lunes, 3 de enero de 2011

REPUBLICA DOMINICANA: EEUU y la reelección de Leonel Fernández


Las pautas pro-reelección, siempre que no afectaran la gobernabilidad, guiaron el proceder de EU respecto a Balaguer; y no hay que dudar que lo guíen frente a Leonel Fernández, el Balaguer de ahora.
Narciso Isa Conde
Leonel recibe la banda de Balaguer

Bernardo Vega, destacado economista, historiador y ex-embajador dominicano en Washington, publicó en su columna del diario HOY un cable fechado el 6 de diciembre de 1969 acerca de uno de los intentos reeleccionistas de Balaguer, enviado por la Embajada de EEUU en Santo Domingo (bajo la firma del entonces Embajador Francis E. Meloy) a sus superiores en Washington y afirmó a continuación que “no hay que dudar que cables sobre la reelección están siendo enviado por el Embajador Yzaguirre durante estos días.”

El personaje tiene fuentes potentes “made in USA” y conoce muy bien la política del imperio. No hay dudas. Por eso me parece oportuno y necesario analizar el contenido de ese cable redactado frente a intenciones reeleccionista parecidas a las presentes.

En resumen, el sistema de información estadounidense instalado en el país le dijo en 1969 a sus jefes en Washington lo siguiente:

  • Las evidencias en nuestro poder apuntan a que el Presidente será candidato.
  • La oposición está convencida de que si él va a los comicios sería el ganador en esa competencia por el uso a su favor de los recursos del poder.
  • El Presidente no definirá públicamente su posición antes de enero, febrero, e incluso después.
  • Esa actitud contribuye a crear más incertidumbre y tensiones, pero es un mal menor respecto al impacto del anuncio ahora de su determinación en cualquiera de los dos sentidos.
  • El pesimismo que todo esto genera no es nuevo, pero ahora es más amplio y profundo que hace un tiempo.
  • ¿UNA AYUDITA GRINGA A LA RESPOSTULACIÓN?

    El balance del cable, por tanto, favorecía cuidadosamente a Balaguer y de reproducirse en el presente esa misma orientación ayudaría significativamente a Leonel Fernández en sus planes de re-postulación-reelección; siempre con la debida prudencia y la necesaria distancia respecto a la situación crítica que eventualmente pudiera crear el incremento incontrolable y la salida de cauce de las tensiones referidas.

    En ese texto se apoya tangencialmente la maniobra de re-postulación indirecta con el silencio personal momentáneo de3l presidente de turno y se entiende en tales circunstancias no definirse en ninguno de los sentidos es lo “menos malo”, aun dando casi por seguro el anuncio presidencial para un futuro próximo.

    El temor imperial –y lo único que al parecer podría, entonces y ahora, motivar en última instancia el rechazo o bloqueo de EEUU a la reelección presidencial- es precisamente si se diera el caso de que las referidas tensiones crezcan hasta crear (antes, durante o después de los comicios) un clima de inestabilidad o ingobernabilidad fuera de su control. Pero esa preocupación, presente con cierta sutileza en algunos párrafos del referido cable-patrón, sus redactores se cuidaron de no desarrollarla ni dramatizarla, refiriéndola, más que a un cuadro de crisis inmanejable, al crecimiento del “pesimismo” en la sociedad.

    Esas pautas guiaron siempre el proceder del imperio respecto a Balaguer y sus determinaciones reeleccionistas y no hay que dudar que marquen la conducta gringa frente a Leonel Fernández, sindicado como el Balaguer de estos tiempos.

    El “doctor” fue el preferido hasta que se desgastó. Recordemos que solo cuando en el 1978 quedó muy mal parado y cuando imponerlo creaba una crisis de gobernabilidad de consecuencias imprevisibles –estando garantizado previamente que el relevo perredeísta estaba debidamente “domesticado”- EEUU procedió a quitarle el apoyo en términos coyunturales.

    Igual pasó en el intervalo 1994–1996 ante el agotamiento político del balaguerismo y la inestabilidad creada por el nuevo empecinamiento reeleccionista.

    La existencia de precedentes de ese tipo, por mas vuelta que se le de, favorece el nuevo ensayo leonelista hacia su tercer periodo. La Embajada la asumió entonces la reelección –y no hay razón para no hacerlo ahora- como un hecho posible, aceptable y/o ponderable dentro de aquel contexto político; aunque no descartó eventuales riesgos de desestabilización y decidió asumir con cautela tanto el proceso en esa dirección como el apoyo soterrado a la determinación presidencial. La impugnación de su parte a esa decisión de Balaguer no estuvo presente en ningunas parte de ese texto. Tampoco lo ha estado en muchos otros casos similares, remotos y recientes. Y eso es muy revelador.

    ¿Por qué dudar ahora que las instancias de poder estadounidense se estén manejándose con las mismas coordenadas frente a Leonel Fernández, un jefe de estado leal a sus intereses globales y locales, y con mayores habilidades para articular el núcleo duro de la clase gobernante-dominante dominicana de estos tiempos?

    Eso es lo que precisamente puede deducirse del parangón formulado por Bernardo Vega, economista e historiador muy sintonizado con la manera de pensar y de ser del poder permanente estadounidense.

    LA CAMPAÑA LEONELISTA TOMARÁ MAYOR DIMENSIÓN

    Es claro que Leonel Fernández sabe coger ese tipo de “seña” y que hace rato la agarró, por lo que hay que pensar que en lo adelante va a arreciar su campaña de re-postulación indirecta; incluso antes de la reparación de la alfombra legal-constitucional que la facilite.

    Esa campaña en lo inmediato habrá de tomar más cuerpo que el que ha tenido hasta ahora, sin que por el momento Leonel se pronuncie a su favor. La denunciada recolección de firma a favor de su postulación por el PLD es solo un componente más de su decisión de intensificarla.

    Creo incluso que lo más probable es que el Presidente Fernández no anuncie su decisión formal “ni en enero ni en febrero”, aunque no hay que descartar hechos que lo lleven a hacerlo dentro de ese plazo.

    Ya, en los días finales de este 2010, se sintió una aceleración de esos planes, erosionando en mayor grado a Danilo Medina al interior del PLD y del Congreso, relativizando el tema de la inconveniencia de un tercer periodo, desechando la “reforma constitucional” para quitarle argumentos a una cúpula oligárquica y eclesial pusilánime, y potenciando la idea del referéndum para crear mejores condiciones a nivel de Suprema Corte y del Tribunal constitucional.

    De paso diversificó (con lo de “después del 1 viene el 2”) el diversionismo político y la distracción interna dentro de la competencia peledeista.

    Ese “acelere” guarda alguna relación con lo que le está pasando a Álvaro Uribe después de verse forzado a descartar el camino de la reelección y tiene mucho que ver con su propia valoración sobre los eventuales riesgos para su seguridad y la libertad personal ante un eventual abandono de su parte de la “silla de alfileres” en el 2012.

    Cierto que él ha creado una “coraza inter-institucional” para su protección y la de los suyos (Senado-Congreso, Cámara de Cuentas, Consejo de la Magistratura Sistema Judicial, Tribunal Constitucional, Sistema Electoral…), pero teme que ésta sea insuficiente para garantizarle impunidad total y nueva opción presidencial a futuro cercano.

    Dentro de esos temores y esa búsqueda de concierto se explica su diligente promoción del homenaje de exculpación a Jorge Blanco, como llamando a toda la partidocracia a jamás repetir retaliaciones de ese tipo contra símbolos y personeros cumbres del sistema; mientras de paso procura cooptar la familia jorgeblanquista, incluido el soborno expresado en el pago millonario desde la Presidencia (con dinero ajeno, con fondos de los/as contribuyentes) de los voluminosos gastos incurridos durante la gravedad de su “patriarca”, metiéndose más aun en la interna del PRD.

    Todo esto no deja dudas de que para Leonel Fernández lo mas seguro en términos de garantías duraderas para su impunidad, libertad y seguridad personales, es seguir “per secula seculorum” en la Presidencia de la República, dándole continuidad para beneficio propio y de su claque a la dictadura institucionalizada y a esta modalidad moderna y post-moderna de caudillismo.

    OTRA “CLASE IMPREVISTA”: LA PARTIDOCRACIA ENRIQUECIDA

    No olvidemos, además, que la partidocracia no es ya exclusivamente un ente político-burocrático con privilegios circunstanciales, sino también un factor “empresarial” y un poder económico-social en expansión. Su cúpula cuenta con fortunas personales y de grupo realmente exorbitantes, cuyos beneficiarios se resisten a ser despojados de las ventajas escandalosas que implica ser gobierno, de los favores de la narco-corrupción estatal y el tráfico de influencia, y de las ganancias fáciles derivadas del control del Poder Ejecutivo y su gravitación sobre todo el Estado para la reproducción ampliada de sus capitales sucios. Y Leonel Fernández encabeza hoy la facción más enriquecida y poderosa de esa parte de la partidocracia.

    Si de la burocracia se ha hablado como “clase imprevista” generada por el régimen estatista, la cúspide de la partidocracia ha devenido en otra “clase imprevista”, conformada en mayor grado y dimensión en el marco del reinado neoliberal, de la privatización y la competitividad sin límites.

    En tales términos y en esas dimensiones esa nueva “clase imprevista” es un producto de la era maldita del “todo se vale”, de la acumulación capitalista sin límites (desde el Estado y en función del interés privado y personal); de la política como gran negocio, generalmente asociado a clanes empresariales privados y/o a las mafias comunes, también empeñadas en la privatización de lo público y la usurpación del patrimonio natural y los bienes públicos de la nación; en fin, es un producto del ejercicio del poder político, económico, militar y mediático como medio de lucro ilimitado, razón de vida y prueba del “éxito”.

    Es algo peor que el bonapartismo estatista. Es la privatización y gansterización del Estado y el territorio por múltiples vías, a favor de funcionarios y empresarios privados; funcional al interés de ambos sectores, generadoras de competencias y asociaciones espurias en el contexto de la legalización del mayor número de antivalores y de la coexistencia perversa de sus beneficiarios, procedentes unos del sector privado tradicional y las mafias particulares, y otros de la administración y gestión del sector público y de la política.

    El dueño mayor dentro de la partidocracia y factor hegemónico dentro de un sistema político-institucional aberrante, generalmente tiende a insistir en perdurar hasta que se agota; procurando el propio sistema y sus tutores, que el relevo sea parecido y se monte sobre el diseño de la dictadura institucional ya conformada, sin cambios estructurales.

    El espíritu del “cable americano” sobre la reelección de Balaguer, posiblemente presente en los cables de estos tiempos firmados por Yzaguirre, se adviene perfectamente a esa realidad que EEUU patrocina a escala global. Por eso de su parte no se siente la menor obstrucción al nuevo “globo de ensayo” de Leonel, sin necesariamente deponer la posibilidad de recurrir a su relevo si la estabilidad del sistema se trastorna con riego de pérdida de su control. Tampoco de eso tenemos dudas.

    De esos centros de poder no hay nada bueno que esperar. El verdadero cambio pasa, por tanto, por una ruptura y superación a fondo de las estructuras de poder y la institucionalidad impuestas, que si bien obliga a sacar las actuales “sanguijuelas” del poder a base de “calor”, exige también cerrarle el camino a la que están en la reserva del sistema y precisa sobretodo de un contrapoder creador de una nueva institucionalidad, de un sujeto popular-nacional camino al ejercicio del poder en sus diversas expresiones, de la nueva independencia del país y la nueva democracia; realmente participativa, multicultural e integral, promotora del bienestar colectivo.

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