Miles de manifestantes han tomado este viernes por la fuerza la sede del Ejército de Tailandia, el lugar más importante que han ocupado los indignados en sus acciones para derrocar a la primera ministra Yingluck Shinawatra.
Miles de personas han entrado a la fuerza a las instalaciones del cuartel general del Ejército tailandés, en el barrio histórico de Bangkok, la capital, con el objetivo de pedir el apoyo de los militares, además de irrumpir paralelamente en las oficinas del partido de la primera ministra.
Los indignados tailandeses han gritado “queremos saber de qué lado está el Ejército”, a pesar de que anteriormente, los jefes de las Fuerzas Armadas habían declarado que no estaban dispuestos a apoyar a ninguna de las partes del conflicto.
Los presentes en la protesta han rechazado los llamados del Gobierno a negociar una salida pacífica al conflicto y han vuelto a exigir la dimisión de la jefa del Gobierno por corrupción y considerarla títere de su hermano, Thaksin, ex primer ministro, derrocado por un golpe de Estado en 2006 y que, a pesar de estar actualmente exiliado, sigue dominando la política del reino.
La toma de este centro militar se suma a otras decenas de ministerios y oficinas gubernamentales de Bangkok que se encuentran igualmente asediados.
El hecho que desencadenó las recientes protestas fue una ley de amnistía, considerada una treta para permitir el regreso de Thaksin, exiliado en Dubái, los Emiratos Árabes Unidos, y evitar una condena de dos años de prisión por malversación financiera. El rechazo del Senado a esta ley no ha servido para calmar a los ciudadanos.
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