Detroit es una ciudad en bancarrota. En julio de 2013, anunció oficialmente al mundo que no podía hacer frente a sus pagos. Desde entonces, imágenes del deterioro de la ciudad han recorrido las redes sociales y el centro urbano, otrora gran potencia automovilística, ha vivido una pérdida constante de población.
El Departamento de Aguas de la ciudad anunció en el mes de marzo que cortaría el agua a todo aquel, personas, familias, colegios o instituciones, que tuviera un retraso de 60 días en el pago de sus facturas de agua o que debiese a la ciudad más de 150 dólares. El objetivo, intentar recaudar todo el dinero que debe.
Se calcula que hasta 3.000 hogares han sufrido ya el corte de agua. Ahora, un grupo de sus ciudadanos ha decidido llevar su lucha a las Naciones Unidas. En una súplica de ayuda, el proyecto Planeta Azul, que representa a miles de personas sin acceso a agua potable, presentó un informe a Catarina de Albuquerque, representante de las Naciones Unidas sobre acceso a agua potable.
“Hay gente enferma que se ha quedado sin agua corriente y sin retretes. Gente recuperandose de operaciones que no pueden lavar ni cambiar vendas. Los niños no pueden lavarse y sus padres no pueden cocinar”, asegura la carta mandada a las Naciones Unidas. Estiman, desde la organización, que hasta 30.000 hogares se quedarán sin agua para finales de verano.
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