AFP / AFP/ODD ANDERSEN
Se trata de los agentes de policía de élite, la Policía Civil Nuclear (CNC), cuyos actos se han dado a conocer recientemente gracias a la Ley de Libertad de Información. Al salir a la luz los hechos, los políticos británicos han expresado su preocupación por la seguridad de las centrales nucleares del Reino Unido y del material radiactivo.
Según el diario 'The Independent', que ha relevado una parte de los datos disponibles, uno de los miembros de la CNC dio positivo por cannabis durante el ejercicio de sus funciones. En este caso, su unidad policial se negó a revelar la identidad del oficial, la ubicación de la central nuclear y cuándo se produjo la infracción.
Otro oficial "mintió sobre las circunstancias de un disparo accidental en las dependencias policiales". Este caso fue considerado como grave y el hombre fue despedido.
Los reactores nucleares son siempre vulnerables a los errores humanos y la irresponsabilidad
Otros dos empleados de la CNC fueron a un entrenamiento oliendo a alcohol. Como acentúan los periodistas británicos, ninguno de los dos ha perdido su puesto.
La misma suerte tuvieron un agente, advertido por "acercamientos no deseados e inapropiados hacia un funcionario del sexo opuesto", y otro amonestado por el uso de lenguaje sexista.
La CNC dice en su página web que está "orgullosa de ser parte de la estructura de seguridad que defiende a la nación".
Mientras tanto, no sólo los políticos están preocupados, sino también los ecologistas.
"Este catálogo profundamente preocupante de delitos menores es un recordatorio de que los reactores nucleares son siempre vulnerables a los errores humanos y la irresponsabilidad. Si la gente que se supone que nos protege de, probablemente, el más alto nivel de riesgo nuclear, no presta atención a la seguridad, ¿qué confianza podemos tener nosotros en el resto de las operaciones de la industria nuclear?", pregunta el director de campañas de Greenpeace en Reino Unido, Robin Oakley.
Un escándalo sacude el Reino Unido: según los últimos datos, los guardianes que protegen las centrales nucleares del país se emborrachan, toman drogas, asaltan a las mujeres y utilizan armas en circunstancias impropias.
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