Alemania.-Hace mucho tiempo que no es un secreto: hoy ya no se corresponden los métodos educativos que se practican -tanto en el Kindergarten (escuela infantil), como en casa- con las exigencias de una ciencia de la educación moderna. La obsesión por la higiene y el sistema de castigo y recompensa de nuestra propia educación, se reproduce la mayoría de las veces, sin crítica alguna. Los resultados de la ciencia sólo quedan al alcance de una pequeña elite.
El movimiento de los Kinderläden fue una iniciativa frente al estado de las cosas. Padres, en su mayoría estudiantes, se juntaron para eliminar colectivamente aquellos fallos que seguían creciendo en el seno de la familia ideal. Alquilaron tiendas vacías (laden en alemán es tienda, de ahí el nombre de Kinderladen), e intentaron saber más sobre el síndrome de la personalidad autoritaria que domina nuestra sociedad. Fueron apareciendo más y más, hasta que la idea de una educación antiautoritaria se hizo fuerte, llegando incluso a llamar la atención de las autoridades en su letargo. Pero mientras las instituciones se esforzaban por integrar el nuevo pensamiento de educación libertaria, la idea de los Kinderläden se seguía desarrollando.
“La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado”. Karl Marx
Con el final del movimiento estudiantil aparece, entre otras, una corriente que se aparta de la vida política y social para vivir una alternativa de vida radical, todo esto sin seguir la “larga marcha a través de las instituciones” teorizada por los extraparlamentarios alemanes e imposibilitada con anterioridad por el Berufsverbot, sino desarrollando experimentos tipo la Kommune I, y después con la experiencia difusa de los Kinderläden, “escuelas infantiles antiautoritarias”.
La marcha fuera de las instituciones.
Del clima político y cultural de la oposición extraparlamentaria y como consecuencia no de una vanguardia, sino más bien de una militancia social difusa nacen los Kinderläden. Esto en un marco más amplio de iniciativas ciudadanas (Bürgeninitiative) numerosas y variadas, que van desde las luchas ecologistas contra las nucleares a otras contra las “instituciones totales” (prisiones, estructuras psiquiátricas, ejército), representaron una continuación de la política fuera de las universidades en cuanto sujetos directamente interesados.
El impulso que toman los Kinderläden por ejemplo proviene del movimiento feminista, el cual consideró parte esencial de la liberación de la mujer la resolución del problema de la crianza de los hijos. De ahí que el “comité de acción por la liberación de la mujer” fundó el primer Kinderladen en Berlín occidental. Esto fue seguido rápidamente de muchos otros por toda Alemania, tanto es así que en 1974 en Berlín, junto a 300 escuelas oficiales existían otras 200 no oficiales. El modelo de educación antiautoritaria que se seguía era el de la experiencia de la psicoanalista revolucionaria Vera Schmidt, quien fundó en Moscú en 1921 un jardín de infancia antiautoritario, cuyo programa de instrucción eliminaba la moral burguesa, sustituyéndolo por la explicación sexual y la educación colectiva.
Muy pronto los Kinderläden, convertidos en un verdadero y auténtico movimiento, más allá de darse una estructura de coordinación tenían que decidir si tener o no subvenciones por parte del Estado. En la mayoría de los casos la respuesta fue negativa manteniendo así su propia autonomía, sobre todo, visto la legislación que se venía aprobando.
La experiencia se extendió con chavales de barrio, o en las fábricas.
Alemania ha sido el único país donde esta experiencia se ha logrado de manera más masiva, superando el carácter aislado que tuvo en el resto de países europedos.
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La socialización de niños proletarios (Zur Sozialisation proletarischer Kinder)
Este trabajo se basa en el convencimiento político que el carácter contradictorio de la socialización del niño proletario tan solo puede ser suprimido mediante una práctica educativa directa, organizada y anticapitalista – como parte y expresión de la lucha de clases proletaria.
(…) Esta concepción se pretende presentar a través de material histórico del proceso de socialización del niño proletario bajo condiciones sociales de luchas de clases abierta y – para el niño – contradicciones de clase vividas como experiencias directas.
Esta realidad histórica permite documentar tanto las consecuencias que tiene la posición de clase proletaria sobre cada niño de clase obrera– su discriminación y explotación -, como el significado que tiene la organización de la lucha proletaria para el despliegue de las capacidades y posibilidades de estos niños.
(…) En general se puede decir que la función de una educación proletaria organizada en el capitalismo solo puede consistir en aportar al niño un marco seguro y de orientación dentro del cual pueda luchar de forma colectiva contra las consecuencias individualizadoras y discriminadoras del entorno capitalista sobre su desarrollo físico y psíquico. La organización (…) es la que permite la formación de colectivos de niños estables.
Con esto quedan unidas políticamente las condiciones externas (que posibilitan las capacidades sociales colectivas y de lucha, provenientes de un despliegue de su posición de clase) con la existencia de la organización de la lucha de la clase obrera.
(…) Mediante el análisis histórico del proceso de desarrollo del niño proletario se pretende entrar en discusión con trabajos de investigación más recientes sobre socialización, con el fin de demostrar como apenas ha cambiado nada en las condiciones sociales contemporáneas respecto al carácter fundamental de clase en la educación y socialización. (…) Esta perspectiva histórica permite, principalmente, otras interpretaciones que no se pueden llevar a cabo desde los trabajos más recientes. Sobre todo cobran importancia aspectos políticos y de método: el análisis histórico muestra que la función social de la educación de clase y su expresión específica no se pueden explicar desde el comportamiento individual de los padres o desde la posición específica de la familia, sino que tan solo a través del análisis político-económico del significado que tienen formación y educación en el capitalismo.
-Jan Carl Raspe
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