En 2010, Libia era el país con mayor esperanza de vida en África (sólo por detrás de las colonias españolas de Ceuta y Melilla o las islas Canarias), con 77,65 años. También contaba con el PIB más alto del continente y el segundo puesto atendiendo a la renta per cápita y el poder adquisitivo de sus ciudadanos.
Tales debieron ser las razones por las que, además de por sus riquezas petrolíferas, Occidente decidió masacrar al país y devolverlo a épocas en las que sus habitantes se hallaban en situación parecida a las de otras áreas limítrofes, donde el hambre, la enfermedad y la pobreza hacían estragos en la población.
Bilderberg decidió que el ejemplo de Libia no debía extenderse a otras regiones africanas. Occidente y su brazo armado, OTAN, no podían consentir que Trípoli diera lecciones de cómo repartir la riqueza entre sus pobladores.
OJALÁ LA RESISTENCIA ACABE CON ESTE TIPO DE MERCENARIOS DONDE QUIERA QUE SE ENCUENTREN
Dos años más tarde, tras la invasión y el genocidio cometidos en nombre de “la democracia”, se organizan las primeras elecciones, que darán paso a un gobierno al servicio de las empresas y mandatarios de EEUU y Europa, principalmente, para asegurar que el crudo que esconde el subsuelo libio sea propiedad de las grandes corporaciones petrolíferas de ámbito global, todo ello a precio de saldo.
Resulta curioso y sorprendente que de casi 7 millones de habitantes que tiene Libia, sólo 3 hayan “disfrutado” del derecho a votar, de los que tan solo quiso ejercerlo un 60%, por lo que una vez más asistimos, como en México hace una semana, a la celebración de unos comicios amañados y preparados por aquellos mismos que ayudaron al hundimiento económico, social, moral, cultural y laboral de aquel país. La pantomima occidental no tiene límites, pero sí muchos autores dispuestos a escribir guiones parecidos.
Ojalá la resistencia armada libia comience sus acciones para derribar un régimen criminal, como el que occidente y su OTAN han impuesto por la fuerza bruta.
Ojalá la resistencia afgana talibán continúe con sus combates defendiendo la independencia de su país, ultimando mercenarios de la organización terrorista de la que forma parte España.
Ojalá Rusia y China sigan mostrando que, al menos ellos, pueden frenar una masacre similar en Siria.
Hoy más que nunca, esa nación asesiada es la prueba de fuego (el fuego asesino de Qatar y la Casa Blanca, Arabia Saudita y Francia) de dos sistemas que se niegan a la agresión armada para colaborar en la solución de un supuesto conflicto interno.
Sin la firme actitud de ambas naciones, el pueblo sirio no tendría futuro
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