Unos 150 médicos de diferentes países firmaron una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para que los autoricen a visitar los 130 huelguistas de hambre en la prisión de la base de Guantánamo.
En el texto, publicado hoy en la revista especializada Lancet, los galenos aseguraron que los internos tienen buenas razones para desconfiar del personal de salud desplegado en el penal porque solo “cumplen las órdenes de las autoridades militares”.
“Es imperativo para ellos tener acceso a recibir médicos independientes (…). Ofrecemos nuestros servicios para visitarlos, examinarlos y asesorarlos, y para ayudar de cualquier forma que sea aceptable por todas las partes”, indicaron los firmantes.
Asimismo, manifestaron temor por la vida de los huelguistas debido a las consecuencias que pueden ocasionar el método “extremadamente doloroso” de alimentación forzada aplicada por los guardias del penal, abierto en un territorio ocupado a Cuba hace más de un siglo.
Los militares diariamente esposan a 44 reos a una silla y les colocan máscaras sobre la boca para insertarles un tubo nasal de más de 60 centímetros de longitud y suministrarles nutrientes líquidos durante dos horas.
En ese proceso le administran a los reclusos altas dosis de metoclopramida -cuyo uso durante más de 12 días consecutivos puede causar desórdenes neurológicos y enfermedades como el Parkinson- y además los mantienen vigilados para evitar que vomiten.
Autoridades de la base naval defienden esa técnica con el argumento de que está destinada a “proteger la vida y salud de los detenidos.”
Pero el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, una asociación médica estadounidense, científicos y Albert Shimkus -exjefe del hospital de la base- urgen el cese de esa práctica por considerarla antiética y una forma más de tortura.
Los huelguistas de hambre comenzaron la protesta el 6 de febrero en rechazo a severas medidas disciplinarias como el confinamiento solitario por tiempo indefinido, las torturas y la confiscación de sus pertenencias personales.
Estados Unidos abrió en 2002 la cárcel en la base naval de Guantánamo, contra la voluntad del Gobierno y pueblo de Cuba, para confinar allí a toda persona considerada sospechosa de terrorismo.
Obama retomó en abril pasado su promesa incumplida de cerrar dicha instalación, pero la bancada republicana aprobó un proyecto de ley para mantenerla abierta, remodelarla e impedir el traslado de los prisioneros a sus países de origen.
(Con información de Prensa Latina)
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