martes, 26 de febrero de 2013

BORON / Gobiernos lacayos de EEUU en la región son caballos de Troya


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CRONICON.NET – Los procesos de integración en América Latina que paulatinamente se vienen consolidando como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) afrontan la permanente amenaza de gobiernos lacayos de la región como los de México, Colombia y Chile, que intentan convertirse en caballo de Troya y de esta manera ser funcionales a los intereses hegemónicos de Estados Unidos. Esta fue una de las conclusiones de la conferencia que el reputado polItólogo y sociólogo argentino Atilio Boron ofreció en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) del Ecuador, el pasado 15 de febrero.
Boron durante su disertación en Quito analizó en forma detallada el mapa geopolítico de América Latina y el papel de la CELAC, e hizo énfasis sobre la vital importancia que tiene esta región para el imperio norteamericano.
CUATRO TIPO DE REGÍMENES
Al hacer el mapeo sociopolítico de Latinoamérica, el analista argentino caracterizó a los regímenes de Hugo Chávez en Venezuela; Evo Morales en Bolivia; Rafael Correa en Ecuador; y Daniel Ortega en Nicaragua como gobiernos reformistas radicales. Los de Uruguay, Brasil y Argentina, de centro izquierda. Y una revolución consolidada como es el caso de Cuba, que es la única en la región. Un cuarto tipo de régimen es el de la derecha neoliberal al que pertenecen casi todos los países de Centroamérica, así como México, Colombia, Perú y Chile, lo que denominó como el flanco del Pacífico suramericano.
Este mosaico sociopolítico claramente diferenciado plantea cómo se puede avanzar en un proceso de integración, cuando hay diversos intereses y distintas ópticas de por medio.
LOS GOBIERNOS REFORMISTAS RADICALES
El rasgo distintivo de estos gobiernos que hacen parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) es la permanente confrontación con las clases dominantes en los respectivos países que defienden y/o representan los intereses de Estados Unidos. Por ello estos regímenes deben soportar y hacerle frente a los sistemáticos intentos de desestabilización política de los grupos fácticos de poder que, en la mayoría de los casos, son propietario de los monopolios de medios de comunicación, desde los cuales atizan la oposición y el desprestigio de los gobiernos progresistas. Con el apoyo irrestricto de Washington en lo financiero, logístico, militar y político, buscan por todos los medios deshacer el camino andado por los gobernantes de izquierda que han consolidado un apoyo popular abrumador en las urnas.
GOBIERNOS DE CENTROIZQUIERDA DEL CONO SUR
El propósito de los gobiernos de Dilma Rousseff en Brasil; Cristina Fernández de Kirchner en Argentina; y José Mujica en Uruguay es, en opinión de Boron, fundar un capitalismo serio en América Latina (algo así como un capitalismo con “rostro humano). Sin embargo, sostiene en forma categórica que el capitalismo ha demostrado durante la historia que no genera ningún tipo de bienestar, ni siquiera incluso en el denominado “mundo desarrollado” que hoy está enfrentando los embates del criminal modelo neoliberal como lo refleja la cruda y desesperante situación social que están viviendo varios países europeos, o los propios Estados Unidos que afronta la crisis de 47 millones de habitantes por debajo de la pobreza y 100 millones más que no tienen ningún acceso a servicios de salud.
Si bien estos gobiernos catalogados de centroizquierda mantienen rezagos del modelo neoliberal, como el hecho de que las empresas estratégicas del Estado mantienen una lógica capitalista como por ejemplo, Petrobras que es mixta y cotiza en bolsa, Boron resalta que durante el desarrollo de su gestión han implementado políticas sociales que han mitigado la pobreza.
El rol de estos gobiernos ha sido fundamental para apoyar los regímenes progresistas y de izquierda en la región, pues mandatarios como Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva fueron fundamentales en la estrategia de Hugo Chávez aupada por Fidel Castro para hundir en 2005 en Mar del Plata, durante la Cumbre de las Américas, la malhadada Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un proyecto económico neoliberal de recolonización inspirado en Washington.
LA REVOLUCIÓN CUBANA
Boron no duda en calificar de consolidada la Revolución Cubana, no obstante el criminal bloqueo estadounidense que ya lleva más de medio siglo, caso singular por cuanto no hay antecedente en la historia universal de acciones continuadas de lesa humanidad que atenten contra la sobrevivencia y normal desarrollo de todo un pueblo. Pese a los avatares, las limitaciones naturales y económicas, Cuba supera en indicadores de desarrollo humano tanto a los países latinoamericanos como a varios de los llamados del primer mundo como los propios Estados Unidos. En salud, mortalidad infantil, educación, deporte, la Revolución Cubana tiene mucho que mostrar. Pero además, dice Boron, el fomento de la cultura y de las artes ha consolidado la concientización social de esta revolución que es caso único.
Destaca que Cuba acaba de ganarle a la política del bloqueo económico de Estados Unidos, al asumir la presidencia pro témpore de la CELAC, lo cual es un signo de que se acabó definitivamente el asilamiento que le ha querido imponer infamemente Washington.
GOBIERNOS DE DERECHA CLÁSICA
Finalmente y dentro del espectro de gobiernos latinoamericanos están los gobiernos de la derecha clásica, cuyos tres baluartes para Washington son México, Colombia y Chile que junto con el Perú han concretado la Alianza del Pacífico para debilitar proyectos de integración como UNASUR, el Consejo Suramericano de Defensa y la CELAC. Su propósito, señala Boron, es el de convertirse en caballo de Troya para debilitar la fuerza no solo de estos procesos de unidad latinoamericana sino también y en consonancia con Washington, los gobiernos progresistas del hemisferio.
El rasgo principal de estos gobiernos es el uso de la represión para reprimir y criminalizar la protesta social y la violación permanente de derechos humanos. El caso patético, sostiene el politólogo argentino, es el de Colombia, cuyas estadísticas en asesinatos de dirigentes sindicales, sociales y políticos de izquierda, de fosas comunes, de los denominados “falsos positivos”, son abrumadoras.
Para Estados Unidos, Colombia juega papel fundamental en la nueva geoestrategia de Latinoamérica, pues este país andino en los designios de los estrategas del Pentágono y el Departamento de Estado está llamado a convertirse en el Israel de América del Sur. Es decir, la gran base desde la cual proyectar el poderío militar estadounidense hacia el resto del continente.De los diez países mineros más importantes del mundo, siete están en Latinoamérica. El 80% del litio, un potencial electroquímico de altísimo valor, se encuentra en esta región. Ello para no hablar de las inmensas reservas de petróleo, gas, biodiversidad y el pulmón ecológico que representa la cuenca amazónica.
Boron trae a cuento estos datos para señalar que Estados Unidos requiere de al menos 40 minerales de los que posee América Latina y de los cuales carece para poder mantener su modelo de vida.
MILITARIZACIÓN
Lo anterior explica porque a partir de la revolución sandinista de 1979 Estados Unidos se dio a la tarea de expandir su estrategia de militarización a lo largo y ancho de Latinoamérica Pero no solo ello, históricamente la región ha sido una prioridad para Washington, no en vano durante el último siglo ha perpetrado 200 intervenciones militares en América Latina.
Además, el Comando Sur fue el primero de los diez que se han creado por parte del Pentágono para controlar militarmente el mundo, y cuya jurisdicción comprende prácticamente toda la región con excepción de Cuba y México.
La expansión de las bases militares por parte de Washington también es sintomática. Antes de las década de los 80 del siglo pasado, Estados Unidos solo contaba con dos bases militares: Guantánamo en Cuba y Roosevelt en Puerto Rico. Hoy en día dispone de 76 bases, no obstante que América Latina es la región más pacífica del mundo.
Las operaciones militares que Washington realiza a lo largo y ancho del hemisferio siempre están disfrazadas de misiones humanitarias, pero lo cierto es que su propósito es ir tomando posiciones para apoderarse de sus recursos naturales.
Como anécdota refiere Borón que hace más de un año cuando comenzó a trabajar en su último libro “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo” (Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2012), en la región existían 75 bases militares, y al entregarlo para su edición y publicación, el Pentágono ya había instalado una más, concretamente en la frontera peruana-ecuatoriana, en plena zona amazónica.
No es coincidencia, sostiene, que dichas bases militares estén ubicadas precisamente en aquellas áreas de Latinoamérica en donde se encuentran concentradas las riquezas naturales. Las mismas, advierte, “serán utilizadas cuando llegue el momento oportuno”. Y es que el Che Guevara lo dijo claramente: “América Latina es la reserva estratégica de Estados Unidos”.
OFENSIVA MEDIÁTICA
Como América Latina tiene una importancia fundamental desde el punto de vista geoestratégico, Washington se empeña por todos los medios con la complicidad de los gobiernos lacayos de derecha de la región, en debilitar y desestabilizar a los líderes progresistas que buscan la definitiva emancipación. Para ello, una de las armas que utilizan las oligarquías cipayas de los países latinoamericanos con el directo apoyo del imperio del norte es la ofensiva mediática gracias a que el negocio de la comunicación está concentrado en sus monopolios empresariales.
La canalla mediática ha sido impulsora y cómplice de los golpes de Estado o intentonas de desestabilización que se han dado desde principios de la última década hasta nuestros días en Venezuela, Bolivia, Honduras, Ecuador y Paraguay.
Boron pone como ejemplo el papel de manipulación y farsa que cumple el ultra conservador Grupo de Diarios de América (GDA) fundado en 1991 y que tiene como objetivo su articulación funcional, logística y periodística para desarrollar una bien planificada ofensiva editorial contra los gobiernos progresistas del continente.
Del GDA hacen parte los diarios de corte más retrógrado de la región como La Nación de Argentina, O Globo de Brasil, El Mercurio de Chile, El Tiempo de Colombia, El Comercio de Ecuador, La Nación de Costa Rica, El Universal de México, El Comercio de Perú, El Nuevo Día de Puerto Rico, El Nacional de Venezuela, y El País de Uruguay. Todos ellos además agremiados en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) un cartel de propietarios de periódicos conservadores creado y auspiciado por la CIA para imponer una única línea editorial en América Latina.
INSTITUCIONALIZAR LA CELAC
Boron considera prioritario si los gobiernos progresistas de Latinoamérica profundizan su objetivo de integración, la necesidad de institucionalizar un organismo como la CELAC, habida cuenta que no puede ser un simple foro de encuentro y discusión de mandatarios. Por el contrario, debe contar con una estructura funcional, con recursos, que genere estudios, algo así como una CEPAL que en los años 50 del siglo pasado creo una alternativa económica para la región.
La CELAC, puntualizó Boron, tiene que ser un centro de pensamiento y de articulación hemisférica que elabore una agenda conjunta para los desafíos geopolíticos que son inmensos.

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