Al menos 11 personas han resultado heridas este miércoles en una serie de ataques llevados a cabo por Israel contra el territorio sirio.
Según medios sirios de comunicación, los ataques fueron perpetrados desde los altos de Golán, ocupados desde 1967 por el régimen israelí, y tuvieron como blanco una escuela y una mezquita localizados en los pueblos sirios de Al-Hamidiyah y Al-Hurriyah; en las ofensivas siete fuerzas de seguridad y cuatro civiles sirios han resultado heridos.
Por su parte, el régimen de Tel Aviv ha confirmado los ataques, alegando que las mismos tenían por meta acabar con milicianos que intentaban instalar artefactos explosivos cerca de la frontera siria.
Esta nueva ola de violencia en Siria se ha producido un día después de que Buzaina Shaaban, la asesora política del presidente sirio, Bashar al-Asad, destacara que el régimen de Israel es el principal beneficiario de todo lo que está sucediendo en Siria.
Además, Shaaban reveló que este régimen ha declarado, en reiteradas ocasiones, que envía oficiales y agentes encubiertos al país árabe para unirse a los rebeldes apoyados desde el extranjero, y monitorear sus operaciones, las cuales tienen por objeto derrocar al legítimo Gobierno sirio.
Apoyar a las bandas armadas sirias en aspectos militares es una de las principales ayudas que proporciona el régimen de Tel Aviv a los terroristas, como pone de manifiesto el hecho de que el pasado mes de febrero, un alto mando israelí, cuyo nombre no fue revelado, manifestó que el ejército de este régimen proporciona ayuda sanitaria a los rebeldes en Siria.
Parece ser que la crisis en Siria, surgida en marzo de 2011, ha llegado a un callejón sin salida, ya que, pese a la firme voluntad de Damasco de poner fin a este conflicto, los grupos armados y aquellos que los apoyan solo piensan en sus propios intereses e insisten en el derrocamiento del Gobierno de Siria.
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