sábado, 4 de enero de 2014

Histórico manifiesto de feministas negras en los ‘70

por Mabel Belucci

Histórico manifiesto de feministas negras en los ‘70
Combahee River fue un colectivo feminista negro y lésbico que resistió a la dominación del racismo patriarcal capitalista, desde mitad de los años setenta hasta finalizada esa década.
Introducción
Combahee River fue un colectivo feminista negro y lésbico que resistió a la dominación del racismo patriarcal capitalista, desde mitad de los años setenta hasta finalizada esa década. Surgió enuna de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos, conocida también como “la Capital de Nueva Inglaterra”: Boston. Hacia principios de 1977, las escritoras y activistas Barbara Smith y Demita Frazier, entre otras tantas, lanzaron este documento esencial para la historia del feminismo negro, en oportunidad de rememorar un acontecimiento de significativa importancia protagonizado por lasmujeres de la comunidad afroamericana. En efecto, con su nombre se recuperaron del olvido las acciones guerrilleras dirigidas por Harriet Tubman, el 2 de junio de 1863, a orillas del río Combahee, en la región algodonera de Carolina del Sur. Estas acciones se constituyeron en la única campaña militar planeada y dirigida por una mujer durante los sangrientos sucesos de la Guerra de Secesión. Tubman (1822-1913), esclava fugitiva, luchó fervorosamente a favor del abolicionismo centrado en la resistencia liberacionista, y así logró salvar a más de 750 negros del yugo esclavo.
De esta manera, las integrantes de la Colectiva del Río Combahee intentaban reconstruir en clave genealógicauna memoria colectiva dedicada a recuperar un pasado en común. Para ellas, la liberación de todas las personas oprimidas encarnaba uno de sus principales objetivos a conseguir. Así, advertían a las mujeres de color que no había tiempo que perder para la conquista de su autonomía emancipadora. Ahora es la hora, dirán estas precursoras activistas a las generaciones venideras.
Hoy, Damiselas repone fragmentos de aquel extenso manifiesto de fines de los años ’70, tan actual como cuando fue concebido.
Manifiesto Colectiva del Río Combahee - Una declaración negra feminista - Abril de 1977
Somos una colectiva de feministas Negras que se han estado juntando desde 1974. Durante este tiempo nos hemos involucrado en el proceso de definir y clarificar nuestra política, y a la vez hemos hecho trabajo político en nuestro propio grupo y en coalición con otras organizaciones y movimientos progresistas. La declaración más general de nuestra política en este momento sería que estamos comprometidas a luchar contra la opresión racial, sexual, heterosexual y clasista; y que nuestra tarea específica es el desarrollo de un análisis y una práctica integrados, basados en el hecho de que los sistemas mayores de la opresión se eslabonan. La síntesis de estas opresiones crean las condiciones de nuestras vidas. Como negras, vemos el feminismo negro como el lógico movimiento político para combatir las opresiones simultáneas y múltiples a las que se enfrentan todas las mujeres de color.
La génesis del feminismo negro contemporáneo
Antes de presentar el reciente desarrollo del feminismo Negro, nos gustaría afirmar que localizamos nuestros orígenes en la realidad histórica de las mujeres afroamericanas y su lucha continua de vida y muerte para su supervivencia y liberación. La relación excesivamente negativa de la Negra al sistema político estadounidense (un sistema manejado por el hombre blanco) siempre ha sido determinada por nuestra categorización en dos castas oprimidas: la racial y la sexual. Angela Davis ha indicado, en “Reflexiones sobre el papel de la mujer Negra en una comunidad de esclavos”, que “las Negras siempre han incorporado, aunque sea sólo en su manifestación física, una postura adversaria al mando del hombre blanco y han resistido activamente sus incursiones sobre ellas y sus comunidades con maneras tanto dramáticas como sutiles”. Siempre ha habido Negras activistas, unas conocidas, como Sojourner Truth1, Harriet Tubman2, Frances E. W. Harper3, Ida B. Wells-Barnett4 y Mary Church Terrell5, y miles no conocidas que han compartido el reconocimiento de que la combinación de su identidad sexual y su identidad racial hace única su situación vital total tanto como el enfoque de sus batallas políticas. El feminismo Negro contemporáneo es un reflorecimiento de incontables generaciones de sacrificio personal, militancia y trabajo por parte de nuestras madres y hermanas.

Una presencia feminista Negra se ha desenvuelto más claramente en conexión con la Segunda Ola del movimiento de la mujer angloamericana que empezó hacia los últimos años de los ’60. Las Negras, otras tercermundistas, y trabajadoras se han comprometido con el movimiento feminista desde sus principios, pero fuerzas reaccionarias exteriores tanto como el racismo y el elitismo dentro del mismo movimiento han servido para obscurecer nuestra participación. En 1973, las feministas Negras, principalmente las radicadas en Nueva York, sintieron la necesidad de formar un grupo feminista negro separado. Este llegó a ser la Organización Nacional Feminista Negra -The National Black Feminist Organization- (BFO).
La política feminista Negra también tiene una conexión evidente con los movimientos para la liberación Negra, en particular los de las décadas de los ’60 y ’70. Muchas de nosotras participamos en los movimientos (Derechos Civiles, El Nacionalismo Negro, Las Panteras Negras) y todas nuestras vidas fueron afectadas y cambiadas por sus ideologías, sus metas y las tácticas empleadas para alcanzarlas. Nuestra experiencia y desilusión con estos movimientos de liberación, tanto como la experiencia en los márgenes izquierdistas masculinos de los blancos, nos llevó a ver la necesidad de desarrollar una política que fuera antirracista, a diferencia de las mujeres blancas, y antisexista, a diferencia de los hombres negros y blancos. Sin duda también hay una génesis personal en el feminismo Negro, esto es, el reconocimiento político que emerge de las experiencias aparentemente personales de las vidas individuales de las mujeres Negras. Las Feministas Negras y muchas más Negras que no se definen como feministas han experimentado la opresión sexual como un factor constante en nuestra existencia cotidiana. Como niñas nos fijamos que éramos distintas de los muchachos y que nos trataban distinto. Por ejemplo, al mismo tiempo nos hacían callar para que nos viéramos “como damas” y para hacernos más admisibles a los ojos de la gente blanca. Mientras crecíamos nos dimos cuenta de la amenaza de abuso físico y sexual de parte de los hombres. A pesar de todo, no teníamos ninguna manera de conceptualizar lo que era tan obvio para nosotras que sabíamos lo que en realidad sucedía.
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Lo que creemos
Sobre todo, nuestra política brotó primeramente de la creencia compartida de que las Negras somos inherentemente valiosas, que nuestra liberación es necesaria, no como adjunto a la de alguien más, sino debido a nuestra necesidad de autonomía como personas humanas. Esto puede sonar obvio, pero es evidente que ningún otro movimiento ostensiblemente progresista ha considerado nuestra opresión específica como prioridad ni ha trabajado seriamente para acabar con esa opresión. Sólo nombrar los estereotipos peyorativos atribuidos a las Negras (por ejemplo: Mammy/niñera Negra, matriarca, Sapphire/puta, Bull­daggar/jota), sin categorizar el tratamiento cruel, frecuentemente sanguinario, indica el muy escaso valor que se ha dado a nuestras vidas durante cuatro siglos de esclavitud en el hemisferio occidental. Reconocemos que la única gente a la que le importamos lo suficiente como para trabajar por nuestra liberación es a nosotras mismas. Nuestra política nace de un amor saludable por nosotras mismas, nuestras hermanas y nuestra comunidad que nos permite continuar nuestra lucha y trabajo.
Este enfoque sobre nuestra propia opresión está incorporado al concepto de la política de la identidad. Creemos que la política más profunda y potencialmente la más radical se debe basar directamente en nuestra identidad, y no en el trabajo para acabar con la opresión de otra gente. En el caso de las Negras este concepto es especialmente repugnante, peligroso y amenazante, y por lo tanto revolucionario porque es obvio al observar a todos los movimientos políticos antecedentes al nuestro, que en ellos cualquier otra persona merece la liberación más que nosotras. Rechazamos pedestales, ser reinas y tener que caminar diez pasos atrás. Ser reconocidas como humanas, igualmente humanas, es suficiente.
Nosotras creemos que la política de la sexualidad bajo el sistema patriarcal se adueña de las vidas de lasmujeres Negras, tanto como la política de clase y raza. También encontramos difícil separar la opresión racial de la clasista y de la sexual porque en nuestras vidas las tres son una experiencia simultánea.
Aunque somos feministas y lesbianas, sentimos solidaridad con los hombres Negros progresistas y no defendemos el proceso de fraccionamiento que exigen las mujeres blancas separatistas. Nuestra situación como gente Negra requiere que tengamos una solidaridad por el hecho de ser de la misma raza, solidaridad que las mujeres blancas por supuesto no necesitan tener con los hombres blancos, a menos que esta sea negativa, es decir, como opresores raciales. Luchamos juntas con los hombres Negros contra el racismo, mientras también luchamos en general contra el sexismo.
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Somos socialistas porque creemos que el trabajo se tiene que organizar para el beneficio colectivo de los que trabajan y crean los productos, y no para el provecho de los patrones. Los recursos materiales tienen que ser distribuidos igualmente entre todos los que creen estos recursos. No estamos convencidas, sin embargo, de que una revolución socialista que no sea también una revolución feminista y antirracista nos garantizaría nuestra liberación. Hemos llegado a la conclusión de la necesidad de desarrollar un entendimiento de las relaciones entre clases que tome en cuenta la posición específica de la clase de las Negras, que generalmente están al margen de la fuerza Obrera, aunque durante este tiempo en particular algunas de nosotras seamos percibidas doblemente como símbolos deseables en los niveles funcionarios y profesionales.
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Una contribución política que estimamos ya hemos hecho es la expansión del principio feminista de que “lo personal es político”. En nuestras sesiones de concientización, por ejemplo, de muchas maneras hemos ido más allá de las revelaciones de las mujeres blancas porque estamos tratando las implicaciones de raza y de clase tanto como las del Sexo. Hasta nuestro estilo de hablar como Negras, testificar en la lengua Negra sobre lo que hemos experimentado, tiene una resonancia a la vez cultural y política.
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Como ya hemos dicho, rechazamos la posición del separatismo lésbico porque no es una estrategia ni un análisis viable de la política para nosotras. Excluye a demasiada gente, en particular a los hombres, mujeres y niños Negros. Tenemos bastante crítica y rechazo hacia lo que la sociedad ha hecho de los hombres: su mentalidad, sus conductas opresivas. Pero tampoco sostenemos la noción descabellada de que esto sucede por estar el hombre programado para ser de esta manera, es decir, que la anatomía masculina lo condiciona inevitablemente. Como Negras encontramos que cualquier tipo de determinismo biológico es una base peligrosa y reaccionaria para construir una política.
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Problemas en organizar a Feministas Negras
Durante nuestros años como colectiva feminista Negra, hemos tenido la experiencia del éxito y de la derrota, de la alegría y del dolor, de la victoria y del fracaso. Hemos hallado que es muy difícil organizarse alrededor de temas feministas Negros, que es aun difícil anunciar en ciertos contextos que somos feministas Negras. Hemos tratado de pensar en las razones de estos obstáculos, sobre todo porque el movimiento de lasmujeres blancas sigue siendo fuerte y crece en muchas direcciones.
La mayor fuente de dificultad en nuestro trabajo político es que no estamos solamente tratando de pelear contra uno o dos frentes de la opresión, sino que además debemos enfrentar toda una extensión de opresión. Para lo cual no contamos con el privilegio racial, sexual, heterosexual o clasista, ni tenemos el mínimo acceso a los recursos ni al poder que tienen los grupos que poseen cualquiera de estos tipos de privilegio.
En esta sociedad racista y sexista se da muy poco valor al espíritu de las Negras. Como dijo una vez una miembro principiante: “Todas somos personas dañadas solamente por el hecho de ser mujeres Negras”. En “La búsqueda de una feminista Negra por la hermandad”, Michele Wallace llega a esta conclusión: “Existimos como mujeres, que son Negras y que son feministas, cada una aislada por ahora, trabajando independientemente porque aun no hay un ambiente en esta sociedad remotamente empático hacia a nuestra lucha. Al estar tan abajo, tendríamos que hacer lo que nadie ha hecho nunca: pelear contra todo el mundo” 6.
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Las condiciones materiales de la mayoría de las mujeres Negras probablemente no les llevarían a destruir los arreglos económicos y sexuales, porque parecen representar la estabilidad en sus vidas. Muchas mujeresNegras desarrollan una resignación tanto del sexismo como del racismo, actitud que hay que atribuir a las restricciones que sufren en sus vidas, que no las alienta a asumir el riesgo de batallar contra ambos.
La reacción de los hombres Negros frente al feminismo ha sido notoriamente negativa. Se sienten, por supuesto, más amenazados que las mujeres Negras por la posibilidad de que las feministas Negras nos organicemos en torno de nuestras propias necesidades e intereses. Reconocen que no solamente perderían aliadas valiosas y trabajadoras para sus luchas sino que también estarían obligados a cambiar sus costumbres habitualmente sexistas. Las acusaciones de que el feminismo Negro divide la lucha Negra son disuasiones poderosas contra el desarrollo del movimiento autónomo de las mujeres Negras. Aun así, cientos demujeres Negras han participado en diversos momentos durante los tres años vigentes de nuestro grupo.
Cuando comenzamos a reunirnos en 1974 después de que la NBFO tuvo su primera conferencia en la región oriental, no teníamos ni una estrategia para organizamos ni un enfoque definido. Sólo queríamos ver lo que poseíamos. Después de no reunirnos durante unos meses, empezamos a juntarnos nuevamente, trabajando una toma de conciencia variada e intensa. Tuvimos el sentimiento abrumador de que, después de años y años, al fin nos habíamos encontrado. Aunque no hacíamos trabajo político como grupo, algunas, personalmente, continuaban su participación en la política lésbica, el abuso de la esterilización y el trabajo para el derecho al aborto, las actividades del día internacional de la mujer tercermundista, y el apoyo activo del Dr. Kenneth Edelin8, Joan Little9 e lnez García10. Durante nuestro primer verano, nos dedicamos a discutir la posibilidad de abrir un refugio para mujeres golpeadas en la comunidad Negra (no había ninguno en Boston en ese tiempo).
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Durante el verano, las Negras que todavía nos reuníamos determinamos la necesidad de hacer trabajo político y de ir más allá de la toma de conciencia. Al principio de 1976, cuando algunas de las mujeres dejaron de asistir por diversos desacuerdos, buscamos de nuevo un enfoque. Decidimos durante ese tiempo, con la adición de nuevas participantes, convertirnos en un grupo de estudio. Siempre habíamos compartido lo que leíamos y algunas de nosotras ya habíamos escrito artículos sobre el feminismo Negro para discutir con el grupo. Empezamos a funcionar como un grupo de estudio y también empezamos a discutir la posibilidad de comenzar una publicación feminista Negra.
Hicimos un retiro a fines de esa primavera que nos proporcionó el tiempo para discutir la política y para resolver temas interpersonales. Actualmente planeamos una colección de escritura feminista Negra. Sentimos que es absolutamente esencial demostrar la realidad de nuestra política a otras mujeres Negras y creemos que podemos hacer esto a través de la escritura y distribución de nuestra obra.
Ver el texto completo (Hacer link a http://www.herramienta.com.ar/manifiesto-colectiva-del-rio-combahee).
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Notas
(1) Sojourner Truth (1797?-1883), luchadora por la abolición de la esclavitud de los negros y activista pro-derechos de la mujer. En uno de los primeros congresos sobre los derechos de la mujer a mediados del siglo diecinueve, mostró su pecho para dar pruebas de su sexo, proclamando, “Ain‛t I a woman?‛’ (‛‘¿No soy una mujer?”). Este gesto simbólico quiso exponer la falencia de las feministas blancas para incorporar en su lucha los problemas de las negras. Por lo tanto, Sojourner Truth ha servido de modelo a muchas feministas negras contemporáneas.
(2) Harriet Tubman (1822-1913) fue una esclava fugitiva, abolicionista y reformista social. Es famosa por su trabajo con “la resistencia liberacionista” que le permitió salvar a 300 negros de la esclavitud.
(3) Frances E. W. Harper, poeta popular, novelista y oradora a fines del siglo diecinueve.
(4) Ida B. Wells-Barnett (1862-1931), periodista, conferenciante y líder para los derechos civiles. Participó en la fundación de la NAACP (Asociación Nacional para el Adelantamiento de la Gente de Color) y fundó la primera organización de negras sufragistas.
(5) Mary Church Terrell (1863-1954), maestra, autora, sufragista, y una líder para los derechos civiles. Trabajó activamente para organizar a las negras en las luchas contra el racismo y el sexismo. Figura decisiva en la fundación de la Asociación Nacional de Negras en 1896.
(6) Wallace, Michele, “A Black Feminist’s Search For Sisterhood” (“La búsqueda de la hermandad por una feminista negra”), The Village Voice, 26 de julio de 1975, pp. 6-7.
(7) Mumininas of Committee for United Newark, Mwanamke Mwananchi (The Nationalist Woman) Newark, New Jersey, 1971, pp. 4-5.
(8) Kenneth Edelin, obstetra y ginecólogo negro en el Hospital de la Ciudad de Boston. Sin apoyo de los administradores hospitalarios, él y sus colegas progresistas trabajaban horas extras sin pago para proveer abortos a mujeres del cercano barrio pobre que los pidieran. En 1973, se le acusó de homicidio involuntario por hacerle un aborto legal a una negra de 17 años que pidió el procedimiento y que no sufrió ningún daño como resultado. “Creo muy fuertemente en el derecho de una mujer de determinar sobre su propio cuerpo”, declaró el doctor Edelin. “Si una mujer no está convencida en su propia mente que quiere un aborto… no lo haré”. En febrero de 1975, Edelin fue declarado culpable por un jurado de doce blancos, en su mayoría hombres y católicos, y condenado a un año de libertad vigilada (The Guardian, Nueva York, 19 y 26 de febrero de 1975). Mientras que la jerarquía católica movilizaba a sus partidarios antifeministas para apoyar el castigo de Edelin, el movimiento de las mujeres feministas de Boston se movilizó para defenderlo. En el proceso subsiguiente, se exoneró al doctor Edelin, que después recibió una promoción.

(9) Joan Little fue una negra de 20 años encarcelada en el condado de Beaufort en el estado de Carolina del Norte. En agosto de 1974, un guardia blanco de 62 años entró en su celda e intentó violarla. Ella se resistió y lo mató a puñaladas. Acusada de homicidio, recibió el apoyo y solidaridad de los liberales, radicales y especialmente del movimiento de las mujeres a través del país. En agosto de 1975, la exoneró un jurado de seis negros y seis blancos. “Es posible que exista una ley que diga que una negra tiene el derecho de defenderse”, declaró entonces Joan Little. “El fiscal tenía más interés en mandar a las mujeres negras a la Cámara de gas que en hacer justicia” (The Guardian, Nueva York, 27 de agosto de 1975). “… Nunca he sido pesimista con respecto al poder del pueblo. Sabía que si se juntaba el pueblo, venceríamos”.

(10) Inez García fue acusada en California en 1975 del homicidio de Miguel Jiménez. Este hombre en complicidad con su amigo Louis Castillo, violó a Inez, según testimonió de la mujer. El primer juicio resultó en una convicción de culpable. Pero después esa convicción fue anulada por una corte superior de California, de modo que se la exoneró.

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