Cuando los asalariados defienden sus derechos, están defendiendo el proceso liberador, no entenderlo así, es no entender o no querer entender las contradicciones de la lucha de clases y eso es temerar
José Justiniano Lijerón
Mientras que todos los asalariados no estén en el poder y que el gobierno represente verdaderamente los intereses de clase de todos los explotados, de las ciudades de las minas y del campo. Los primeros de mayo en cualquier parte del mundo, se festejan como un día festivo o como un día de protesta y lucha.
Los trabajadores recuerdan y rinden homenaje a los incidentes en Chicago, cuando el 1 de mayo de 1886 se inicia una huelga de trabajadores en contra de las condiciones laborales y sobre todo reivindicando las 8 horas de trabajo, protesta presidida por “enemigos de la sociedad y del orden establecido”. Esta huelga desembocó en una gran manifestación el 4 de mayo donde según el gobierno atribuyó a provocadores del “orden establecido”, de reprimir dicho acto de masas, con saldo de muertos y heridos.
Y como es una costumbre ya ancestral, los “culpables fueron los manifestantes”, la represión del sistema, acusó a varios como responsables, pero al final después de sentenciar en un juicio fraudulento a varios trabajadores a prisión, George Engel, Adolf Fischer y Albert Parsons, fueron acusados como los principales responsables y sentenciados a muerte mediante la horca, hecho que se consumó, el 11 de noviembre de 1887.
Es paradójico, que esta fecha de regocijo en los países donde los trabajadores se sienten reivindicados en sus más elementales derechos, así como en los países donde los primeros de mayo son fecha de insistir sobre los derechos de los trabajadores, en jornadas combativas de lucha, o sea que se celebra en ambos casos en casi todos los países del mundo, a excepción de los Estados Unidos, Reino Unido y algún otro país, que lo ignoran. ¿Por qué?.
En Bolivia cuando los trabajadores están saliendo de un conflicto, por reivindicaciones salariales y políticas, después de un enfrentamiento, trabajadores-gobierno, como en las mejores épocas de gobiernos neoliberales. El gobierno porfió en tratar de demostrar: “que la dirigencia de los trabajadores, son enemigos del gobierno” y que “están al servicio de la derecha”, que “son conspiradores”, y que quieren que se “gasten en salarios las reservas del país”, que el sector laboral es “un sector minoritario”, etc. Acusaciones fáciles y peligrosas y sin una base sólida, que de haber continuado el conflicto, este tipo de acusaciones hubieran servido como caldo de cultivo, para sembrar la discordia entre sectores,(para beneplácito de la derecha) algo que no es digno de un gobierno producto de mayorías y que se debe al pueblo trabajador, asalariados , campesinos y pueblo en general.
Es cierto también que alguna dirigencia cuestionada de la Central Obrera Boliviana, y que debe ser sometida a un congreso nacional en un plazo perentorio, jugó su papel electorero con posiciones intransigente y poco serias, padeciendo de un mal dañino al movimiento obrero como es la falta de credibilidad en las bases y por ende el no ser interlocutores validos de un movimiento obrero que ha sido ejemplo de unidad y lucha en América latina. Como siempre las luchas consecuentes del sector minero, en especial de Huanuni, reorientaron la lucha por el camino más correcto.
No será el último conflicto y para el futuro, ojala que el esperado congreso Nacional de la C. O. B. se dote de una verdadera dirigencia revolucionaria y clasista, a la cabeza de los compañeros mineros como rezan los estatutos de este ente matriz de los trabajadores bolivianos.
El gobierno como resultado de las negociaciones del último conflicto, promete para este 1 de mayo sacar una serie de medidas, como la derogación del famoso decreto neoliberal el 21060, algo que se debió haber hecho hace bastante tiempo. Ojala que entre otras de las medidas anunciadas, sea la reversión, nacionalización o como se le quiera llamar, de las grandes empresa de la minería que están sobre explotando las minas y a sus trabajadores, dejando miseria al pueblo boliviano.
Si no hay medidas que reorienten el proceso hacia una verdadera liberación nacional, profundizando la necesidad de cambiar el sistema económico, que aún en su mayoría sigue en poder de manos privadas, para chantajear cuando se le venga en gana al pueblo boliviano, poco es lo que estamos haciendo.
Este próximos 1 de mayo seguirá siendo día de lucha por las reivindicaciones, económicas, sociales y políticas de los asalariados del país y por la profundización de este proceso, y evitar con la lucha permanente su estancamiento y su retroceso.
Cuando los asalariados defienden sus derechos, están defendiendo el proceso liberador, no entenderlo así, es no entender o no querer entender las contradicciones de la lucha de clases y eso es temerario.
José Justiniano Lijerón
Es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana C.O.B
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