por Pedro Echeverría V.
“Podemos pensar en un país, dice Mujica, donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande o abrigarse en lugar de subir la calefacción”
1. José Mujica, el actual presidente de Uruguay, con 77 años de edad, es un luchador por el socialismo. Me hubiera encantado que llegara al gobierno con el triunfo de la guerrilla urbana de los Tupac Amaru (Tupamaros) dirigidos por Raúl Sendic, a finales de los años setenta y que no hubiese pasado 14 años en las cárceles uruguayas. Hoy viejo, como muchos de nosotros, ha perdido la pasión revolucionaria del radicalismo juvenil y se ha quedado con la ideología. Si bien Uruguay, con sus pocos más de cuatro millones de habitantes no es muy representativo en América, el prestigio que tiene ese país por sus altos niveles educativos, le permitiría un papel antiimperialista combativo que sumaría más fuerza a las luchas de América Latina. Pero obviamente no es un problema de la vejez de Pepe Mujica, sino del mismo Uruguay cuyos niveles de consumo son de los más altos de Latinoamérica, además de su estilo europeo de vida.
2. Pero lo que Mujica aporta en las siguientes líneas como una reflexión anticonsumista –misma que le conocí hace unos meses- me parece totalmente justa en estos tiempos; aunque es un simple mensaje que cala poco porque el gran poder de la ideología capitalista –implantada de manera férrea en la familia, la iglesia, la escuela y la sociedad- es tan poderosa que cualquier consejo o recomendación sirve poco si no se tiene fuerza para instrumentarlo. Muchos dirían que el capitalismo no impone y deja en libertad a todos los que quieran o no quieran consumir y dicen: “si no quieres consumir apaga la TV, la radio, no veas la prensa impresa, no camines por las calles, no hables con los vecinos, no escuche a tus hijos, no vayas a fiestas, enciérrate en tu casa o en la iglesia. “Podemos pensar en un país, dice Mujica, donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande o abrigarse en lugar de subir la calefacción”.
3. No tengo duda que el consumismo es uno de los peores males creados para la reproducción del capitalismo. En tanto una funesta clase social minoritaria de empresarios y políticos dilapida con manos llenas la plusvalía o las “ganancias” que obtiene de la explotación y el saqueo de riquezas, el 80 por ciento de la población que pertenece a la pobreza no tiene para vivir adecuadamente y con alegría. Pero la filosofía burguesa de consumo le ha penetrado profundamente. Por eso Marcusse cuando escribe que una secretaria o un trabajador se divierte igual, desea, se viste y consume imitando a los patrones o las hijas de él, cumple como población subyacente cuyas necesidades y satisfactores sirven para preservar el capitalismo. Algo parecido le he leído al también uruguayo Eduardo Galeano sobre la modernidad capitalista del consumo. Por ello también hay que leer las palabras de Mujica:
ESCRIBE MUJICA:
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer. La gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer. Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales. No porque sea elegante sino porque es placentero. Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines. ¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices! Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers. En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos. No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques. Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales. Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento. En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada.
LA EDUCACIÓN ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y miren que es un puente largo y difícil de cruzar. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento. Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia. Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números. Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta. Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa. Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez. O como los que vieron el fuego por primera vez.Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.Y es probable que todas las películas y todas las músicas del mundo. Es abrumador. Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente. Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua. Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos
antes.
antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena. Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo. .....(Genial) No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento. Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.. Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros.
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