Por Íñigo Sáez de Ugarte
El canal de la televisión pública alemana ARD ha tenido la idea de intentar enseñar a los refugiados cómo es la sociedad alemana. Sea con buenas o paternalistas intenciones, el resultado deja mucho que desear al centrarse en dibujos con explicaciones muy básicas –como si esos extranjeros fueran menores de edad– o referirse a costumbres o situaciones que también son comunes en sus países de origen.
La guía comienza diciendo que los alemanes, hombres y mujeres, se saludan dándose la mano, algo que es difícil que sorprenda a un habitante de cualquier país de Oriente Medio. Sólo entre personas muy religiosas no es costumbre que un hombre dé la mano a una mujer.
También se podría decir lo mismo de la costumbre de mirarse a los ojos cuando se habla con alguien. Los árabes no miran al suelo ni al cielo.
Está prohibido en Alemania pegar a los niños en Alemania, tus hijos o los de otros, dice el texto. En Oriente Medio, no existen leyes tan claras y terminantes sobre esto, lo que obviamente no quiere decir que se pasen el día pegando a sus hijos. Pero la autoridad del padre sobre los hijos no es algo que se discuta.
Un dibujo muestra a un hombre tocando el culo a una mujer. Los autores de la guía deben de creer que en los países musulmanes los hombres tienen vía libre para hacer eso, a diferencia de lo que ocurre en Europa Occidental. Lo que sí es cierto es que el acoso sexual en lugares públicos es endémico en países como Marruecos y Egipto, pero no que las leyes lo permitan. Hubiera sido más útil destacar que en Alemania existe una legislación que castiga estas conductas, lo que no quiere decir que esas agresiones se castiguen siempre.
“En Alemania los conflictos no se solucionan con la violencia”. No es el único país que puede decir eso, sobre todo por sus consecuencias, como se puede ver en las imágenes posteriores.
Efectivamente, una agresión con consecuencias graves puede acabar contigo en la cárcel. Una vez más, no es algo que sorprenda en otras partes del mundo.
La guía da una solución intermedia: “Los conflictos pueden solucionarse hablando o con la ayuda de otros”, entre los que cita a ancianos. En las sociedades árabes, donde el peso de la tradición es más fuerte que en Europa Occidental, no siempre con consecuencias, las personas mayores cuentan con una autoridad especial, por ejemplo dentro de cada familia. La mediación no es un fenómeno exclusivo de las sociedades occidentales. De hecho, como instrumento informal para remediar conflictos es más habitual fuera de Europa.
Una última imagen sí que plantea una situación nueva a los extranjeros que viven ahora en Alemania y que no se produce en sus países. Los homosexuales tienen derechos: “En Alemania, se permite que los homosexuales muestren sus preferencias sexuales en público”. Es probable que el autor esté pensando en que pueden mostrar su afecto en público a sus seres queridos.
Lo malo de esta guía es que refuerza los estereotipos negativos que muchos alemanes sienten por los refugiados, a los que ven como gente que no podrá adaptarse al nuevo país al tener costumbres absolutamente opuestas a lo admisible en Alemania, y que por tanto son sospechosos por definición. En cada país existen leyes distintas y los refugiados deben conocerlas. Hay también diferencias culturales, pero esta guía incide en obviedades o escenas que los refugiados conocen perfectamente.
En Twitter, el arquitecto libanés Karl Sharro le ha dado la vuelta a la idea con “una guía similar sobre cómo debería comportarse Occidente en Oriente Medio”.
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