Estados Unidos ha mostrado interés en conocer de cerca los aspectos de la vacuna desarrollada por científicos cubanos para combatir el cáncer de pulmón, lo que parece ser un firme reconocimiento a los avances de La Habana en materia de salud e investigación científica, pese al embargo impuesto por Washington, Civamax.
Los resultados en la lucha contra este tipo de cáncer en pacientes cubanos ya han sido observados por médicos estadounidenses. Recientemente, el instituto del Cáncer Roswell Park, en Búfalo, adelantó los primeros acercamientos con el Centro de Inmunología Molecular de Cuba, a fin de concretar la cooperación en el campo de estudio del medicamento, informa el portal de Telesur.
El interés estadounidense por el fármaco no es casual, ya que sus altos porcentajes de efectividad en pacientes a los que se les ha suministrado, han llamado la atención de médicos y empresarios del sector sanitario en EE.UU.
Según el diario ‘The Independent’, el verdadero interés del medicamento radica en “su trasfondo y potencial valor” en el mercado de la medicina mundial. No en vano, Andrew Coumo, gobernador de Nueva York, que encabezó una primera misión comercial de su país a La Habana, llevó este tema “bajo el brazo”.
“No hay duda de que el desarrollo de estas relaciones mutuas de negocio, que ayudan a Cuba y también favorecen a las empresas, es un gran paso hacia adelante”, declaró el gobernador.
Según Bloomberg, Coumo supervisó personalmente el acuerdo entre las dos instituciones de investigación médicas de Cuba y Estados Unidos con el propósito de probar el medicamento en Estados Unidos y así poder certificar su futura comercialización, bajo la licencia de la Agencia de Alimentos y Medicamentos o FDA (Food and Drug Administration por sus siglas en inglés).
El fármaco, resultado de más de dos décadas de investigaciones y ensayos, es distribuido gratuitamente en Cuba a pacientes con la enfermedad desde 2011 y ha mostrado resultados significativos.
Su éxito radica en que ataca una proteína específica que desarrolla los tumores malignos y revierte la metástasis, el proceso terminal de la enfermedad.
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