Alemania está en alerta máxima después de que dos bombas fueran detonadas en la ciudad oriental de Dresden.
Una fue detonada en la entrada a una mezquita local y la otra en los exteriores de una sala de congresos. En ambos casos, la policía calificó los ataques de “crímenes de odio”. Nadie resultó herido en las explosiones.
La policía alemana lleva advirtiendo desde hace tiempo que los neonazis en Alemania han estado formando células paramilitares bien armadas; el temor ahora es que estos ataques puedan ser los precursores de una campaña terrorista mucho mayor.
“A pesar de que hasta el momento nadie se ha hecho responsable, creemos que hay motivaciones xenófobas detrás de estos crímenes”, dijo el jefe de la policía de Dresden, Horst Kretzschmar.
“También vemos una conexión con las ceremonias del Día de la Unificación que tendrán lugar este fin de semana”, en las que se celebra el aniversario de la reunificación de las dos Alemanias, tras la caída del comunismo en 1989.
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