lunes, 24 de enero de 2011

Túnez y Cuba: el doble rasero mediático y político


La reciente revolución que ha derrocado al gobierno de Túnez nos da pie para analizar el doble rasero de los grandes medios en función del país sobre el que informan.
Jose Manzaneda / Cubainformación.tv 
José Manzaneda, Coordinador de Cubinformación.- La reciente revolución que ha derrocado al gobierno de Túnez nos da pie para analizar el doble rasero de los grandes medios en función del país sobre el que informan.
El escritor Santiago Alba Rico nos recuerda un estudio de medios del año 2005, que compara el tratamiento informativo sobre Túnez y Cuba por parte de los principales diarios españoles (1). De enero a junio de aquel año, por ejemplo, el periódico El Mundo, en sus ediciones digitales, publicó 5.162 textos sobre Cuba, casi todos ellos acerca de aspectos problemáticos de la cotidianidad del país y cargados de condenas a la acción del gobierno local, aunque ninguno relacionado con conflictos políticos y sociales de gravedad. Por el contrario, sobre Túnez, solo publicó 658 noticias, 8 veces menos que sobre Cuba, ninguna sobre sus problemas sociales y casi la totalidad acerca del campeonato mundial de balonmano celebrado aquel año. El diario El País publicó 618 noticias relacionadas con Cuba, en la misma línea de destacar problemas y contradicciones sociales, por 199 sobre Túnez, pero en este caso todas sobre turismo o el citado mundial de balonmano.
El periodista Pascual Serrano nos recuerda que, mientras los citados diarios siguen plagando sus escritos con términos despectivos hacia Cuba, como “dictadura” o “régimen”, en rara ocasión los han aplicado en sus noticias sobre Túnez (2). A sus lectores apenas les han llegado, en estos años, las denuncias sobre las graves violaciones de derechos humanos en dicho país africano. Mientras, son saturados con las apariciones de los llamados “disidentes” cubanos, cuyas acusaciones contra su gobierno, aunque no vayan acompañadas de pruebas, son sistemáticamente convertidas en noticia.
La docilidad de los medios con el depuesto gobierno de Túnez es proporcional a la complicidad que han tenido con él, durante décadas, otros factores de poder mundial.
El último informe del Banco Mundial sobre Túnez, por ejemplo, alababa el modelo económico del depuesto gobierno (3). Un modelo que, finalmente, ha conducido a una explosión social debido al desempleo, la pobreza y los altos precios de los productos básicos. Pero mientras el Banco Mundial ha otorgado, durante años, millonarios préstamos a Túnez, no ha entregado un solo dólar a Cuba. La razón, al margen del derecho a veto que, en la práctica, tiene EEUU en dicha institución, es que la Isla se niega a cumplir los paquetes de ajuste estructural de corte neoliberal que Túnez sí cumplía a la perfección. A pesar de todo, sin préstamos y bloqueada, Cuba mejora cada año sus índices de desarrollo humano (4).
Gobiernos de las grandes potencias condenan año tras año la acción de gobierno y el sistema económico de Cuba, y presionan sin cesar para derrocarlo. A pesar de ello, no se aprecian en este país síntomas graves de ruptura social, y los problemas económicos de la Isla se están abordando públicamente en decenas de miles de asambleas ciudadanas, en un ejercicio democrático sobre el que los medios internacionales apenas informan (5). Las denuncias de la Unión Europea, por ejemplo, sobre una supuesta “represión” en Cuba causan perplejidad si comparamos la actuación de la policía cubana con la de tantos lugares de Europa (6), o si contemplamos el silencio europeo, durante estos años, ante los crímenes de la policía tunecina. La Unión Europea, por ejemplo, aprobó en 1996 la llamada Posición Común hacia Cuba, que incluye condicionamientos políticos y económicos de todo tipo para poder llegar a cualquier acuerdo con la Isla (7). En 1998, sin embargo, la Unión Europea llegaba a un acuerdo de asociación con Túnez, sin condición alguna a cambios internos (8).
Es el doble rasero de medios, potencias e instituciones financieras, cuyas presiones y condenas a determinados gobiernos poco tienen que ver con un supuesto impulso de la democracia y los derechos humanos, y bastante más con la docilidad o firmeza de dichos gobiernos frente a los intereses económicos y políticos de los grandes factores de poder mundial.

cubainformacion.tv

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