A pesar de los meses de pruebas de laboratorio y los controles realizados por un grupo de importantes científicos de EE.UU., no se ha podido comprobar que el Gobierno de Bashar al Assad empleara armas químicas en suelo sirio.
El argumento usado por la Administración Obama para armar a los rebeldes sirios se basa en afirmaciones no verificables, de acuerdo con diplomáticos y expertos.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia han suministrado a las Naciones Unidas un volumen considerable de evidencias, incluyendo varias muestras de sangre, tejidos corporales y suelo, que según los funcionarios estadounidenses demuestra que las tropas sirias utilizaron el agente nervioso sarín en el campo de batalla.
Pero la naturaleza de la evidencia física, así como el secretismo sobre cómo se recogieron y analizaron estas muestras, ha puesto a la Administración en tela de juicio por parte de expertos independientes, que dicen que no hay manera confiable de determinar su autenticidad, informa ‘The Washington Post’.
Los datos técnicos presentados por las tres potencias occidentales son de valor limitado para los inspectores de la ONU que tratan de determinar si los combatientes sirios utilizaron armas químicas durante el conflicto, que ya lleva 25 meses azotando al país árabe.
Bajo el mandato de Naciones Unidas, solo las evidencias recogidas personalmente por sus inspectores se pueden utilizar para preparar una sentencia definitiva, hecho que no se ha dado en el conflicto sirio.
Los gobiernos occidentales se han basado en la evidencia física que han obtenido de contrabando de parte de los rebeldes o los agentes de inteligencia. Por esta razón, es prácticamente imposible precisar quien adquirió la evidencia y qué métodos se utilizaron para protegerla contra la manipulación, aseguran los expertos con experiencia en la investigación de reclamaciones sobre el uso de armas químicas.
(Con información de Russia Today)
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