Presidentes de mas de cuarenta países del mundo, principalmente europeos, decidieron participar en la marcha multitudinaria convocada por el mandatario francés Francois Hollande, para repudiar el acto criminal ejecutado contra el semanario satírico CHARLIE HEBDO; acción típicamente terrorista inspirada en el fundamentalismo islámico, probablemente atizada por servicios de inteligencia estadounidense, israelí y europeos pertenecientes a una parte de los Estados que han marchado en país protestado representados por sus presidentes y funcionarios.
Entre los jefes de estado “marchantes” se ha destacado la presencia de Benjamín Netanyahu, cabecilla del Estado terrorista de Israel y autor intelectual de la reciente masacre palestina, ante a la cual la espeluznante acción contra CHARLIE HEBDO palidece.
A no pocos de los otros estadistas presentes en esa marcha lo hemos visto recientemente impulsar, respaldar o justificar otros genocidios mayores; tales como los ejecutados en la ex-Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia y diversos países de África.
El mismísimo Estado francés ha tenido inexcusables responsabilidades en crímenes de lesa humanidad y complicidades demostradas en la larga cadena de acciones terroristas encabezada por EEUU en su condición de potencia campeona en ese tipo de delito mayor contra la humanidad.
Otro reglón no menos grave han sido las culpas imperdonables de los Estados capitalistas occidentales y Japón, que han llegado a considerarse dueños del mundo, en las horripilantes masacres económicas y sociales provocadas sin piedad alguna por sus bombas financieras y sus recetas neoliberales.
En esos y en otros casos de terrorismo militar-policial y económico de gran escala –con el agravante de haber sido ejecutados por encumbradas elites militares, políticas y empresariales de naciones poderosas contra países y pueblos empobrecidos (procurando desarticular sus sociedades y disgregar otras civilizaciones)- no han tenido lugar marchas oficiales ni hemos vistos presidentes marchando contra el terror.
TERRORISMOS Y TERRORISMOS
Ese terrorismo de inmensa proporciones y de vocación global, esencial a esas potencias y sus gobernantes, es sin duda un factor generador de otros terrorismos de menor cuantía, aunque igualmente crueles.
A menudo ese tipo de reacciones aberrantes son manipuladas por grupos tipo Al Qeda y Estado Islámico, en los que ya resulta inocultable la inoculación de los cuerpos de inteligencia tipo CIA y MOSSAD, interesados en aprovechar esos hechos repudiables para “justificar” y fortalecer las actuales guerras destructivas; sembradoras de caos y destinadas a los planes imperiales de conquista, reconquista y saqueo en la periferia del sistema capitalista y en zonas fuera de control de sus centros hegemónicos.
Esto, claro está, no excluye la existencia y el accionar -también aberrante- de grupos terroristas de diferentes matrices ideológicas enfrentados a las opresiones y discriminaciones más perversas de la dominación capitalista-imperialista actual.
Sin duda, una parte de los presidentes “marchantes” -no así una gran parte del pueblo francés participante en esa marcha, sensiblemente manipulado- tienen clara sus preferencias en el accionar anti-terrorista y su determinación de favorecer el terrorismo de Estado de todos los calibres armónicos a sus propósitos de dominación; casi siempre con una fuerte carga de racismo, machismo, discriminaciones religiosas, xenofobia, desprecio y odio respecto a otras civilizaciones ubicadas en los destinos de su expoliación y saqueo; y, sobre todo, con la determinación de apoderarse de valiosos recursos naturales y áreas de vital importancia geo-estratégica.
La sed desmedida –urgente por las carencias imperiales- de oro, níquel, agua, litio, cobalto, uranio, gas natural, especies altamente rentables… se mezcla ahora mas que antes con los súper-negocios de la guerra y los intereses de los complejos industriales armamentistas, así como con el auge de la especulación financieras y las mega-trampas, los narco-negocios y las mafias de todo tipo; siempre desde una elite alucinada y hasta drogada en su loca pendiente generativa, procurando el control y la manipulación del caos en la periferia agredida y violentada.
Terrorismo impregnado de un coloniaje mucho más perverso que los anteriores.
Terrorismo, que para sus protagonistas y beneficiarios, no merece ni marchas de protesta ni condenas expresas.
Doble moral.
Hipocresía en grande.
En esta ocasión adornada con la compañía de un presidente palestino que vergonzosamente ha llevado la diplomacia al extremo de obviar la reciente masacre de su pueblo participando en un acto de simulación suprema, difundido hasta el delirio por los componentes de una omisa dictadura mediática que ha sido capaz de identificar con la paz, la libertad y la democracia los mas execrables crímenes perpetrados por la mal llamada COMUNIDAD INTERNACIONAL contra la humanidad.
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