SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Usted decide a quién besa. Después de todo, un beso es una demostración de afecto a la persona que ha elegido para compartir su vida y por la que siente atracción, sin que los demás se crean o sientan con derecho criticarle, a rechazarle y a agredirlo.
En telenovelas, obras de teatro y en el cine, los besos entre personajes de la historia que se desenvuelve frente a nuestros ojos son, muchas veces, esperados con ansias por los espectadores, con frases que van desde las más románticas hasta las más crudas.
En las calles de República Dominicana, es común observar a parejas heterosexuales tomadas de las manos, compartiendo expresiones de cariño mutuo, a través de este acto que involucra los labios y la lengua, para estimular esa zona erógena, expuesta a la luz pública.
Estas muestras de pasión, desde luego, despiertan en algunas personas una amplia gama de reacciones: sorpresa, risas pudorosas e incluso escándalo.
Pero, ¿qué ocurre cuando son vistas parejas homosexuales realizando el mismo acto afectivo, a través del cine, la televisión o incluso en fotografías? En el mejor de los escenarios, puede producir escándalo. En el peor: agresiones verbales en contra de los actores, elevando denuestos y discursos de rechazo.
Periodistas de Acento.com.do, realizaron un sondeo para obtener la respuesta de las personas al observar a dos parejas homosexuales (lesbianas y gais) en fotografías, en la que se evidenció una tendencia casi absoluta entre los hombres a elegir la fotografía de la pareja lésbica de forma favorable, mientras que expusieron un rechazo poco menos que tajante a la imagen de la pareja gay, poniéndose de manifiesto un rechazo parcializado dependiendo del sexo.
Según explica la antropóloga social, Tahira Vargas, la reacción de los hombres se encuentra profundamente vinculada a la forma cultural en que se manejan las relaciones entre los sexos, en donde existe una mayor tolerancia a la relación entre personas de un mismo sexo cuando son de sexo femenino, que cuando son de sexo masculino.
Esto es, a su entender, debido al condicionamiento cultural del machismo y del patriarcado, y que impulsa a que el hombre tenga un mayor nivel de rechazo hacia los hombres gais que hacia las mujeres lesbianas.
“La aceptación del hombre gay, entra en cuestionamiento y en crisis con el machismo, en el que se supone que el hombre construye su masculinidad tratando de rechazar por completo todo lo que pueda significar un acercamiento a lo femenino”, revela sobre la aprobación hacia las personas del colectivo que reúne a lesbianas, gais, trans y bisexuales o LGTB.
Frases como “no quiero saber de pájaro”, o que deben ser “fusilados”, estuvieron a la orden del día, y pueden verse incluso en comentarios de los lectores, esparciendo un claro mensaje de odio hacia las personas con preferencias sexuales distintas a la “normal”,mientras que los defensores son tildados como gay o lesbiana o son acusados de conspirar en la promoción de una agenda para impulsar la homosexualidad.
“Yo soy hombre”. ¿Machismo u homofobia?
“El machismo fomenta la negación de los derechos sexuales y de equidad, y la intolerancia a las opciones sexuales distintas: a que las personas tengan derecho a optar por una relación afectivo-sexual con personas de su mismo sexo”, Tahira Vargas.
“El fenómeno de la intolerancia a las opciones sexuales está sustentado en el machismo, mientras que el machismo genera homofobia. Es decir, las culturas machistas y patriarcales, son las que más motivan la intolerancia hacia opciones sexuales diferentes”, explica Vargas sobre la forma en que podría clasificarse la respuesta masculina ante las fotografías de ambas parejas.
Según la socióloga, las manifestaciones de las personas pueden, en ciertos casos, estar condicionadas por la presión social, fenómeno que ha sido estudiado ampliamente por numerosos expertos en la conducta humana, y en donde se expresa una mayor tendencia a la intolerancia hacia las personas de un mismo sexo en el caso de los hombres con relación a los gais, que las mujeres a las lesbianas.
“Nuestra sociedad se educa para la diferencia y la desigualdad. Hay un énfasis de mantener la imagen masculina lo más inquebrantable posible, contrario a la imagen femenina, que ha ido cambiando. La sociedad patriarcal hace que el hombre tenga una imagen masculina totalmente monolítica, con poca posibilidad de la diversidad. El hecho de que un hombre tenga diferentes características en sus gestos, entra el rechazo, la discriminación y el manejo de estereotipos, incluso en las escuelas, universidades y esferas laborales”, afirma.
También, en este tipo de respuestas favorables hacia las lesbianas por parte de los hombres, puede evidenciarse en algunos casos una atracción sexual, demostrando en ese sentido, una tolerancia convenenciera o parcializada.
Asimismo, Vargas señala que este credo incentiva la postura de que el hombre y la mujer son diferentes y sin posibilidad de un “dialogo de equidad”, en el que al varón le toca una serie de roles y a la mujer otro diferente, algo que no ocurre con otras sociedades, en las que el hombre entra a formar parte de la familia en igualdad a la mujer.
Respuesta femenina.
“La actitud de un hombre siempre es más fuerte que la de una mujer. La mujer siempre es más débil y puede ceder a esto, pero dos hombres no”, expone una joven consultada, mientras rechazaba la fotografía de los dos hombres.
Sin embargo, de las mujeres, sólo una seleccionó la fotografía de su mismo sexo y ninguna la de los hombres, mientras que la opinión estuvo dividida entre el rechazo y la aceptación para ambas parejas, con tres resultados en cada caso.
Si bien las mujeres suelen criarse también dentro de un ambiente machista, existe una mayor flexibilidad entre las damas al momento de emitir una respuesta.
“Si se hace una encuesta o un estudio con las personas sobre sus relaciones afectivas te vas a dar cuenta que hay una mayor apertura a la relación con un mismo sexo, una mayor apertura a tener amigas o una persona cercana que sea lesbiana en el caso de las mujeres y hombres, que hombres con parejas gais”, asevera Vargas.
“No me molestan”.
Por otra parte, existe un grupo de la población que es más tolerante hacia las parejas homosexuales y que comprenden la necesidad de aceptar que cada persona tiene derecho a elegir a quien expresa su afecto, sin que deban ser cuestionados.
“Creo que toda persona, independientemente del sexo que haya nacido, tiene derecho a sentir amor por quien decida. Hay libertad. Creo que nacimos en una época donde cada quien decide con quien quiere estar”, indica una joven sobre las relaciones de gais y lesbianas.
Según Tahira Vargas, este cambio (gradual) hacia la tolerancia al tema de la presencia de las personas del mismo sexo con una relación afectiva, se debe a la evolución generacional de las personas, en el que los más jóvenes tienen acceso a una mayor información y poseen mayor contacto con los procesos globalizantes en cuanto a ver películas, videos, personajes de la farándula o artistas que plantean directamente su relación homosexual.
“Hay más información, contacto y apertura (en las nuevas generaciones). Lo que no pasa con las generaciones más viejas, que están culturalmente formadas para un mayor rechazo, intolerancia y homofobia”.
La aceptación, sigue teniendo un largo camino en República Dominicana, en donde actualmente, la opinión se encuentra dividida, en donde en el caso de la tolerancia hacia los homosexuales, el nivel de rechazo ronda el 60 por ciento, con un 57.7 ciento, según una Encuesta de Opinión Pública Nacional República Dominicana 2004 (Encuesta OPN-RD) sobre el tema: Ciudadanía y democracia en la República Dominicana aplicada a nivel nacional por el Instituto Nacional de Opinión Pública (INOP), publicada en enero 2006.
Mientras que, a través de una encuesta sobre Matrimonios Homosexuales, realizada por la compañía Newlink Research de Abril 2013, arrojó que el 53.9 por ciento de los dominicanos rechazan que se deba tomar medidas legales para proteger del maltrato y discriminación a los homosexuales.
De esta forma, continúan las interrogantes de si la sociedad dominicana podrá tener una mayor aceptación hacia las personas con una preferencia sexual distinta, dejando de ser considerados “ciudadanos de segunda”, brindándoles mayor inclusión estatal, en reconocimiento sus derechos sexuales, recordando en todo momento la célebre frase del abogado y político mexicano Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
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