El rapero catalán Pablo Rivadulla, conocido con el nombre artístico de Pablo Hásel, fue condenado a dos años y un día de prisión, y a multas de 24.300 euros, por el contenido de sus canciones y sus mensajes en las redes sociales.
Dos jueces de la Audiencia Nacional votaron a favor de la condena por “enaltecimiento del terrorismo con el agravante de reincidencia, e injurias y calumnias a la Corona”, mientras que el tercer juez -una magistrada- pidió la absolución del artista al “encajar los hechos en la libertad de expresión”.
Si el Tribunal Supremo confirma la condena, el rapero quedará detenido porque cuenta con antecedentes, también en relación con el contenido de canciones. De acuerdo a la sentencia, las publicaciones de Hásel implican “una actuación conjunta, dirigida contra la autoridad del Estado en sus múltiples formas, menospreciando y denigrándolos personalmente y en conjunto, aludiendo a la necesidad de ir más allá en un comportamiento violento, incluso con la utilización del terrorismo”.
“Me han condenado a 2 años y otro de pena-multa, es decir, 3 años. Se suman a los 2 que ya tengo por canciones contra el régimen. Pasaré 5 años preso por delitos de opinión, pero jamás claudicaré. Jamás, fascistas de mierda”, escribió el rapero en Twitter.
La Audiencia Nacional de España condenó a Hásel por 64 tuits y una canción que publicó en Youtube, en la que llamaba “canalla”, “borracho” o “tirano” al rey emérito, Juan Carlos I, y llegaba a desear la guillotina para la Infanta Cristina.
En relación a los delitos de calumnias e injurias a la Corona, Hásel escribió en enero de 2016 un tuit en el que decía: “los amigos del reino español bombardeando hospitales, mientras Juan Carlos se va de putas con ellos”.
La jueza que votó su absolución, Manuela Fernández de Prado, consideró que la actuación encaja dentro de la libertad de expresión. Los mensajes “contienen una crítica ácida pero no superan los límites de la libertad de expresión”, y debe tenerse en cuenta que se trata de una manifestación artística.
Hace diez días, otro rapero corrió la misma suerte. El mallorquín José Miguel Arenas Beltrán, alias Valtonyc, fue condenado por el Tribunal Supremo español a tres años y medio de cárcel en su contra también por delitos de enaltecimiento e injurias y amenazas a la monarquía a raíz del contenido de sus canciones.
El caso de Valtonyc provocó indignación en el mundo artístico y cultural español, que denunció el creciente clima de persecución a los artistas por sus opciones políticas.
Agencias
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