sábado, 29 de enero de 2011

¿Por qué los árabes si pueden derrocar gobiernos burgueses y en México seguimos jugando a las elecciones?


Las movilizaciones revolucionarias de Egipto son la continuidad de las batallas del pueblo de Túnez que logró en unos días derrocar a su gobierno
Pedro Echeverría 
1. “Acorralado tras cuatro días de masivas protestas contra su gobierno –publican los medios- el presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunció ayer viernes 28,    pasada la medianoche que reemplazará la totalidad de su gobierno por otro que asuma nuevas funciones. Mubarak hizo el anuncio en un mensaje por televisión, en su primera intervención desde las protestas contra su régimen que estallaron el pasado martes y que se intensificaron ayer, jornada en la que enfrentamientos con la policía dejó 29 muertos, 800 heridos y al menos mil personas detenidas. A pesar del anuncio de Mubarak, decenas de personas han desafiado el toque de queda”. Las movilizaciones revolucionarias de Egipto son la continuidad de las batallas del pueblo de Túnez que logró en unos días derrocar a su gobierno. Pero debemos concluir que las condiciones materiales entre Egipto y México son diferentes y el nivel de conciencia también.
2. ¿Qué tan diferentes? Egipto ha tenido tres gobiernos: en los cincuenta y sesenta Gamal Abdel Nasser, que en los hechos encabezó una revolución independista, agraria y petrolera, asimismo mantuvo un gobierno de izquierda no alineada; Anwar el-Sadat que gobierna en los setenta alineándose con los EEUU y tirando muchas reformas anteriores y el actual, Mubarak, que asciende al gobierno después del asesinato en 1981 y da continuidad a la política entreguista de su antecesor. Posee una extensión territorial que es la mitad de la de México, pero su número de habitantes es mayor a los 80 millones. Por el predominio del desierto la gran concentración se da en El Cairo y sus alrededores. El nivel de conciencia de lucha ha sido desarrollado por las diferentes guerras entre países de la región, además del fuerte nacionalismo que viven esos países en los que las guerras económicas y religiosas entre EEUU, Israel y países árabes han tenido mucha presencia.
3. México es una historia muy diferente. Nasser tomó el gobierno en Egipto en 1952, mismo año que Ruiz Cortines asumió la Presidencia en México. En aquel país han habido tres gobiernos en México 10; la diferencia en número no es importante porque los 10 son parte de una dictadura de clase social que sólo ha cambiado de caras pero los 10 gobiernos sólo han favorecido a los empresarios y a la misma clase política. Pero en Egipto las elecciones no son importantes ni muy representativas, no crean las esperanzas e ilusiones que se crean en México. Nasser asumió el poder por rebelión, el-Sadat por muerte y Mubarak por asesinato; es posible que este se derrumbe por movimiento de masas. En la República mexicana cada seis años se ha entregado puntualmente el gobierno a una “nueva camarilla” que viene siendo exactamente igual a la anterior, que incluso parece corresponder al mismo escalafón político construido de padres a hijos y parientes.
4. Los miles o decenas de miles de jóvenes que hemos visto en televisión y prensa escrita, encabezando las batallas contra la represión de ejércitos y policías en el norte de África, no pertenecen a partidos políticos ni organizaciones anquilosadas controladas por los gobiernos. Según ha publicado la prensa extranjera esas batallas, tanto en Europa como en Túnez y El Cairo, son encabezadas por jóvenes de diferentes tendencias políticas -esencialmente anarquistas, socialistas radicales y libertarios- que no buscan sustituir a un funesto gobernante con políticos de otro tipo, sino que luchan contra el capitalismo, las guerras y el imperialismo de los EEUU. La realidad es que en toda esa región de países árabes, en los que ejercen un dominio total los multimillonarios petroleros, resulta casi imposible encontrar gobiernos independientes, aunque sí populares que mediante su religión, movilizan masas.
5. ¿Qué papel han jugado los EEUU ante estas movilizaciones? En primer lugar buscando usarlas como instrumento de presión contra los gobiernos; estas acciones no están al servicio de los EEUU, pero no debe olvidarse que en cada país ha decenas de miles de agentes espías al servicio de la CIA, del Pentágono, del ejército yanqui, están totalmente enterados de los resortes que dan vida a estos movimientos. EEUU actúa como consejero y a la vez fuerza de apoyo del gobierno establecido, le vende la cantidad de armas que necesita para frenar cualquier levantamiento, pero al mismo tiempo busca atizar los conflictos para ganar más presencia en el poder. El mismo Obama, rindiendo informe a la clase económica y política norteamericana, decía ayer que su gobierno ha recuperado la confianza en el mundo y que ya está listo para seguir avanzando. Como si esa haya sido la primera tarea: “recuperar la confianza perdida”.
6. Aunque aún no estemos enterados del movimiento de armas, no debe olvidarse que el negocio de los EEUU ha sido siempre vender armamento a ambos bandos en pugna en cada país. Como sucedió en la primera y segunda guerra, los yanquis no tienen control de sus enormes producciones de armamento ni en un principio definen sus fuerzas por alguno de los bandos porque lo importante es siempre el negocio. En México vendían armas al dictador Díaz y a los revolucionarios y actualmente venden armas a Calderón y a los narcotraficantes, como dirían los católicos: “están bien siempre con dios y con el diablo”. ¿O acaso los grandes ricos como Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, cuando reparten dineros para campañas no dan dinero a PRI, por un lado y a PAN por otro, así como a otros partidos? Para ellos no es problema de moral o de convicciones sino de negocios. Y la venta de armas para EEUU representa uno de los ingresos más grandes.
7. La realidad es que nadie, a no ser que estuviera loco o fuera un buen negociante de armas, puede estar a favor de las ventas de armas, de las guerras, de los secuestros, de las acciones violentas, de la muerte. Pero tampoco nadie debería estar a favor de una paz que descansa en la explotación, la opresión y la miseria. Esa paz, que le han llamado en México “la paz de los sepulcros”, sólo conviene a quienes tienen el poder, el dinero, el gobierno, ¿cómo pueden los pueblos transformar sus condiciones de vida en países donde llevan décadas y siglos luchando para obtener condiciones humanas de vida y la respuesta ha sido siempre ¡NO!? Sólo mediante los levantamientos, las rebeliones, las revoluciones. Por eso el ejemplo que cunde en África del Norte y puede extenderse a Asia, Europa y América es muy importante en estos momentos. Pero también hay que estar vigilantes para que el imperio yanqui no aproveche estas coyunturas para fortalecerse.

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