electores fue porque “afrontaba una grave crisis de supervivencia debido al exterminio que por cuenta de manos oscuras venían siendo víctimas sus dirigentes, militantes y candidatos”.
Entre los participantes del congreso que inicia mañana está Aída Abella, una de las históricas líderes de la UP y coordinadora del partido de las banderas verdes y amarillas en el exterior, quien regresó esta semana de un exilio de 17 años en Europa, al que se vio forzada tras ser víctima de un atentado en 1997 en Bogotá.
“Aída fue la última presidenta de la UP, elegida en un periodo marcado por un baño de sangre, y fue objeto de un atroz atentado que se hizo como parte del plan golpe de gracia, en cuya ejecución fue asesinado mi padre”, dijo el congresista Iván Cepeda, hijo del senador Manuel Cepeda, una de las víctimas de la campaña de exterminio de la UP.
Según Cepeda, Abella ”representa la dignidad de las víctimas del genocidio y es un hecho trascendental para la democracia que, después de haber vivido dos décadas de exilio, pueda regresar, así sea unos pocos días, a liderar el congreso de su colectividad”.
Nodal
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