Los que se han alzado contra la dictadura de Gadafi han rechazado expresamente la intervención extranjera
El pueblo que se ha levantado en Libia contra la dictadura de Gadafi, ampliamente apoyada por la Comunidad Internacionalhasta hace pocos días, ha rechazado la intervención extranjera en la crisis de su país, expresando que serán ellos quienes echen a Gadafi del poder.
En los últimos días, sobre todo desde el Reino Unido y EEUU, se ha comenzado a vislumbrar la posibilidad de invadir militarmente Libia en el marco de la OTAN, para derrocar a Gadafi e imponer un nuevo dirigente que mantenga los privilegios de las empresas privadas sobre el petróleo y el gas del país norteafricano de la misma manera que el actual líder libio. Sin embargo, la oposición libia ha rechazado esta posibilidad.
La mayoría de las ciudades del país han sido tomadas por los rebeldes, los cuales han empezado a organizarse uniéndose en el Consejo Nacional con el que dirigir el proceso de transición. Incluso en Zawiya, a 50 kilómetros de la capital libia, Trípoli, ya ondea la bandera de la oposición. La conquista de esa ciudad ha causado 15 muertos.
Los ciudadanos que se han levantado contra Gadafi han confiscado armas en numerosos cuarteles policiales y militares, protagonizando duros enfrentamientos con el ejército -dividido entre el apoyo a la dictadura o al pueblo alzado- y con los miles de mercenarios contratados por el régimen libio para aplastar las revueltas en su contra. Producto de estos enfrentamientos y de la represión de Gadafi más de 100 000 personas han emigrado a Túnez y a Egipto según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Esta independencia de los rebeldes frente a potencias extranjeras, contradice a quienes los acusan de estar financiados por la CIA, para favorecer el régimen de Gadafi, el cual ya ha vendido los recursos hidrocarburos a manos privadas.
Incluso los rebeldes, integrantes de la Coalición Revolucionaria 27 de Febrero, han rechazado las estrategias de los ministros libios que han renunciado recientemente a sus cargos, pero que se han mantenido décadas apoyando las acciones del régimen de Gadafi.
Mientras tanto, portavoces oficiales de las autoridades libias han expresado que la represión que ha provocado un saldo de entre 600 y 2000 muertos -de la cual no hay testimonios gráficos- no ha sido ordenada por ellos, no ha sido ordenada por Gadafi ni ningún otro responsable del gobierno. Además se ha producido un anuncio por el cual Gadafi llama oficialmente a que no se reprima a sus opositores.
Sin embargo, las declaraciones de un corresponsal de la cadena qatarí Al-Jazeera contradicen la voluntad pacífica del líder norteaficano, ya que ha expresado que incluso las ambulancias que circulan por Trípoli van llenas de mercenarios, que se obligan a los ciudadanos a firmar documentos por los cuales se establece que sus hijos o hijas murieron a manos de manifestantes opositores.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que no sancionó otras represivas y sangrientas dictaduras como la de Hosni Mubarak en Egipto, la de Ben Alí en Túnez, la de Pepe Lobo en Honduras o la de Mohammed VI en Marruecos, ha tomado una serie de medidas contra la de Gadafi en Libia. Entre las sanciones se encuentran un embargo de armas, la prohibición de que Gadafi y otras 21 personas de su círculo social íntimo salgan del país, la congelación de sus cuentas y la investigación penal de posibles crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados en Libia por la dictadura.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el único organismo de la ONU que puede obligar a los gobiernos a cumplir con sus decisiones, las cuales pueden ser vetadas por cualquiera de sus 5 miembros permanentes: Estados Unidos, Francia, Rusia, China e Inglaterra. Este organismo tiene otros 10 miembros que son temporales -2 años-. Actualmente son Bosnia y Herzegovina, Brasil, Colombia, Gabón, Líbano, Nigeria, Alemania, India, Portugal y Sudáfrica.
En los últimos días, sobre todo desde el Reino Unido y EEUU, se ha comenzado a vislumbrar la posibilidad de invadir militarmente Libia en el marco de la OTAN, para derrocar a Gadafi e imponer un nuevo dirigente que mantenga los privilegios de las empresas privadas sobre el petróleo y el gas del país norteafricano de la misma manera que el actual líder libio. Sin embargo, la oposición libia ha rechazado esta posibilidad.
La mayoría de las ciudades del país han sido tomadas por los rebeldes, los cuales han empezado a organizarse uniéndose en el Consejo Nacional con el que dirigir el proceso de transición. Incluso en Zawiya, a 50 kilómetros de la capital libia, Trípoli, ya ondea la bandera de la oposición. La conquista de esa ciudad ha causado 15 muertos.
Los ciudadanos que se han levantado contra Gadafi han confiscado armas en numerosos cuarteles policiales y militares, protagonizando duros enfrentamientos con el ejército -dividido entre el apoyo a la dictadura o al pueblo alzado- y con los miles de mercenarios contratados por el régimen libio para aplastar las revueltas en su contra. Producto de estos enfrentamientos y de la represión de Gadafi más de 100 000 personas han emigrado a Túnez y a Egipto según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Esta independencia de los rebeldes frente a potencias extranjeras, contradice a quienes los acusan de estar financiados por la CIA, para favorecer el régimen de Gadafi, el cual ya ha vendido los recursos hidrocarburos a manos privadas.
Incluso los rebeldes, integrantes de la Coalición Revolucionaria 27 de Febrero, han rechazado las estrategias de los ministros libios que han renunciado recientemente a sus cargos, pero que se han mantenido décadas apoyando las acciones del régimen de Gadafi.
Mientras tanto, portavoces oficiales de las autoridades libias han expresado que la represión que ha provocado un saldo de entre 600 y 2000 muertos -de la cual no hay testimonios gráficos- no ha sido ordenada por ellos, no ha sido ordenada por Gadafi ni ningún otro responsable del gobierno. Además se ha producido un anuncio por el cual Gadafi llama oficialmente a que no se reprima a sus opositores.
Sin embargo, las declaraciones de un corresponsal de la cadena qatarí Al-Jazeera contradicen la voluntad pacífica del líder norteaficano, ya que ha expresado que incluso las ambulancias que circulan por Trípoli van llenas de mercenarios, que se obligan a los ciudadanos a firmar documentos por los cuales se establece que sus hijos o hijas murieron a manos de manifestantes opositores.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que no sancionó otras represivas y sangrientas dictaduras como la de Hosni Mubarak en Egipto, la de Ben Alí en Túnez, la de Pepe Lobo en Honduras o la de Mohammed VI en Marruecos, ha tomado una serie de medidas contra la de Gadafi en Libia. Entre las sanciones se encuentran un embargo de armas, la prohibición de que Gadafi y otras 21 personas de su círculo social íntimo salgan del país, la congelación de sus cuentas y la investigación penal de posibles crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados en Libia por la dictadura.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el único organismo de la ONU que puede obligar a los gobiernos a cumplir con sus decisiones, las cuales pueden ser vetadas por cualquiera de sus 5 miembros permanentes: Estados Unidos, Francia, Rusia, China e Inglaterra. Este organismo tiene otros 10 miembros que son temporales -2 años-. Actualmente son Bosnia y Herzegovina, Brasil, Colombia, Gabón, Líbano, Nigeria, Alemania, India, Portugal y Sudáfrica.
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