Pero por lo que parece, en realidad, Vladimir Putin cada vez encuentra más amigos y socios comerciales.
Y entre ellos cabe destacar uno: China.
Como se ha informado por diferentes medios, Rusia y China acordaron un pacto de cooperación económica que incluye aumentar el uso del rublo y el yuan para las transacciones comerciales, utilizando cada vez menos el dólar.
El pacto también permite a los bancos rusos crear cuentas en bancos chinos y establece disposiciones para que las empresas rusas busquen préstamos de las empresas chinas.
Por si eso fuera poco, se ha iniciado la construcción de un enorme gasoducto en Siberia, que servirá para alimentar de gas al norte de China, abriendo un nuevo mercado de suministro de energía que puede dejar muy pequeñas las demandas de la Unión Europea.
Y para rematar, tal y como informa la agencia ITAR-TASS, los Ferrocarriles de Rusia están a punto de cerrar un contrato millonario, de nuevo con China.
Los inversionistas chinos han expresado su intención de invertir 400 mil millones de rublos en la construcción de la línea de alta velocidad Moscú-Kazan.
Pero aparte de todos estos insignificates detalles, efectivamente sí, Rusia está sola y aislada… (¿alguien puede escuchar las carcajadas de Putin en la lejanía?)
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