Hace exactamente 60 años, en mayo de 1955 el servicio británico MI6 y la agencia estadounidense CIA en estricto secreto abrieron un túnel de 454 metros bajo Berlín Oriental para interceptar conversaciones soviéticas.
La operación de la creación del túnel se prolongó durante un año y costó 51 millones de dólares, en términos de dinero actual, recuerda la revista francesa ‘Slate’. El túnel se ubicaba cerca del cable establecido por las autoridades soviéticas y fue utilizado para interceptar las conversaciones de los servicios secretos de la Unión Soviética y Alemania Oriental.
No obstante, las agencias no sabían que la URSS era consciente de la creación de dicho túnel incluso antes de que la CIA aprobara finalmente la operación, gracias al doble agente del MI6 George Blake, que informó a la agencia de inteligencia soviética KGB de las intenciones de británicos y estadounidenses en 1953.
Se convirtió en un agente doble en la década de 1950 durante la Guerra de Corea. Es probable que quedara impactado durante su cautiverio en Corea del Norte, o le indignara el bombardeo de civiles por parte de los estadounidenses.
El KGB no quería perder su ‘as en la manga’ y revelar la operación encubierta de los anglosajones demasiado pronto. Por lo tanto, era necesario permitirles interceptar conversaciones de los servicios secretos soviéticos con Alemania Oriental. Como resultado, la operación duró 11 meses y 11 días hasta que los soviéticos decidieron poner fin a la misma en abril de 1956. Durante este período, las agencias de inteligencia occidentales lograron transcribir un total de 443.000 conversaciones.
Así, el deseo de preservar a George Blake permitió que una gran cantidad de información útil llegara a la CIA y el MI6. La agencia estadounidense señala que la información obtenida permitió a aprender mucho acerca de la disposición de las fuerzas de los países del Pacto de Varsovia, las tensiones en Polonia y las diferencias entre Alemania Oriental y la URSS.
RT
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