viernes, 18 de septiembre de 2015

Presos de California dan un duro golpe al confinamiento en solitario

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SONALI KOLHATKAR – Activistas celebran un duro golpe al complejo industrial de prisiones y el sistema condenado a nivel mundial de los Estados Unidos de encarcelar en masa. El 1 de septiembre de 2015, un juez federal finalmente anunció un acuerdo en la demanda contra el uso cruel y prolongado de la incomunicación en California, en un caso que se había prolongado durante 2 años.
Las autoridades penitenciarias en el estado han confiado en la bárbara práctica del aislamiento casi total para una fracción significativa de presos en base a su supuesta afiliación a las pandillas. Según Amnistía Internacional, “se cree que ningún otro estado ha mantenido tantos presos en aislamiento indefinido por períodos tan largos”. Como resultado del acuerdo, miles de presos serán liberados en la población general de la prisión, donde podrán satisfacer sus necesidades humanas básicas de interacción social. Lo más importante, los 78 presos de California que han sido aislados durante inimaginables 20 años o más, ahora encontrarán alivio.
Uno de esos 78 reclusos, un hombre llamado Todd Ashker, fue el principal demandante en el pleito recién instalado. Ashker ha pasado 25 años en confinamiento solitario en la tristemente célebre prisión estatal de Pelican Bay.
En una entrevista para Uprising, hace poco hablé con la hermana de otro preso que pasó inclusive más tiempo en una Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) en la misma prisión que Ashker. De sus 30 años de prisión, el hermano de Cruz Gallegos, Víctor, pasó 26 años en régimen de aislamiento.
“Se le dijo que era una amenaza, que alguien en el anonimato dijo que él era una amenaza para los presos y por eso estaba alojado en una SHU”, dijo la hermana de Víctor. Ser encerrado en una caja y esencialmente olvidado por una razón tan trivial es alucinante. Como Atul Gawande escribió en The New Yorker, “simplemente para existir como un ser humano normal se requiere la interacción con otras personas”. Al hermano de Gallegos le fue negada esa interacción durante 26 años.
Los estudios de los efectos que el confinamiento en solitario produce en el cerebro humano evidencian la degeneración definitiva de algunas habilidades básicas. En un artículo de 2006 publicado en la Revista de Derecho y Política, el Dr. Stuart Grassian, un psiquiatra certificado con décadas de experiencia en la Escuela de Medicina de Harvard, afirmó que el confinamiento solitario “puede causar daño psiquiátrico severo”, y que “incluso unos pocos días de régimen de aislamiento previsiblemente cambiarán el patrón de un electroencefalograma (EEG) hacia un patrón anormal característico de estupor y delirio”. En 2011, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, Juan Méndez, publicó un informe advirtiendo que el confinamiento solitario “puede equivaler a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes e incluso tortura”.
Y así, durante más de 26 años Víctor Gallegos permaneció en estas condiciones, solamente la interacción con miembros de su familia durante las visitas a través de un panel de vidrio grueso y conversando por un teléfono. En medio de lágrimas, Gallegos me explicó lo que el aislamiento prolongado ha significado para su hermano: “Veintiséis años de soledad, de no tener a nadie a quien tocar o alguien para acariciarlo o darle algún tipo de afecto, porque eso no está permitido”.
Las celdas (SHU) de la Prisión Estatal, Pelican Bay, no tienen ventanas, lo que significa que durante 26 años Víctor nunca vio el sol o la luna. Recientemente fue trasladado fuera del aislamiento a la Institución Correccional de California en Tehachapi, donde finalmente comenzó a interactuar con otros presos y se expuso, aunque de forma limitada, a la luz solar y aire fresco. “Estaba muy emocionado de tener una celda con ventana”, dijo Gallegos. “Por la noche, cuando estaba mirando hacia fuera no podía decir lo que estaba mirando. Era la luna. No había visto la luna en tantos años que no la reconoció al principio”.
“Él es muy sensible al ruido”, dijo Gallegos de los efectos relacionados al confinamiento. “Si estamos hablando él piensa que estamos hablando demasiado alto. Y siempre se gira para ver quién está detrás de él. Oye las voces de la gente y se da vuelta para ver de dónde viene el ruido”. Es vergonzoso que los Estados Unidos han liderado el mundo en el uso del aislamiento como una táctica para someter a los prisioneros. El lenguaje florido del secretario de Estado John Kerry en el sitio web del Departamento de Estado de Estados Unidos desmiente su hipocresía sobre los derechos humanos:
La lucha fundamental por la dignidad ha sido una fuerza impulsora en la historia humana en todo el mundo, y lo que nos impulsa hacia ella es un conjunto de valores universales y aspiraciones. La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son ideales que no pueden ser contenidos por las fronteras nacionales o costas oceánicas. Es por eso que es especialmente preocupante que tanta gente en tantos lugares se enfrente a grotescas restricciones en sus libertades y derechos de sus propios gobiernos.
De hecho, los estadounidenses deberían sentirse disgustados de que la más “grotesca” de las restricciones se encuentra en las cárceles de Estados Unidos. La mayoría de los presos en todo el país que están sometidos a régimen de aislamiento se encuentran en California. Y mientras el uso de la tenebrosa práctica se ha frenado en ese estado, la mayoría de los otros estados siguen confiando en ese método. El Relator de la ONU sobre la Tortura, recriminó a los Estados Unidos, junto con países como Kirguistán, Egipto, Bahrein, Libia, Yemen y Bielorrusia por someter a los presos al régimen de aislamiento.
La victoria legal que ahora limita el uso del aislamiento de prisioneros en California es de los reclusos y sus familias. Hace dos años, cerca de 30 mil presos en California (Victor Gallegos incluido), que era alrededor de dos tercios de todos los reclusos en el estado, llevaron a cabo una huelga de hambre para protestar por el confinamiento en solitario. Fue considerada la más grande huelga de hambre de prisioneros en la historia del estado, y posiblemente en la historia del mundo. La huelga se informó ampliamente en los medios de comunicación internacionales, arrojando luz sobre el sufrimiento invisible de los reclusos en California. Gallegos también acredita al activismo de las familias de los internos fuera de los muros de la prisión.
“Nosotros somos sus voces. Es muy importante para nosotros que el mundo sepa, que el público sepa lo que las prisiones de California están haciendo, cómo los están torturando”, dijo Gallegos.
El grupo del que Gallegos es miembro, Familias de California contra la Incomunicación (CFASC), trabajó en conjunto con grupos de abogados como el Centro para los Derechos Constitucionales (CCR) para llegar a este acuerdo histórico.
“He esperado tantos años este día”, dijo Gallegos. “Pensé que nunca iba a salir de Pelican Bay. Pensé, que si salía, iba a estar en una caja”

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