Washington organizó las protestas en la capital ucraniana para instalar nuevas bases de la OTAN en la frontera con Rusia y saquear Ucrania imponiéndole los préstamos del Fondo Monetario Internacional, según el economista Paul Craig Roberts.
“El saqueo ya ha comenzado, mientras los idealistas que protestaron en el Maidán se comportan como peleles ingenuos”, escribió en su blog.
El economista analizó los problemas que han recaído sobre Ucrania. De por sí, el país representa un conjunto de territorios ucranianos y rusos metidos injustificadamente dentro de esas fronteras por Vladímir Lenin y Nikita Jruschov.
“Crimea ya se ha reunificado con Rusia, y el sureste de Ucrania podría seguir el mismo camino, en particular si el gobierno títere mantiene la animosidad hacia su población rusohablante”, subraya Roberts.
El autor llama la atención sobre el naciente conflicto entre el Sector Derecho, una fuerza ultranacionalista clave en las manifestaciones en Kíev, y los títeres de EE.UU.
Asimismo, el analista subraya que los medios occidentales no dicen toda la verdad sobre la ayuda del FMI.
Los ucranianos confían en los medios que les dicen que el FMI rescatará al país prestándoles miles de millones de dólares.
Sin embargo, Ucrania nunca verá ni un solo dólar del FMI, sino que el Fondo entregará el dinero que prometió a Ucrania a los bancos occidentales, los cuales reducirán la deuda ucraniana en esta suma.
“Como resultado, Ucrania quedará endeudada con el FMI y no con los bancos”, escribió Roberts.
Las condiciones del FMI suponen rigurosas medidas de austeridad que llevarán a recortar las pensiones, los gastos presupuestarios y las subvenciones para compras importantes como las del gas natural.
En consecuencia, pronostica el autor, los ya bajos estándares de vida de los ciudadanos ucranianos, caerán aún más.
La propiedad estatal y las empresas privadas tendrán que ser vendidas a compradores occidentales.
Además, Ucrania tendrá que aceptar el sistema de tipo de cambio flotante para su moneda nacional.
Para evitar la caída de su tipo de cambio y los altos precios de las importaciones, el país seguirá endeudándose. Mientras, la corrupción no desaparecerá.
Roberts resalta que los gobiernos de los países deudores aceptan los programas del FMI y el saqueo de su población a cambio de ser sobornados.
“En comparación con la corrupción que está brotando en Ucrania, el gobierno anterior parecerá honesto”, asegura el analista.
“Los ingenuos que participaron en las protestas orquestadas en el Maidán lo lamentarán el resto de su vida”, concluye Roberts.
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