domingo, 4 de diciembre de 2011

Trasladan las protestas mundiales a los videojuegos


Las manifestaciones de los indignados en EE.UUU., la Primavera Árabe y las protestas universitarias inspiran la denominada serie de los "videojuegos serios".

Uno de ellos es People Power que requiere de la sesuda concentración de sus usuarios para que lideren un movimiento de resistencia civil.



 Las protestas de los Indignados, la Primavera Árabe que remodeló Medio Oriente y los campamentos anti-Wall Street que se contagiaron en todo Estados Unidos inspiran una serie de “videojuegos serios” que buscan capturar activistas dentro de un inofensivo monitor.

Uno de ellos es People Power, un videojuego de estrategia que requiere de la sesuda concentración de sus usuarios para que lideren un movimiento de resistencia civil contra la policía, el ejército o incluso medios de comunicación oficiales.

El ejercicio, que se presenta en su web como “una oportunidad para unirse a la comunidad de quienes quieren aprender sobre resistencia civil y estrategias no violentas2, fue encargado por York Zimmerman, una productora de documentales con sede en Washington.

People Power no es una propuesta exactamente divertida, sino exigente –los expertos la clasifican dentro del rubro “videojuegos serios”–, donde el jugador elige un escenario (dictadura, represión...), selecciona una serie de tácticas para combatir a sus adversarios y asigna tareas a los miembros de su grupo.

Steve York, documentalista y productor ejecutivo del juego creado junto al Centro Internacional del Conflicto No Violento, afirmó que no pretende apelar a una audiencia masiva, “sino a activistas comprometidos en conflictos por la libertad o los derechos civiles en el mundo real, a quienes no les ayudaría un juego que sea demasiado simple o fácil".

People Power salió hace casi un año como una continuación de otro juego lanzado en 2006 (A Force More Powerful), que el grupo lanzó cuando “percibió que era necesario ayudar a los activistas a aprender estrategias no violentas”.

Entre ellas, recaudar fondos, reclutar miembros o diseñar tácticas. Los militantes “sabían hacer protestas, huelgas y boicots, pero no sabían cómo organizar todo eso”, explicó York, quien trabaja en un documental sobre la llamada Primavera Árabe, una serie de revueltas populares que provocó este año la caída de regímenes dictatoriales en el norte de África y Medio Oriente.

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