viernes, 21 de noviembre de 2014

Manifestantes se enfrentan con policías frente al Palacio Nacional de México

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Grupos de manifestantes se enfrentaban la noche de este jueves a las fuerzas antimotines frente al Palacio Nacional, en Ciudad de México, en una tensa jornada de protestas contra el presidente Enrique Peña Nieto por la desaparición de 43 estudiantes.
Un contingente de cientos de policías antimotines mantenía amurallada la sede de Gobierno, en la emblemática plaza del Zócalo, donde utilizaron gases lacrimógenos, extintores de fuego y chorros de agua para dispersar a los manifestantes, quienes les lanzaban petardos.
En decenas de ciudades del mundo se programaron marchas, protestas y demostraciones para exigir justicia en el caso de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, Guerrero, desde el pasado 26 de septiembre.
“¡Fuera, Peña Nieto!”, “¡Renuncia!”, gritaban los manifestantes, algunos con palos y tubos, quienes no habían podido traspasar el muro que formó el pelotón de policías y las vallas metálicas que protegían el Palacio Nacional.
Resguardados por escudos, los policías se abalanzaron contra la multitud para dispersarla y obligarla a salir de la plaza, pero los manifestantes regresaban lanzando bombas molotov.
Desde temprano, decenas de miles de personas partieron en grandes marchas encabezadas por los padres de los estudiantes desaparecidos, desde tres estratégicos puntos de la capital hacia el Zócalo, pero en la noche estallaron los disturbios.
Manifestantes se enfrentaron este jueves 20 de noviembre contra los granaderos que resguardan las calles aledañas al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Cerca de 100 jóvenes autodenominados ‘anarquistas’ fueron resguardados por los policías capitalinos, tras enfrentarse en los alrededores del cruce de Calzada Ignacio Zaragoza y Boulevard Puerto.
En la mañana, encapuchados, armados con palos y tubos, se enfrentaron con bombas molotov y petardos a las fuerzas antimotines tras bloquear con llantas incendiadas una vía cerca del aeropuerto de la capital, con saldo de al menos 15 detenidos, varios policías lesionados y patrullas dañadas.
Las protestas reclaman justicia y condenan la desaparición de 43 estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa, en el sureño estado de Guerrero, el 26 de septiembre en Iguala -misma región-, tras ser atacados por policías corruptos y narcos bajo órdenes del alcalde local vinculado al cártel Guerreros Unidos.
El brutal crimen desencadenó en estos dos meses manifestaciones, con bloqueos y quemas de edificios estatales. El 8 de noviembre, un pequeño grupo trató de incendiar la puerta del Palacio Nacional.
Este jueves, miles marcharon también en Guerrero, Puebla (centro), Chihuahua (norte, fronterizo con Estados Unidos), Morelos (centro), Oaxaca (sur) y en otras regiones al grito de: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Otras marchas se celebraron en ciudades de Estados Unidos y de Latinoamérica, como en Bolivia y El Salvador. Ante las protestas de este jueves, el gobierno canceló el desfile cívico-militar que debía realizarse por la efeméride.
Según investigaciones oficiales, los policías entregaron a los estudiantes a sicarios del cártel, que los ejecutaron y quemaron en un basurero de Cocula, vecino a Iguala, y lanzaron los restos a un río.
Pero las familias aseguran que están secuestrados y exigen al gobierno la búsqueda. “Pedimos apoyo para que nos devuelvan a nuestros hijos vivos. Seguimos adelante hasta que aparezcan”, declaró a AFP Epifanio Álvarez, padre de uno de los estudiantes.
Para los analistas, México vive una de las peores crisis en décadas. “Hay mucha indignación. Lo que estamos viviendo es la punta del iceberg que nos manifiesta que por abajo las cosas están podridas”, comentó el analista Erubiel Tirado, de la Universidad Iberoamericana.
Los mexicanos han alzado la voz por el caso de los estudiantes, pero también para expresar su hartazgo por la corrupción, la penetración del narcotráfico en las instituciones -crudamente desnudada con Iguala- y la violencia.
“Ya es un problema de todo el país, nunca había pasado algo así y a Peña Nieto no le importa”, dijo Luis García, de 19 años, estudiante de la escuela de Ayotzinapa.
Más de 80.000 muertos y unos 22.000 desaparecidos deja hasta ahora la ofensiva militar iniciada en 2006 por el expresidente Felipe Calderón contra los cárteles, y continuada por Peña Nieto.
AFP

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