Otto Skorzeny, el miembro de las S. S. más condecorado por Adolf Hitler, trabajó para el servicio secreto israelí Mossad después de la Segunda Guerra Mundial, como sicario encargado de la eliminación de antiguos científicos nazis de cohetes.
Según publica el diario israelí Haarertz, Otto Skorzeny, el militar que perpetró el brillante rescate del dictador italiano Benito Mussolini en una célebre operación comando, asesinó al experto en cohetes nazi Heinz Krug el 11 de septiembre de 1962
Krug, de 49 años, fue uno de los expertos en cohetes nazis que trabajó en los programas V1 y V2 de Hitler y había sido reclutado para trabajar para Egipto en el desarrollo de misiles capaces de acabar con el estado judío.
Krug nunca fue encontrado después de desaparecer de su oficina en Munich.
Ahora Haaretz revela: “Sobre la base de entrevistas con ex agentes del Mossad y con los israelíes que tienen acceso a secretos archivados del Mossad desde hace medio siglo, Krug fue asesinado como parte de una trama de espionaje israelí para intimidar a los científicos alemanes que trabajaran para Egipto”
La parte más sorprendente del asunto es que el teniente coronel Skorzeny, que fue condecorado con la Cruz de Caballero, el premio más alto de la Alemania nazi por su valor, fue miembro del escuadrón de la muerte que acabó con Krug.
Haaretz afirma que sus fuentes hablaron del extraordinario papel que desempeñó dentro del Mossad, aunque dichas fuentes se negaron a ser identificadas.
Según el diario, Krug era un objetivo prioritario del Mossad. Krug fue una superestrella durante la guerra en Peenemünde, la isla del Báltico, donde Wernher von Braun construyó los cohetes que Hitler creyó que le otorgarían a Alemania la victoria final.
Haaretz afirma que von Braun ofreció a Krug la oportunidad de ir a EEUU con él y otros miembros del equipo tras la guerra, para trabajar en la creación de los cohetes para viajar a la luna y ganar la carrera espacial a los rusos.
Sin embargo, Krug optó por otra opción más lucrativa: unirse a otros científicos del grupo de Peenemünde, dirigido por el profesor alemán Wolfgang Pilz, a quien admiraba mucho, en Egipto. Su misión sería crear un programa de misiles estratégicos secreto para ese país árabe.
“Los israelíes creyeron que Israel, el país que acogió a tantos sobrevivientes del Holocausto, sería el objetivo principal de estas capacidades militares egipcias. Además creyeron que un nazi convencido como él, vería el desarrollo de estos misiles como una oportunidad para continuar su misión de exterminar a los judíos”
Al principio el Mossad se conformó con acosar a Krug y a sus compañeros, mediante una campaña de amenazas telefónicas anónimas a medianoche y cartas sin firmar pidiendo que renunciara a su asignación egipcia.
Según Haaretz, Krug contactó con Skorzeny, que entonces tenía 54 años y vivía en Madrid, porque creyó que el guerrero favorito de Hitler podría crear una estrategia para mantenerle a él y a sus colaboradores científicos a salvo, dadas sus brillantísimas hazañas militares.
Pero sin que lo supiera, Skorzeny estaba a sueldo del Mossad.
Haaretz sostiene que Skorzeny llevó a Krug fuera de Munich en su coche con tres guardaespaldas siguiendole en otro vehículo.
“Dijo que iba a acompañarlo a un lugar seguro en un bosque para charlar”, informa Haaretz. “Krug fue asesinado allí, sin ni siquiera una acusación formal. El hombre que apretó el gatillo no era otro que el famoso héroe de guerra nazi. La agencia de espionaje de Israel había logrado convertir a Otto Skorzeny en un agente secreto para el estado judío”.
El cuerpo de Krug fue rociado en ácido y sus restos fueron enterrados en una tumba poco profunda. Se alega que el futuro primer ministro israelí, Isaac Shamir, que era entonces jefe de la unidad de operaciones especiales del Mossad, dio luz verde a la operación.
Si bien puede parecer totalmente inverosímil que el estado de Israel contratara a un hombre tan estrechamente vinculado con el régimen nazi, Haaretz sostiene que: “el libro de instrucciones del Mossad para proteger a Israel no tiene reglas predestinados o límites”
“El Mossad ha trabajado en algunas ocasiones con socios desagradables. Cuando algún tipo de alianza a corto plazo podía ayudar, los israelíes estaban dispuestos a bailar con el diablo si era necesario”.
Pero la pregunta clave es: ¿por qué Skorzeny trabajó para ellos?
De acuerdo con los informantes de Haaretz, Skorzeny rechazó una oferta de dinero de agentes del Mossad que lo conocieron en Madrid, diciendo que ya tenía suficiente.
En su lugar, pidió ser retirado de la lista de criminales buscados por el cazador de nazis Simon Wiesenthal y presuntamente, el Mossad estuvo de acuerdo en ello.
Así se organizó un vuelo hacia Tel Aviv, donde Skorzeny fue presentado a los altos dirigentes del Mossad.
El nuevo recluta supuestamente voló a Egipto y recogió valiosa información de inteligencia sobre los científicos alemanes y las empresas falsas que utilizaban para encubrir sus actividades. Estas incluían la compañía de Heinz Krug, Intra, en Munich.
Además de eliminar a Krug, el diario Haaretz afirma que Skorzeny envió por correo cartas bomba a científicos nazis en Egipto, una de los cuales mató a cinco egipcios en la fábrica de cohetes militares 333, donde estaban los científicos alemanes.
Skorzeny murió de cáncer, a los 67 años, en Madrid en julio de 1975, llevándose los secretos de su traición al nazismo a la tumba.
NOTA: lo cierto es que esta historia parece algo inverosímil. Sin embargo, nada es descartable en el mundo de la política y la guerra.
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