lunes, 25 de julio de 2016

Miles de personas rechazan en Turquía la deriva autoritaria tras el fallido Golpe

Una marea de banderas rojas cubría este domingo la céntrica plaza de Taksim en Estambul, con decenas de miles de personas condenando el fallido golpe militar del 15 de julio, pero también pronunciándose contra toda deriva represiva del Gobierno.
Aparte de “Turquía laica” se oía el grito “Taksim en todas partes, en todas partes resistencia”, el lema de las manifestaciones antigubernamentales del parque Gezi en 2013, las últimas que se han podido celebrar en la plaza hasta este domingo.
“Es la primera vez que podemos manifestarnos en Taksim en tres años y estamos muy felices, es la democracia, estamos en contra del golpe y a favor de las libertades”, aseguraba el joven arquitecto Can, asiduo de las protestas de Gezi.
“Es un día histórico, la plaza está más abarrotada que nunca, quizás más incluso que en las protestas de Gezi”, dijo otro manifestante. “Si queremos hacer de Turquía un país democrático, lo tendremos que hacer todos juntos. No queremos golpes, no queremos dictaduras. Estamos contra todo tipo de autoritarismo, venga con uniforme o venga como civil”, agregó.
“No al golpe” era la frase más frecuente en las señales que enarbolaban los manifestantes, pero también “La soberanía incondicional pertenece a la nación”, el lema del Parlamento turco, en una velada oposición a los planes presidencialistas del jefe del Estado, Recep Tayyip Erdogan. Los seguidores de Erdogan llevan desde la misma madrugada del golpe ocupando Taksim noche tras noche, tal y como les ha pedido el Gobierno para “evitar futuros golpes”, y el presidente se dirige a ellos casi cada noche a través de las inmensas pantallas instaladas en la plaza.
Pero los manifestantes de este domingo tenían muy poco en común con los de las noches anteriores, que en su mayoría eran hombres jóvenes y familias, con las mujeres utilizando en su mayoría el velo islamista habitual en el AKP, o incluso el ‘niqab’ saudí.
Entre los manifestantes había igual número de hombres que de mujeres, casi ninguna de ellas velada. “Compartimos ser antigolpistas, nos encontramos en la defensa de la democracia, pero ellos sólo piensan en su propia democracia, son más nacionalistas y más religiosos”, opinaba Can en referencia a los seguidores de Erdogan.
“Para ellos, la democracia es votar cada cuatro años, no piensan en los derechos fundamentales, y nosotros sí”, añadía la ingeniera Figen, que tampoco ha acudido a las manifestaciones de las noches pasadas, en las que incluso se ha pedido reintroducir la pena de muerte, algo que horroriza a los dos jóvenes.
“No tengo mucho en común con ellos”, admitía también Rahsan, otra manifestante que ha evitado mezclarse los días anteriores con quienes claman a favor de la democracia siguiendo las consignas del Gobierno. “Soy del otro cincuenta por ciento”, consideraba, en alusión a los votantes de Erdogan que el propio presidente ha definido a menudo como “el 50 por ciento de la nación”.
EFE

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