A solo unos días del crítico quince de octubre las masas se inquietan e irgen contra un sistema que les ha fallado y tiene los días contados en la cuna de la civilización moderna. Y no lo dudéis: si Europa cae en una crisis y desunión definitiva, detrás irá nuestro tío Sam.
Acababa de comenzar la semana cuando la Bolsa en Europa y Asia cayó en picado por el miedo a que Grecia no pueda pagar sus deudas y Europa recaiga. En efecto el gobierno griego anunció que no podrá cumplir a tiempo los objetivos impuestos por el triunvirato de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional: a pesar de los numerosos e infames recortes, Grecia sigue en déficit y entra en una abismal recesión.
Por supuesto, en menos de un día quedó claro que el resto de Europa no se salvaba: el banco y referencia financiera Goldman Sachs ha previsto que para mediados de 2012 no solo España e Italia sino también Alemania, Francia y Holanda sufrirán una recaída en la recesión. En tanto, Francia y Bélgica están buscando una forma de salvar a la recién derrumbada Dexia, una de las mayores financiadoras del sector público. Bélgica ya tiene sus problemas (hasta ayer mismo llevaban un récord de 16 meses sin gobierno electo) pero el primer ministro interino se pronunció al respecto: se está considerando la nacionalización del banco.
El resto de respuestas a esta inminente recesión varía entre nula y pésima. Además de los recortes económicos en Italia, España y por supuesto Grecia, el jueves el Banco Central de Inglaterra inyectó 75.000.000.000£ (ochenta y siete mil millones de euros) en la economía británica, retrasando lo inevitable y evitando el problema de raíz. La réplica popular es más caldeada: la huelga general en contra de las medidas de austeridad ha paralizado a Grecia y ha devuelto la violencia a las calles, con unas docenas de manifestantes que no siguieron el ejemplo pacífico de los otros dieciséis mil. Adivinad qué grupo apareció en las noticias.
Tampoco han desaparecido las protestas de EE.UU., que auguran el decisivo 15O. El movimiento en Nueva York se ha revitalizado al ganarse el apoyo de varios sindicatos, decisión bienvenida pero, al igual que con el 15M en España, aceptada con cierto recelo debido a la sumisión de los sindicatos al partido demócrata. Aunque con una fuerza menor que los miles en Nueva York, el viernes Washington D.C. se unió con decisión a las protestas.
A pesar del impacto de este nuevo movimiento, los medios estadounidenses básicamente lo han ignorado, especialmente en televisión. Ha de decirse que, entre los escasos reportajes, el del conocido izquierdista radical Keith Olbermann es el más honesto. En mitad del programa hace lo que siquiera hicimos en nuestra cobertura de las protestas: leer toda la Declaración de la ocupación de Nueva York. Sabiendo inglés o no, su rabia se percibe entre líneas:
En menos de una semana se dará el 15-O en pos de un cambio político-económico global. Es difícil, por no decir imposible, predecir qué pasará exactamente. ¿La primera revolución global o una serie de revueltas olvidadizas? Para bien o para mal, pronto lo sabremos.
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