El asesinato tuvo lugar en California y desató nuevamente protestas en contra de la violencia policial en contra de las minorías étnicas.
Alfred Olango, afrodescendiente radicado en El Cajón, San Diego, California, murió este martes luego de recibir varios disparos por parte de agentes de la policía.
Medios estadounidenses reseñan que los policías dispararon contra la víctima por actuar “de manera irregular” en un suburbio de la ciudad. Las autoridades recibieron una llamada desde un restaurante local alertando de la presencia de un hombre “fuera de sí” que caminaba entre el tráfico.
Olango, un hombre de unos 30 años y de raza negra, fue ingresado de urgencia en un hospital cercano, donde murió horas más tarde. El responsable policial en el Cajón, Rob Ransweiler, explicó que la víctima no atendió a las instrucciones que recibió por parte de los agentes, y en lugar de poner las manos en alto, las mantuvo en sus bolsillos.
De acuerdo con la versión de los oficiales, cuando el policía iba a emplear una Taser (pistola eléctrica), el hombre “sacó rápidamente un objeto” y por la posición de sus manos y del resto de su cuerpo, “dio la impresión de que agarraba un arma de fuego”, lo que provocó la respuesta de los policías en forma de disparos.
Poco después de que se produjera el tiroteo, unas 200 personas se concentraron para protestar frente a la comisaria de El Cajón, situada a las afueras de San Diego, con un 6% de su población negra, según las cifras del censo de 2010. La localidad se ha convertido en el hogar de muchos refugiados que huyeron de Irak y, recientemente, Siria.
Este caso ocurre apenas una semana después de los fuertes disturbios que se registraron en Charlotte (Carolina del Norte) luego de la muerte de otro afrodescendiente a manos de la policía.
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