martes, 10 de enero de 2012

Bolivia confiere 11 derechos a la naturaleza equivalentes a los derechos humanos


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La nueva legislación boliviana otorga 11 derechos básicos a la naturaleza, entre los que destacan:
- el derecho a la vida y a la existencia;
- el derecho a continuar ciclos vitales y procesos libre de la alteración humana;
- el derecho a no tener su estructura celular contaminada o alterada genéticamente;
- el derecho “a no ser afectada por mega infraestructuras y proyectos de desarrollo que afecten el balance de los ecosistemas y las comunidades de los pobladores locales”;
- el derecho al aire limpio y al agua pura;
- el derecho al equilibrio;
- el derecho a no ser contaminada;

“Es histórico mundialmente. La Tierra es la madre de todos”, dijo el vicepresidente Álvaro García Lenera. “Establece una nueva relación entre el hombre y la naturaleza, la armonía que debe de ser preservada como garantía de su regeneración”.
Como parte de este proyecto que reconoce a la Madre Tierra, o Pachamama, entre las culturas locales, como una entidad legal, se establecerá un Ministerio de la Madre Tierra y se nombrará un ombudsman para monitorear a las industrias y proteger a las comunidades y ecosistemas.
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La Ley de la Madre Tierra: Bolivia da a la naturaleza los mismos derechos que al hombre.
En un destacada iniciativa, una ley apoyada por el gobierno y la gente de Bolivia propone establecer un Ministerio de la Madre Tierra y otorgar a la naturaleza igualdad de derechos con el ser humano
Bolivia está por pasar la primera ley en el mundo que le otorga a la naturaleza los mismos derechos que a los seres humanos, haciendo al hombre, a la planta, al animal, al río o a la montaña, iguales. La Ley de la Madre Tierra, acordada por los políticos y con un fuerte apoyo popular, redefine las riquezas minerales del país como “bendiciones” y propone radicales medidas de conservación para reducir la contaminación y controlar la industria.
La nueva legislación otorga 11 derechos básicos a la naturaleza, entre los que destacan: el derecho a la vida y a la existencia; el derecho a continuar ciclos vitales y procesos, libre de la alteración humana; el derecho al aire limpio y al agua pura; el derecho al equilibrio; el derecho a no ser contaminada; el derecho a no tener su estructura celular contaminada o alterada genéticamente. Y quizás, lo más interesante: el derecho “a no ser afectada por mega infraestructuras y proyectos de desarrollo que afecten el balance de los ecosistemas y las comunidades de los pobladores locales”, lo que en teoría prácticamente bloquearía la mayoría de los proyectos petroleros, mineros y de extracción de recursos naturales. Algo que habrá que verse, ya que Bolivia recibe cientos de millones de dólares de compañías extranjeras en el sector minero y las leyes son suficientemente abstractas para encontrar caminos para seguir explotando en cierta forma la naturaleza. En Ecuador, una legislación que también da derechos básicos a la naturaleza, no ha impedido que las compañías petroleras sigan destruyendo partes biológicamente invaluables del Amazonas.
No quedan claro tampoco algunos detalles de aplicación, ¿tendrán los bichos y los insectos, los mismos derechos que los mamíferos o las aves?
“Es histórico mundialmente. La Tierra es la madre de todos”, dijo el vicepresidente Álvaro García Lenera. “Establece una nueva relación entre el hombre y la naturaleza, la armonía que debe de ser preservada como garantía de su regeneración”.
Como parte de este proyecto que reconoce a la Madre Tierra, o Pachamama, entre las culturas locales, como una entidad legal, se establecerá un Ministerio de la Madre Tierra y se nombrará un ombudsman para monitorear a las industrias y proteger a las comunidades y ecosistemas. Habrá que verse hasta que punto esto no es solamente un nombre más sofisticado para el Ministerio del Medio Ambiente, de cualquier forma la iniciativa del gobierno del primer presidente indígena de la región, Evo Morales, es digna de celebrarse y quizás en algunos años sea recordada como precursora de una legislación global impostergable, sensible a la consciencia de que la Tierra no sólo es el sustento de todos los seres vivos, es un ser vivo en sí misma.

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