viernes, 27 de mayo de 2011

Duro y Potente


La jauría en las plazas.
Silvia Delgado / Kalvellido
Ya soltaron a la jaurìa.
Inquieta y babeante aguardaba la orden del amo.
Sangre fresca en las plazas, sangre irredenta, sangre joven recorriendo las arterias de la desobediencia.
Hay que ser muy cabròn para llevar fusil y descargarlo, nada nuevo, ese oficio siempre fue macabro.
Mucho tardaron, mucho tiempo para darse cuenta de que peligran las jaulas, de que se rompen las rejas, de que las alas ya no están quebradas.
Les gusta esa violencia que fabrican pero también se asustan porque el miedo que derraman, da la razón a los que se quejan.
Pone la verdad en bandeja.
Y por màs que enseñen las encías, por màs que tatùen cicatrices, por màs que agarren los cuerpos para golpearlos con saña, la rebeldía crece inmensa.
Aquì tenemos a los perros guardianes del sistema, siniestros guardaespaldas de la riqueza.
Aquì tenemos, en carne viva, la protesta.
El desafío será entonces conseguir que la bestia, dueña de estas jaurías desaparezca con el rabo entre las piernas.

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