Las fuerzas antidisturbios de Turquía han agotado las reservas de gas lacrimógeno y gas pimienta en las manifestaciones sociales de las últimas semanas disminuyendo las reservas del país, por lo cual realizarán una inversión que incremente estas herramientas antidisturbios.
Los principales mecanismos antidisturbios usados en Turquía, el gas lacrimógeno y el gas pimienta, han comenzado a escasear luego de tres semanas de protestas populares en varias ciudades del país.
El suministro de estos medios de control de disturbios tenía previsto que se extendiera hasta el año 2015. Sin embargo, debido el empleo masivo de estos gases, la Dirección General de Seguridad está elaborando una licitación para abarrotar los almacenes del país.
Las fuerzas policiales turcas han hecho uso de esta herramienta desde el inicio de las protestas, y estiman que han disparado al menos 130 mil granadas para dispersar a los manifestantes.
Tras la disminución de las provisiones, además de planear su aumento, la policía de Turquía también prevé incrementar la cantidad de transporte especializado y la compra de vehículos equipados con cañones de agua, cabinas y cristales protegidos, así como vehículos blindados.
Esta no es la primera inversión que realiza el Gobierno de Turquía fundamentada en la necesidad de aumentar las reservas de los agentes. En los últimos 12 años el país ha invertido 21 millones de dólares en la compra de 628 toneladas de gas lacrimógeno y gas pimienta.
Empleo masivo
Seis asociaciones médicas turcas celebraron una reunión en Estambul (noroeste) en la que advirtieron sobre el empleo masivo del gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes turcos durante las últimas semanas.
El representante de la Asociación de Médicos Forenses, Ümit Biçer, sostuvo que “el gas no se ha usado como un medio para controlar disturbios sino como arma química” al indicar que la policía del país ha utilizado los cartuchos de gas como munición y han disparado “directamente contra las personas”.
En ese contexto, el portavoz de la Asociación Turca de Médicos, Osman Öztürk, apuntó que el uso masivo de gas y los disparos directos a la cabeza “hacían pensar que la policía tenía órdenes de matar” ya que esta herramienta antidisturbios “siempre se dispara por delante de los manifestantes, de manera que la gente pueda huir hacia atrás”. Sin embargo, en estas protestas fueron lanzados desde los cuatro costados.
Las protestas de Turquía tuvieron como detonante la decisión gubernamental de convertir el parque de Gezi en un centro comercial; posteriormente las manifestaciones rechazaron el autoritarismo y represión del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.
(Con información de Telesur)
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