Manifestantes, agrupados bajo el movimiento "Idle no more" (No más pasividad), realizaron ritos y danzas ceremoniales en todos los sitios considerados sagrados, para exigir respeto a sus garantías individuales y atención a las problemáticas que enfrentan.
Idle no more surgió en rechazo a reformas aprobadas por el Parlamento la semana pasada, que permiten la exploración y extracción de petróleo y gas, así como la pesca en ríos ubicados en asentamientos aborígenes.
Los indígenas denuncian que esas medidas vulneran sus derechos ancestrales sobre la tierra, el agua y los recursos naturales, y son perjudiciales para el medio ambiente porque permitirán al Gobierno controlar las zonas protegidas.
Con ese fin, recorren el país, bloquean carreteras, vías férreas y aeropuertos, acampan en espacios públicos y se concentran frente a instituciones federales mientras el primer ministro, Stephen Harper, se rehúse a atender sus demandas.
Organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos y comunidades aborígenes de otras naciones respaldan el levantamiento de Canadá.
Varias agrupaciones planean mítines de solidaridad durante este fin de semana en plazas de ciudades estadounidenses como Washington, Nueva York, Sacramento y Denver. Protestas similares están previstas en Londres.
Los canadienses también convocaron a sumarse a un ayuno iniciado en Regina por varias mujeres en apoyo a la jefa de la tribu Attawapiskat, Theresa Spence, quien asegura que permanecerá en huelga de hambre hasta que Harper la reciba para discutir las preocupaciones de la población originaria del país, sobre todo en materia de vivienda y educación.
Spence ha criticado las políticas impuestas en el reciente presupuesto, las cuales, a su juicio, violan todos los tratados históricos por los que los pueblos originarios han luchado por años, según reporta Noticias Montreal.
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